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Debacle

Resultados Elecciones: Madrid: Primera derrota de... Sánchez

El presidente sufre un varapalo en una batalla en la que se confrontaba su modelo de gestión. Moncloa descarta adelantar las generales y buscará retomar la iniciativa

Vuelven las noches traumáticas a Ferraz. La debacle del PSOE en las elecciones de la Comunidad de Madrid es, por extensión, una derrota también de Pedro Sánchez, que se estrella contra el muro de Isabel Díaz Ayuso. Aunque en Moncloa se afanaran durante los últimos días de campaña en levantar un cortafuegos en torno a la figura del presidente del Gobierno, para evitar el desgaste de su figura en vista de los malos resultados que arrojaban las encuestas, su implicación en la contienda ha sido fundamental.

Moncloa ha tenido un papel protagonista en la pugna electoral madrileña, que ha contribuido a confirmar el cariz nacional que se buscaba dar a los comicios, más allá del desembarco de primeros espadas de Ciudadanos y Podemos como cabezas de listas.

No en vano, el presidente encargó a su jefe de Gabinete, Iván Redondo, que pilotara la campaña para intentar obrar el milagro Los cuchillos se afilan en el PSOE, de quienes están enfrentados con Redondo y no dejarán pasar la oportunidad de cargar contra él, tras registrarse el peor resultado histórico del PSOE en la Comunidad de Madrid.

A esto se suma que Isabel Díaz Ayuso se erigió en oposición a Pedro Sánchez desde el minuto uno de la gestión de la pandemia, cuestionando sistemáticamente las decisiones que se tomaban por parte del Ejecutivo central, y el presidente del Gobierno ratificó esta estrategia cuando le concedió la condición de igual en la «Cumbre de las banderas» que se celebró en la Puerta del Sol en septiembre de 2020.

En estas elecciones, además de dibujar el mapa político para los próximos dos años, se confrontaban dos modelos de gestión prácticamente antagónicos, que han estado en contradicción durante los meses más duros del azote del coronavirus.

El jefe del Ejecutivo central irrumpió con fuerza en la campaña madrileña, yendo al choque con la presidenta para intentar relanzar la candidatura «sosa, seria y formal» de Gabilondo, pero no tuvo el objetivo deseado y solo cumplió las expectativas del PP.

Sánchez moviliza más el voto a la contra que a favor y esto ha llevado –como medida de protección propia y del PSOE– que se haya optado por alejarle de los focos en la recta final de la contienda. Sánchez siguió, de hecho, la noche electoral desde Moncloa. La derrota sin paliativos de los socialistas supone, además, el primer tropezón electoral de Pedro Sánchez desde que habita la Moncloa, el presidente parecía no sufrir el desgaste de la crisis sanitaria tras la trascendente victoria en Cataluña y tras salvar los muebles en Galicia y el País Vasco.

El presidente del Gobierno, que se mofaba de Pablo Casado en las sesiones de control en el Congreso porque no dejaba de perder elecciones se queda ahora sin argumento y ve, al mismo tiempo, abrirse una rendija para la esperanza, ante la posibilidad de que un líder del PP empoderado por el resultado madrileño se muestre más receptivo para desbloquear los acuerdos que quedan pendientes para renovar los órganos constitucionales como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o el Defensor del Pueblo, en el que, casualmente, podría tener cabida el candidato Ángel Gabilondo, ya de salida antes de que se anticipasen las elecciones.

Desde luego, Sánchez volverá a intentar un acercamiento con los populares tras la jornada electoral, tal como adelantó este diario.

Los socialistas ni siquiera podrán explotar que Ayuso tenga la necesidad de apoyarse en Vox para gobernar, ya que el PP suma más que los tres partidos de la izquierda y no les necesitaría obligatoriamente. Esto desactiva el argumento de que el PP tendría que pagar un alto precio, después de que Casado –que había roto con Santiago Abascal en la moción de censura– viera enmendada su estrategia de giro al centro y, por ende, quedase inhabilitado para gobernar en el futuro en España por la incompatibilidad manifiesta de la formación de Abascal con los partidos nacionalistas vascos y catalanes.

El traspiés de Madrid obliga a Sánchez, no obstante, a tomar la iniciativa para rearmarse. Fuentes gubernamentales niegan que esto vaya a suponer un adelanto electoral, pues entienden que tras sufrir lo más duro de la crisis sanitaria ahora es tiempo de gestionar –y rentabilizar– el buen ritmo de la campaña de vacunación y el riego financiero con los fondos europeos.

Dos pilares para asentar la futura recuperación económica, que permita concurrir a las urnas en 2023 habiendo dejado atrás la crisis. Hay quienes ven ahora la idoneidad de activar la crisis de gobierno que Sánchez se reserva para el momento de dar un impulso al Ejecutivo, ahora que se ha desembarazado de Iglesias.

En todo caso, el presidente y líder del PSOE sí ha aprendido la lección y es partidario de activar cuanto antes el proceso de renovación del liderazgo en Andalucía, para evitar posibles réplicas electorales en esta región tras los resultados de Madrid. Más ahora que Juanma Moreno reconoce la «caja de resonancia» que supone la región. En la misma línea, el 4-M pone a cero el reloj de la legislatura y –a expensas de que se resuelva el sudoku catalán– marcará para el Gobierno el rumbo de las relaciones con sus socios para lo que resta de mandato.