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El otorrinolaringólogo de las voces de oro que investiga la nariz artificial

El doctor Pedro Clarós colabora en un proyecto que permitiría detectar enfermedades con una e-nose

El catedrátido de otorrinolaringología, Pedro Clarós
El catedrátido de otorrinolaringología, Pedro ClarósClínica Clarós

Ha cuidado a las mejores voces de la lírica entre ellas, la de Montserrat Caballé. Especialista en otorrinolaringología, doctor en Medicina y Cirugía, en Farmacia, en Neurociencias básicas y aplicadas, y en Historia y Humanidades, «cum laudem» en todas sus facetas, y ahora está acabando su quinto doctorado, esta vez en Derecho y Economía. Ha publicado recientemente «Voces Líricas, la influencia de las hormonas en la voz operística» (Paidós) y asegura que «la voz identifica más que una huella dactilar». Con la Fundación Clarós lleva 115 misiones, la última fue en Burundi en 2020, operando malformaciones y tumores de cara y cuello. Pero la pandemia interrumpió estas misiones y le puso al frente de otra, ayudar a investigar sobre el sentido del gusto y el olfato.

Ahora trabaja en dos líneas de investigación: el desarrollo de una nariz electrónica (e-nose) y un aparato para poder medir la olfacción en el ser humano que le llama «Smell-o-meter».

Pedro Clarós cursó la especialidad de ORL y cirugía maxilo-facial en Francia (Montpellier) y allí, recuerda «había mucho interés por los olores, esencias y perfumes. En el Hospital de Sant Charles se desarrolló un Olfatómetro muy sencillo y eso me fascinó».

Útil para todos los campos

Con la pandemia muchos han perdido el sentido del olfato, pero la e-nose no es un sistema para implantar al ser humano. «Es mucho más que esto». Se trata de un dispositivo electrónico multipotencial, basado en la utilización de varios sensores con la capacidad de reconocer diferentes olores, del mismo modo que lo realiza el sentido olfativo del ser humano. Tiene utilidades prácticamente en todos los campos; en la medicina, detectando enfermedades; en la industria, descubriendo la composición y estado de los alimentos; vinos; aceites; café; bebidas; cacao, en el medioambiente, advirtiendo de las contaminaciones existentes, perfumería o cosmética donde halla el olor y aroma más apetecible. Esta nariz artificial lo que hace es captar las partículas volátiles de los olores, un convertidor que trasforma la señal química en eléctrica, la amplia y la condiciona para transformarla de analógica a digital y, por último, un sistema de procesamiento de datos a través de un microprocesador que lee la señal digital y la clasifica para reconocer la muestra.

¿Y cómo se integra en la pérdida olfativa de las personas? «A estos pacientes podemos ofrecerles medir el estímulo olfativo mediante el Smell-o-meter, con ello podremos saber el grado de este sentido en el ser humano. Su disminución o su desarrollo importante tendrán valor clínico. Especialmente en las enfermedades neurodegenerativas”.

Detector de enfermedades

Además, Clarós revela que puede servir para detectar enfermedades. «La e-nose ofrece grandes esperanzas para la detección y monitoreo de ciertas enfermedades a través de la exhalación de la respiración, pero también en la transpiración de la piel / sudor, heces, orina, saliva, leche materna y gases intestinales, donde se pueden encontrar compuestos orgánicos volátiles COVs ( Volátil Organic Compounds, VOCs). Imagine poder hacer la detección precoz del cáncer de mama, pulmón, aparato digestivo, y otros muchos».

Para todo ello será imprescindible el uso de la Inteligencia Artificial. «La prioridad es para los profesionales de la medicina, de la industria, empresas de productos alimenticios, seguridad de las empresas y medioambiente» para luego poder proporcionarlo a los departamentos de Defensa de la Nación, vigilancia y seguridad. Haremos un e-nose a la carta».

Por ahora todo ello está en fase de desarrollo con mi hermano Andrés y nuestro grupo de investigación de Biotecnología de la Universidad Internacional de Cataluña, porque, subraya «obviamente uno sola persona no puede hacerlo sola».