El polvorín de ETA

Las armas del horror: del asesinato de Los Becerril a Hipercor

Moncloa organiza un show con apisonadora incluida para la destrucción de las armas de ETA

Vista de los de varios centenares de armas incautadas en décadas pasadas a las bandas terroristas ETA y GRAPO antes de ser destruidas
Vista de los de varios centenares de armas incautadas en décadas pasadas a las bandas terroristas ETA y GRAPO antes de ser destruidasChema MoyaEFE

La orden partió hace tiempo de la Audiencia Nacional. Esta mañana, en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han sido destruidas, en las instalaciones de la Guardia Civil de Valdemoro, 1.397 armas que fueron utilizadas por ETA, la mayoría, y los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO). Es un hecho sin precedentes, por la utilización de una apisonadora, ya que, normalmente, se mandan directamente a la fundición con la sola presencia de los agentes encargados de la verificación. Se trata de escenificar con fines mediáticos lo que es una actuación habitual de la Benemérita.

Entre las armas, están las utilizadas por el «comando Andalucía» para asesinar, el 30 de enero de 1998 al concejal del PP de Sevilla, Alberto Jiménez Becerril, y su esposa, Ascensión García. Hay quienes piensan que, como ha ocurrido con otras, estas pistolas, por la relevancia histórica del hecho criminal, podrían haber ido al Museo de la Benemérita, cuerpo que desarticuló, en una brillante operación, a la célula etarra.

Los autores del crimen, detenidos y condenados, fueron los pistoleros Mikel Azurmendi y José Luis Barrios, que forman parte del grupo de presos que han obtenido beneficios penitenciarios y han sido acercados por el Ministerio del Interior a cárceles próximas al País Vasco. En concreto, los dos cumplen condena ahora en la prisión de Zuera, en Zaragoza.

Asimismo, entre las armas están las que tenían los integrantes del «comando Barcelona», que cometió la matanza de Hipercor: Domingo Troitiño, Josefa Ernaga y Rafael Caride, estos dos últimos ya en libertad. Y las «comando Txirrita», integrado por Mikel San Argimiro, Balbino Sáez e Imanol Miner, que colocaron el 1 de mayo de 2002 un coche-bomba en el estadio Santiago Bernabéu antes del partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Barcelona.

El hecho de que el acto sea encabezado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha suscitado polémica entre algunas asociaciones de víctimas que, o bien no han asistido, como es el caso de Dignidad y Justicia, o si lo hacen, como la AVT, es en homenaje a las Fuerzas de Seguridad, las grandes protagonistas de la incautación de dichas armas.

La presencia de Pedro Sánchez, en un acto al que se le quiere dar la mayor publicidad, con invitación a representantes de otras instituciones y cuerpos policiales, ha sido interpretada en los citados medios como una manera de contrarrestar las críticas por la política penitenciaria del Gobierno a favor de los presos de ETA derivada de los pactos con Bildu.

Lo que podría haber sido un acto de destrucción de armas, como los que realiza habitualmente la Guardia Civil todos los años en las distintas comandancias (las armas se llevan directamente a la fundición), se ha convertido en una convocatoria institucional en la que se pretende escenificar la derrota, en el plano operativo, de ETA y de los GRAPO. Sin embargo, según ha podido saber este periódico, no se tenía previsto revelar qué crímenes fueron cometidos por esas armas.

En cualquier caso, las armas, parte de las cuales han sido aplastadas por una apisonadora y después enviadas a la fundición, han pasado ya su recorrido judicial; de ahí, la orden de la Audiencia Nacional y, por lo tanto, su conservación no tiene ninguna utilidad salvo que a algunas se las hubiera destinado a un museo, por haber sido utilizadas en crímenes de especial relevancia.

El acto ha sido impulsado por el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo. Su director, Florencio Domínguez, ha explicado a LA RAZÓN que la destrucción de estas armas estaba ordenada desde 2016 y que se ha organizado ahora este acto simbólico, ya que a las organizaciones terroristas prefieren la destrucción en secreto (como hizo el IRA) y no que se escenifique su derrota.

La presencia del presidente del Gobierno se debe a que encabeza la Fundación del Centro y se ha invitado a anteriores jefes del Ejecutivo, cuya asistencia no ha sido confirmada.

En el acto, las armas estaban cubiertas por una lona y se ha invitado a representantes de las víctimas para que la descubran. La apisonadora ha pasado por encima de una parte de ellas y el conjunto será enviado a una fundición para su destrucción total.

Asimismo, han sido invitados, además de las víctimas, representantes de los funcionarios de prisiones, de las Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía, Guardia Civil, Ertzaintza, Mossos, Policía Foral...) e instituciones políticas.

Con respecto a la no identificación de las armas y su vinculación con crímenes concretos, Domínguez explica que se consultó con los familiares de las víctimas afectadas. Un modelo de cada arma de las utilizadas por las bandas terroristas ha quedado en poder del Memorial a efectos de su conservación histórica.

No es la primera vez que Sánchez asiste a actos simbólicos de este tipo, como ya hizo con la entrega de miles de documentos de ETA remitidos en su momento por el Estado francés.

El Ministerio del Interior ha precisado que en total serán destruidas 1.377 armas completas y 19 piezas fundamentales (697 pistolas; 172 revólveres; 274 subfusiles; el resto son fusiles de asalto, rifles de precisión y escopetas de ánima lisa), que permanecían bajo custodia de la Intervención de Armas de la Comandancia de Madrid de la Guardia Civil.

Fueron intervenidas a comandos terroristas de ETA y del PCE(r)-GRAPO en operaciones policiales desarrolladas en España, sujetas a sumarios instruidos por los distintos juzgados centrales de la Audiencia Nacional entre 1977 y 2005. En septiembre de 2016, la Sala de Gobierno de este órgano judicial dictó una resolución en la autorizó la destrucción de todo este armamento.

No serán destruidas ahora las armas aún sujetas a procedimientos judiciales todavía en instrucción en la Audiencia Nacional o las entregadas por las autoridades francesas en febrero de 2018, que formaban parte de una cincuentena de procedimientos judiciales instruidos en ese país entre 1999 y 2009 .

Además del «comando Andalucía», figuran las incautadas a las infraestructuras de ETA en Navarra, Barcelona, Donostia-San Sebastián, Vizcaya y Madrid, desarticuladas en diferentes fechas a lo largo del tiempo, en el que sucedieron comandos con distintas denominaciones, en las que se intervino en conjunto un número muy importante de armas.

Asimismo, las del «comando Motrico», en 1978; «comando Donibane», en 1981; «comando Pepe Barros», en 1984; «comando Olloki», en 1986; «comando Txalupa», en 1987; «comando Txarito, en 1988; «comando Lambroa», en 1994; «comando Sugoy», en 1996; «comando Galizia», en 1996, y «comando Bakartxo», en 2002.

Respecto al armamento intervenido al PCE(r)-GRAPO , el 10 por ciento del total, destacan las pistolas STAR, 9 mm, o los revólveres ASTRA incautados a esta organización terrorista en distintas operaciones policiales desarrolladas en Madrid, Barcelona y Santiago de Compostela.