Precedentes
Balas para Rivera y Barberá y «polvo blanco» para Carmena
Iglesias, Marlaska, Gámez y Maroto no son los primeros políticos españoles en recibir cartas amenazantes con balas
No hay que echar la vista muy atrás para encontrar un antecedente a las cartas que han recibido diversos dirigentes políticos durante la campaña electoral del 4-M. Lo que sí es más excepcional es que sea la izquierda quien las reciba, aunque también en este punto hay un precedente: el caso de Manuela Carmena cuando, siendo alcaldesa de Madrid, recibió un sobre con una bala un «polvo blanco» que hizo saltar todas las alarmas al sospecharse que pudiera tratarse de un agente infeccioso como el «ántrax».
Los hechos tuvieron lugar en marzo de 2017 y fueron relatados por un empleado en estos términos: «Alrededor de las siete empezó a llegar Policía, pasó un paquete por el escáner y saltó la alarma. Rápidamente nos evacuaron de allí y sólo se quedaron los policías, los jefes y un par de personas que habían manipulado el paquete». La carta en cuestión fue analizada por los Tedax y llegó a montarse un hospital de campaña cerca de la zona, lo que habla de la rapidez de los servicios de contención cuando, esta vez sí, los sistemas de detención sí que funcionaron correctamente. En aquella ocasión se localizaron dos cartas amenazantes más que tenían como destino las Cuatro Torres Business Area y el Estadio Santiago Bernabeu. El Samur atendió en el hospital provisional a diez personas que podrían haberse contaminado pero finalmente se trato de una falsa alarma y el polvo en cuestión era inofensivo.
Un joven político catalán que empezaba hacerse notar por entonces denunció que había recibido «evidentes amenazas de muerte», se refería a un sobre que recibió en el que encontró una bala clavada en la frente de una fotografía suya que también estaba en la misma carta. Denunció todos estos hechos a la Policía que, finalmente, descubrió por confesión propia que habían sido miembros de las juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña.
En 2015 fue Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, la que recibió una carta con una bala del calibre 9 milímetros parabellum, de triste memoria. Esta misiva fue enviada por «el equipo de radio» lo que sorprendió a los agentes encargados de la investigación. Finalmente no se esclareció quien envió la carta ni que emotivo había tras la amenaza que la dirigente popular se tomó con el humor que la caracterizaba. Javier Arenas también está en la nómina de afectados por esta práctica de intimidación mucho más habitual en Italia, debido a la mafia, que en nuestro país.
Fuentes especializadas en seguridad afirman que a medida que van pasando los días y sigue sin localizarse el origen de las cartas recibidas por Iglesias, Marlaska y Gámez, crecen las posibilidades de que se trate de una persona experta y, por tanto, conocedora de las técnicas que las fuerzas de seguridad ponen en juego para realizar sus investigaciones. La Policía cuenta con métodos muy avanzados para detectar trazas en el papel, el sobre y en las mismas balas, así como de muchas herramientas de vigilancia pasiva en Madrid, lugar donde se encuentra el buzón en el que se dejaron las misivas. Como el caso de la carta enviada a Maroto demuestra, cuando se trata (como en la mayoría de los casos) de una persona con enfermedades psiquiátricas diagnosticados, la localización es rápida ya que la propia condición del presunto delincuente le impide la suficiente eficacia en el envío como para «engañar» a la Policía.
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