En plena campaña

Podemos lleva el “terrorismo callejero” al Congreso en busca de una bronca con Vox

Pide que los Diputados rechace los ataques a su partido en Cartagena y Gijón mientras que impidió una declaración institucional en la Cámara Baja tras los altercados en Madrid por la entrada en prisión del rapero Pablo Hasel

Pintada en la sede de Podemos en Cartagena tras ser atacada la semana pasada con un cóctel molotov, según un vídeo que ha subido a Twitter el secretario general nacional del partido, Pablo Iglesias, en el que atribuye el ataque al "terrorismo callejero de la ultraderecha"
Pintada en la sede de Podemos en Cartagena tras ser atacada la semana pasada con un cóctel molotov, según un vídeo que ha subido a Twitter el secretario general nacional del partido, Pablo Iglesias, en el que atribuye el ataque al "terrorismo callejero de la ultraderecha"Marcial GuillénEFE

Otra vez la batalla electoral en la Comunidad de Madrid se trasladará mañana al Congreso de los Diputados. Podemos utilizará la Cámara Baja como escenario principal para cargar contra Vox y endosarle la responsabilidad de la violencia callejera. El objetivo, seguir vinculando la violencia a una única ideología, la de la “ultraderecha”, según sus argumentaciones.

El partido morado trata de criminalizar al partido de Santiago Abascal, aunque sin nombrarle, con una proposición no de ley con la que busca condenar el “terrorismo callejero” que está llevando a cabo la “ultraderecha” con “actos violentos” que son provocados por, dice, “discursos incendiarios”.

En su iniciativa recoge el ataque que sufrió su partido en su sede en Cartagena el pasado 2 de abril, o en Gijón el pasado 3 de abril, así como el ataque sufrido por la Asociación de Vecinos Dr. Fleming del municipio de Coslada (Madrid) el pasado 27 de marzo, los actos vandálicos contra la asociación LGTBI Cogam en Chueca (Madrid).

Podemos acusa a Vox de azuzar el miedo y el odio

Según la formación morada, estos ataques se fundamentan en un contexto de “auge de la violencia donde la ultraderecha está llevando prácticas de terrorismo callejero para imponer el miedo y el odio en nuestro país”. Para el partido de Pablo Iglesias son consecuencia de la “retórica incendiaria de la ultraderecha que basa su existencia en perseguir a quienes no piensen como ellos y fomentar el odio al diferente, sean personas, colectivos sociales u organizaciones políticas”.

Sin nombrar a Vox, le responsabiliza de “fomentar” esta violencia a través de discursos incendiarios” y señala que es también quien pone “en cuestión al Gobierno de España, la representatividad y pluralidad de los partidos políticos que componen el Congreso de los Diputados, la defensa de los derechos humanos y, en última instancia, el propio sistema democrático”.

De la misma manera, Unidas Podemos pide acabar con la “impunidad de los responsables de la violencia ultraderechista y todos aquellos que lo amparan y que legitiman sus ataques, condenar estos hechos desde todos los ámbitos y acabar con el blanqueamiento del fascismo”.

Objetivo: “blanquear el fascismo”

Con la PNL esperan que el Congreso declare su “firme rechazo” a los ataques en la sede de Podemos de Cartagena, así como en los “numerosos actos violentos llevados a cabo por la ultraderecha en los últimos meses”, y “la repulsa a los discursos de odio que fomentan este tipo de acciones y cuyo único objetivo es el de blanquear el fascismo”. Además, pide al Congreso que inste al Gobierno a llevar a cabo " las actuaciones necesarias para promover la realización de los derechos humanos y los valores democráticos del antifascismo”.

La propuesta de condenar los ataques violentos a los que vincula a la ultraderecha contradice al proceder del partido este mismo mes de febrero cuando impidió que el Congreso de los Diputados aprobara una declaración institucional de condena contra la violencia callejera y los ataques sufridos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tras las manifestaciones en varias comunidades autónomas tras la entrada en prisión del rapero Pablo Hasel. El PSOE tras no contar con la unanimidad del Congreso, tampoco se adhirió al acto de condena.