Terrorismo

Sale de la cárcel, tras cumplir solo 21 años, el etarra que asesinó a tres guardias civiles en Azpeitia

Pedro Leguina fue condenado a 90 de prisión, pero al final solo ha pasado siete años encarcelado por cada uno de los tres asesinatos

Recibimiento del etarra a la salida de la cárcel de Zuera
Recibimiento del etarra a la salida de la cárcel de Zuerajmzke

Con los “honores de ordenanza”, que probablemente se repitan al llegar a su pueblo, el etarra Pedro Leguina Aurre, “Kepatxu”, ha salido hoy de la cárcel de Zuera (Zaragoza), tras cumplir 21 años y tres meses de los 90 a que fue condenado por asesinar a tres guardias civiles.

A la salida de prisión, le esperaban amigos y familiares con ikurriñas y carteles en los que se pide que los reclusos vuelvan a casa, al igual que los que están huidos de la justicia, pro sin tener que pagar por sus responsabilidades.

El Tribunal Supremo confirmó en su día la la condena de 90 años que se la había impuesto por el asesinato a tiros de tres guardias civiles en un bar de Azpeitia, en 1979.

Gracias a una huella dactilar, que no se pudo identificar hasta 1993, se logró imputos estos crímenes al citado etarra. La huella fue hallada en la barra del bar. Además, el que la ayudó a huir, Juan María Tapia Irujo, ya le había señalado como uno de los autores del triple asesinato.

Según la sentencia de la Audiencia Nacional, corroborada por el Supremo, Leguina formaba parte de un comando que decidió atentar contra los guardias civiles que frecuentaban el bar “Izaro” en Azpeitia. Leguina y sus cuatro compañeros se trasladaron hasta ese establecimiento, el 28 de noviembre de 1979. Mientras uno de ellos esperaba en un vehículo robado, los otros, entre los que se encontraba Leguina, entraron en el bar y pidieron unas consumiciones. Tras comprobar la presencia en el local de los agentes Pedro Sánchez Marfil, Ángel García Pérez y Antonio Alés Martínez, volvieron al coche y recogieron las armas, con las que los cuatro terroristas dispararon “súbitamente por la espalda y desde cerca contra los tres guardias civiles, al menos, 18 disparos en la cabeza, tórax y miembros, que causan la muerte inmediata de las víctimas, a las que, no obstante, rematan una vez que están en el suelo”.

Para escapar, Leguina y sus compañeros contaron con la ayuda de Juan María Tapia Irujo, quien les alojó en su domicilio.