Análisis

El despertar del electorado del PP

El partido de Casado aumenta en 4,0 puntos desde las elecciones generales de noviembre de 2019, y 8,1 puntos desde abril de 2019

Urnas con papeletas electorales
Urnas con papeletas electoralesJESUS G. FERIALa Razón

Los efectos de la tormenta desatada desde el 10 de marzo por las mociones de censura que pretendían desalojar a los populares de tres comunidades autónomas, se extiende por todo el territorio nacional. Esta «Filomena» política se ha ido de las manos a los que la idearon, haciendo talante de lo que son, unos chapuzas y no unos estrategas.

La encuesta de NC Report para LA RAZÓN nos confirma que las izquierdas retroceden en número de votos y porcentaje, bajan de 10,5 a 9,4 millones de votos, pasan del 43,3% al 40,6%. Bajan de 158 a 141 parlamentarios y a pesar del crecimiento del conjunto de las derechas, éstas no alcanzan la mayoría absoluta. PP+Vox+Ciudadanos+Navarra Suma aumentan en porcentaje de voto y número de votantes con respecto a 2019, pasan del 43,1% al 46,6%, y de 10,4 a 10,8 millones de votos. Este bloque gana 17 escaños. Sube de 153 a 170 diputados.

Otro dato que aporta el sondeo es la constatación de un despertar del electorado popular que aumenta en 4,0 puntos desde las elecciones generales de noviembre de 2019, y 8,1 puntos desde las que se celebraron en abril de 2019.

El PP ha captado ochocientos mil votantes del centroderecha desde noviembre de 2019, y 1,4 millones desde las elecciones de abril de 2019.

Vox también ha crecido en este periodo, ganando 1 millón de votantes entre las elecciones generales de abril y noviembre de 2019 y trescientos mil desde entonces.

Todos estos votantes han salido de Ciudadanos, que de 4,2 millones en las elecciones de abril de 2019, pasó a 1,7 en las de noviembre del mismo año y quedar ahora en 0,9 millones.

Este ajuste entre el electorado del centro derecha permite al Partido Popular tener la posición más destacada en su bloque ideológico, con la mayor ventaja en votos respecto a la segunda fuerza política, Cs en abril de 2019 y posteriormente Vox, en noviembre de 2019 y en la actualidad. La diferencia en votos del PP con Vox es ahora de 1,8 millones. En noviembre de 2019 fue de 1,3 millones.

La familia del centroderecha sumaría hoy 170 escaños, frente a los 153 de las anteriores elecciones generales. Pero para que sirva de ejemplo de rentabilidad política, del precio que cuesta un escaño para el centroderecha, vemos que en los diecisiete meses transcurridos desde el 10-N, el PP ha ganando entre 16 y 18 diputados y Vox únicamente entre 7 y 9. El PP tan solo necesita 54.220 votos de media para conseguir un escaño, mientras que Vox precisa 67.207 votos. Esta doble velocidad es la que lastra la aspiración de las derechas de conseguir los 176 escaños que otorgan la mayoría absoluta. Pero es también la fragmentación la que aleja la consecución de la mayoría absoluta. Baste decir que el centroderecha, bajo una única candidatura en 2011, y con el 44,6% de los votos alcanzó los 186 escaños, diez más de la mayoría absoluta. A fecha de hoy las derechas acumulan el 46,6% del voto, dos puntos más que hace diez años y suman 170 diputados, 16 menos que entonces.

Como nuestra democracia es representativa, no basta con ganar las elecciones, hay que aportar «representantes», es decir escaños, y ya vemos cómo el PP es mucho más eficiente que Vox a la hora de materializar votos en representantes, en escaños.

En la Comunidad de Madrid, y ante la proximidad de las elecciones autonómicas, estamos asistiendo a un proceso de acelerado de concentración del voto en torno al PP, con sufragios procedentes de Cs y Vox, para asegurar una mayoría parlamentaria de las derechas. Si extrapolamos este movimiento a nivel nacional, bastaría que el 50% de los actuales votantes de Cs, que en la actualidad son unos novecientos mil, se pasaran al PP, y el 25% a Vox. Solo con este cambio de signo político de 675.000 electores de Cs, el PP sumaría 113 diputados, Vox otros 63, que junto a los 2 de Navarra Suma totalizarían 178 diputados. Dos más de la mayoría absoluta. Un cambio de estrategia se está produciendo entre los propios votantes de las derechas y se está fraguando desde abajo hacia arriba, sin necesidad de pactos pre ni postelectorales, ni de coaliciones.