El personaje

Echenique: taimado, vengativo y lleno de resentimiento

El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso ha cruzado todas las líneas al incitar a la violencia

Echenique
EcheniquePlatónIlustración

Ha cruzado todas las líneas rojas al incitar a la violencia. En una actuación llena de vileza el portavoz en el Congreso de Unidas Podemos, Pablo Echenique, reaccionó a favor de los graves disturbios acaecidos esta semana en Madrid y Barcelona en protesta por el ingreso en prisión del rapero Pablo Hasel. Lejos de calmar los ánimos este radical argentino animó a “los jóvenes antifascistas a defender la justicia y libertad de expresión”, y colmó de injurias a la Policía. En un gesto de su peculiar humanidad lamentó el ojo perdido de una manifestante en Cataluña, pero ignoró el salvaje lanzamiento de adoquines, piedras y toda clase de objetos contra los sufridos agentes de las Fuerzas de Seguridad. Una posición indigna de un político que confunde la libertad de expresión con el enaltecimiento del terrorismo y alienta los altercados callejeros. Es la suya una manera de calentar a los agitadores, incendiar la calle y despreciar a los pobres comerciantes que ven ateridos la destrucción de su negocio. El diputado morado es claramente un vergonzante provocador, un instigador de los violentos.

Algunos ministros y dirigentes del PSOE sospechan que los disturbios están planificados por Podemos para presionar a Pedro Sánchez sobre su posición en las leyes más radicales como la reforma del Código Penal, las pensiones, el control de los medios de comunicación o la ley de transexuales elaborada por la ministra de Igualdad, Irene Montero, y despreciada por la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Lo cierto es que tras estos jóvenes antisistema, muy violentos, se esconde la mano podemita dado el silencio pavoroso de Pablo Iglesias y su formación para condenar los disturbios. El clamor en el gobierno y entre los “barones” socialistas fue tal que el presidente Sánchez, después de tres días de silencio, hubo de salir a la palestra en Mérida y condenar los altercados. Algo que tanto Iglesias como sus fieles lebreles, Rafa Mayoral, Irene Montero y Pablo Echenique se han pasado por el arco de triunfo. Su apoyo al rapero Hasel, un niñato de papá con antecedentes familiares franquistas, no es más que una tapadera para advertir a Sánchez y sus ministros más ortodoxos. “La calle es nuestra”, amenazan los podemitas.

Las posiciones radicales y los insultos a las Fuerzas de Seguridad no son nuevos en el portavoz de Unidas Podemos, y así lo atestiguan sus intervenciones en el Congreso de los Diputados. Pablo Echenique Robba nació en Rosario, Argentina, pero cuando tenía trece años se trasladó a España con su madre Irma y su hermana Analía. Personaje algo siniestro, padece desde que era apenas un bebé atrofia muscular espinal, una enfermedad degenerativa que le provoca discapacidad motora, le ata a una silla de ruedas y, según él, les obligó a emigrar y cruzar el charco. Esta triste condición no le aumenta su humanismo, sino que aviva su odio. Antiguos dirigentes críticos de Podemos, ahora ya fuera de la formación, le sufrieron como secretario de Organización y le califican como “un hombre vengativo, taimado y lleno de resentimiento”. Echenique saca partido de su discapacidad cuando le conviene y se define como “un poco cascao”. Desde su entrada en Podemos, ha sido el “brazo armado” en el núcleo duro de Pablo Iglesias.

A su llegada a España se instaló en Zaragoza, por dónde es diputado, y se licenció en Ciencias Físicas, con especialidad en Biocomputación y Sistemas Complejos. Fue en la Universidad dónde conoció a su mujer, la venezolana María Alejandra Nelo Bazán, que se presenta en su perfil como “trabajadora social”. Se casaron en agosto de 2012 y lanzaron bromas en Twitter anunciando que iban a tener un hijo, pero lo cierto es que no lo tienen. La pareja vive en un piso bajo en el centro de Madrid en compañía de sus dos perros. Por su formación de físico y experto en computadoras Pablo Echenique es un gran activista en las redes sociales y sus mensajes radicales son muy frecuentes. Su aval a los disturbios callejeros sigue coleando, dado que lejos de rectificar ha vuelto a incidir en la misma idea de defender a los violentos y atacar sin rubor a la Policía. Los críticos de Podemos le consideran el cerebro de las algaradas callejeras y uno los muñidores de los asuntos turbios en las asambleas de Vistalegre .

Cuando vivía en Aragón militó brevemente en Ciudadanos hasta que conoció al fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, y a Pablo Iglesias en un Círculo de discapacidad. Entró en el partido morado desde su creación, en enero de 2014, y desde entonces forma parte del núcleo duro de Iglesias. Los críticos aseguran que tuvo mucho que ver con la salida de históricos de la formación morada como Íñigo Errejón o Carolina Bescansa. Personaje raro, introvertido y autoritario, es un fiel escudero de Pablo Iglesias, cuyas órdenes ejecuta sin balbucear en el Congreso. Conocidos son sus exabruptos contra la Monarquía y su apoyo a las leyes más radicales como el salario mínimo, sacar del Código Penal los delitos de enaltecimiento del terrorismo, las normas de transexuales y la ley de la vivienda. Pablo Echenique participó en las negociaciones con el PSOE para fraguar el gobierno de coalición social-comunista, pero ahora pivota la oposición contra algunos ministros del Gobierno y respalda los disturbios.

El tiempo dirá si esta unión de conveniencia salta por los aires o si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se mantienen en pareja por su propio interés. “El poder apega mucho”, dicen los socialistas en prueba de que la moqueta de Moncloa gusta mucho también a los comunistas. De momento, Pablo Echenique ha añadido más gasolina al fuego, mientras varios ministros reconocen que “se muerden la lengua”. Algo que este argentino poco respetuoso con la libertad, la seguridad y el Estado de Derecho no hace nunca. Su artillería está en marcha.