Tensión en el Gobierno

La difícil coexistencia del bloque de la investidura

Malestar con Moncloa por la «pérdida de rumbo» y falta de contacto. Un balance que convierte a Podemos en prescindible

Intervención de todos los socios del Gobierno el pasado mes de julio en contra del presunto espionaje al president del Parlament, Roger Torrent
Intervención de todos los socios del Gobierno el pasado mes de julio en contra del presunto espionaje al president del Parlament, Roger TorrentMariscalAgencia EFE

1 de junio de 2018. Hasta ocho grupos parlamentarios hacen historia política en España. Diferentes partidos de izquierda –soberanistas y nacionalistas– Unidas Podemos, ERC, Bildu, PDeCAT, PNV, Compromís y Nueva Canarias unieron sus votos al PSOE para derrocar el Gobierno de Mariano Rajoy. Supuso la primera moción de censura aprobada en la historia democrática y se saldó con un resultado que parecía predeterminar el futuro político de España. 180 votos a favor que aúpan a Pedro Sánchez a La Moncloa. El llamado bloque de «la moción de censura» echa a andar y casi dos años después se convierte en el sostén del primer Gobierno de coalición desde la Segunda República.

En diciembre de 2020, el bloque –ahora llamado «de la investidura»– parece consolidarse con 189 diputados propiciando el oxígeno necesario a la Moncloa para encauzar la legislatura de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias al avalar los Presupuestos Generales del Estado, gracias al sí de ERC, PNV, Bildu, Más País, Compromís, Teruel Existe, Nueva Canarias, PRC y BNG. A la par, con estos resultados, los morados ven reforzado su peso en Moncloa y se alzan como interlocutores principales del bloque de izquierdas.

Dos meses después la ecuación política comienza a resentirse justo en el momento en el que la convivencia en Moncloa entre PSOE y Unidas Podemos se vuelve insostenible. Incluso ya el socio minoritario no descarta decir «hasta aquí hemos llegado» si sigue dificultándose el cumplimiento del acuerdo de coalición. La tensión en el seno del Consejo de Ministros tiene su réplica en el Congreso de los Diputados, donde sus socios avisan de su malestar por el debate interno en el Gobierno, y por el olvido al que han sido sometidos quienes fueron decisivos para que Sánchez llegara a la presidencia.

Socios como PNV o Más País no dudan en reconocer que el Ejecutivo no descuelga el teléfono para consultar las iniciativas que quiere aprobar en la Cámara Baja semanalmente, y que sí lo hace es solo unas «horas antes» de que las medidas se debatan en el Pleno. Dudan ya de que el «bloque de la investidura» continúe existiendo, según reconoce un líder parlamentario que fue artífice del mismo.

La semana pasada la Cámara Baja fue el mejor ejemplo gráfico que muestra la incertidumbre sobre la estabilidad de la que el Gobierno presume. ERC, Bildu, PdeCAT, BNG, junto a la CUP y JxCAT, amenazaron con buscar la ruptura del régimen del 78 y se borraron de la conmemoración del 23-F. A la par, PNV y Más País avisan repetidamente de su hartazgo por el debate interno en Moncloa y les acusan, incluso, de la «falta de liderazgo» y de haber «perdido el rumbo».

El leal Aitor Esteban (PNV) no da por asegurada la continuidad del Gobierno «para toda la legislatura» y llama al fin de las peleas en entre socios, mientras que Íñigo Errejón advierte de que «el balance de poco más de un año de gobierno «no es bueno» y pide a ambos «cumplir con los acuerdos de investidura», en referencia a la ley de vivienda o la reforma laboral y la de secretos oficiales, entre otras. Recuerda, además, que, aunque el Ejecutivo llegue a consensos, esos deben sucederse en la Cámara Baja, debido a la debilidad parlamentaria de PSOE y Unidas Podemos. «Le siguen faltando 21 votos en el Congreso» para alcanzar mayoría suficiente. A ello se suma ERC, que denuncia que el Gobierno «está tensando la cuerda» debido a su abuso del uso del real decreto ley para legislar. Hasta 40 decretos ley en 2020.

Un escenario que inquieta, sobre todo a Unidas Podemos, que ve que su hoja de ruta de consolidar el bloque y convertirlo en «dirección de Estado» naufraga con su consecuente pérdida de poder en Moncloa, al verse que pueden dejar de ser imprescindibles mientras que el PSOE opta por seguir explorando la «geometría variable» para salvar la legislatura. Es por ello que los morados, viran de estrategia con el afán de distinguirse de su socio y abren ya varios fuegos en el Congreso para reforzar la alianza del bloque de izquierdas. Las sucesivas ofensas contra la Monarquía en la Cámara Baja y la ruptura de la tregua con la fiscal general del Estado por sus relaciones con «los socios de Villarejo», son los últimos ejemplos. De hecho, fuentes del partido no descartan que, si Dolores Delgado no da explicaciones, puedan pedir su dimisión.