Testimonio

«En Afganistán maduramos como soldados»

Balance de la misión más larga de nuestras FF AA: «Son los valores lo que nos lleva a dejarnos la piel: el sacrificio y el sentido del deber»

La comandante del Ejercito de Tierra, Ángela Berjillos, sirvió en Afganistan entre 2011 y 2013, en el peor momento de una misión que segó 100 vidas
La comandante del Ejercito de Tierra, Ángela Berjillos, sirvió en Afganistan entre 2011 y 2013, en el peor momento de una misión que segó 100 vidasLA RAZONLA RAZON

Solo un testimonio en persona puede transmitir qué se siente realmente y qué te pasa por el alma cuando estas desplegado en un país como Afganistán formando parte del contingente de las Fuerzas Armadas de España en este remoto país del Asia Central. La lejanía es inmensa: a los miles de kilómetros físicos hay que añadir los millones de kilómetros culturales desde las calles de Granada, la ciudad natal de la comandante Ángela Berjillos, Qala i Naw en la provincia de Baghdis.

La comandante Berjillos hizo dos turnos en Afganistán en la época más dura de una misión que duró 20 años. «En Qala i Naw estaba la base, pero yo me moví mucho a bases avanzadas en Ludina, Moqur y con mi sección construimos la base avanzada de Darra i Bum». Tenía a su mando 32 efectivos y su misión consistía en limpiar de artefactos explosivos las carreteras para que los vehículos militares y civiles pudieran circular sin saltar por los aires. Fue de noviembre de 2011 a abril de 2012 y otros seis meses de noviembre del 12 a abril del 13. «Fue la época mas convulsa, teníamos 1500 efectivos españoles en Afganistán. La actividad insurgente era muy elevada. Recibíamos ataques con mas frecuencia. Algunas veces solo de fusilería desde lejos pero otras veces nos atacaban con explosivos y morteros en nuestras propias bases. Todos los días teníamos ataques».

La comandante Berjillos tenía a su cargo una sección de 32 zapadores encargados de buscar y desactivar explosivos, fortificar las bases existentes y construir bases nuevas. Uno de sus compañeros murió desactivando un explosivo, una de las 100 vidas que se perdieron en la presencia española en Afganistán. Durante el segundo turno mandó una unidad de 5 efectivos que se dedicó a entrenar a una destacamento afgano en las labores que habían realizado en la anterior rotación.

«De aquella época me quedo con las cosas buenas: la satisfacción cada vez que encontrábamos un artefacto y lo desactivábamos. Esa satisfacción es indescriptible. De la segunda rotación me quedo con todo lo que les enseñamos a los afganos. Al principio eran un caos total, tenían bajas, volvían con un tercio de bajas cada vez que salían de la base. Con muchos tesón y trabajando mucho conseguimos que las cosas fueran mejorando poco a poco y cuando les veías volver a todos de la misión sin bajas sentías orgullo», recuerda.

Los primeros militares españoles llegaron a Afganistán en el año 2002 en respuesta a la petición de solidaridad de Estados Unidos a los miembros de la OTAN tras los atentados del 11-S. Allí se encontraron con un país sin estructura institucional en el que España ha permanecido durante 19 años. En total, desde el año 2002 han perdido la vida en Afganistán 97 militares, tres guardias civiles y dos intérpretes, según datos proporcionados por el Estado Mayor de la Defensa. También fallecieron en Afganistán en el año 2015 dos policías nacionales en el ataque contra la embajada española en Kabul. Se trata de la misión internacional con más fallecidos, entre los que se encuentran las 62 víctimas del accidente aéreo del Yak-42 en Turquía en 2003.

«Es muy dificil de entender para quien no ha elegido este tipo de vida», contesta nuestra comandante del Ejército de Tierra cuando se le pregunta sobre que te pasa por dentro cuando llevas 6 meses limpiando de minas una carretera perdida en Afganistán. «Es una situación de incertidumbre y estrés continuo pero nos sostienen los valores que hemos asumido y por los que hemos decidido darlo todo. El espíritu de sacrificio, el sentido del deber, la responsabilidad y el compañerismo. Eso es lo que te lleva a dejarte la piel en la misión».

El desierto de Asia Central ha sido un lugar muy importante en la formación de nuestras Fuerzas Armadas. «Para todos los que hemos pasado por allí, Afganistán ha sido una escuela. Ha cambiado nuestra forma de prepararnos aquí en España para recrear situaciones lo más parecidas posibles a lo que hay allí», explica. Y sobre el fin de la misión: «A mi no me corresponde hacer balance de la misión global. A nuestro nivel hemos visto muchas mejorías. Los soldados afganos eran capaces de hacer sus propias misiones con garantías. Trabajamos muchísimo con ellos. Ahora esta en sus manos trasladar los conocimientos a las nuevas generaciones. Los niños, los civiles hacen ahora una vida más normal».

Numerosos expertos han avisado del peligro de que estos avances registrados por el país queden en nada si las tropas aliadas abandonan el país de forma poco planeada y precipitada, llegando a la posibilidad de una guerra civil y un aumento del poder de los talibanes. La OTAN aprobó un calendario de retirada propuesto por Estados Unidos que marca como fecha tope para el repliegue el próximo 11 de septiembre, coincidiendo con el 20 aniversario de los atentados en Nueva York y Washington.