Conflicto diplomático
Marruecos declara rota “la confianza mutua” con España por sus “intenciones hostiles” al recibir a Ghali
En un comunicado oficial, se pregunta cómo habría reaccionado nuestro país si Rabat hubiera acogido a separatistas catalanes durante el conflicto del 1-O.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos ha hecho pública una nota oficial en la que señala que la “confianza mutua” entre ambas naciones está rota por el asunto Ghali y lo que ello implica para el Sáhara.
Y se pregunta cómo hubiera reaccionado nuestro país si Rabat hubiera acogido a representantes del “separatismo catalán”.
La nota supone una reafirmación del vecino país en su posición de dureza y no deja abierta, de momento, ninguna puerta abierta a que se resuelva el conflicto diplomático, salvo que se produzcan aclaraciones oficiales, tal y como ha adelantado LA RAZÓN en su edición de hoy.
Señala que con ser Brahim Ghali el origen del problema, el asunto de fondo es la actitud general con respecto al Frente Polisario y el conflicto que mantiene en el Sáhara, “causa sagrada para todo el pueblo marroquí”. Enfatiza que Marruecos “hace una distinción entre la amistad del pueblo español y el daño causado por ciertos círculos políticos”, a los que no cita.
En la nota se señala, entre otras cosas que “la comparecencia del llamado Ghali confirma lo que Marruecos había dicho desde el principio: España ha recibido en su territorio, de manera intencionada y de forma fraudulenta y oculta, a una persona procesada por la justicia española por denuncias presentadas por víctimas de nacionalidad española y por hechos cometidos en parte en suelo español”; “esta comparecencia muestra la verdadera cara del “polisario” representada por un líder que ha cometido crímenes abyectos, que viola, tortura, desprecia los derechos humanos y patrocina actos terroristas”; “subraya la responsabilidad de España hacia sí misma, ya que las víctimas del llamado Ghali son sobre todo españolas. Esta comparecencia constituye, por tanto, el inicio de un primer reconocimiento de los derechos de las víctimas y de la responsabilidad penal y criminal de este individuo. También es la primera vez que la justicia española cita a este responsable y lo pone ante querellas por crímenes graves. Y aun así, estas son sólo las denuncias que han salido a la luz. ¿Qué pasa con todos los niños, mujeres y hombres que sufren los estragos del “polisario”? Diariamente se infligen tratos inhumanos a la población de Tinduf -los silenciados del “polisario”- sin que se les haga justicia”.
Con todo, Rabat señala que el fondo del problema es una cuestión de confianza rota entre socios.
El fondo de la crisis es una cuestión de segundas intenciones hostiles de España con respecto al Sáhara, una causa sagrada de todo el pueblo marroquí”.
Se precisa que “la crisis no está limitada al asunto de un hombre. No comienza con su llegada, ni terminará con su partida. Se trata, ante todo, de una cuestión de confianza y de respeto mutuo rotos entre Marruecos y España. Es una prueba para la fiabilidad de la asociación entre Marruecos y España”.
Advierte, asimismo, que “la crisis entre Marruecos y España no puede terminar con la comparecencia del denominado Ghali, no puede resolverse sólo con su audiencia. Las legítimas expectativas de Marruecos van más allá. Comienzan con una aclaración, sin ambigüedades, por parte de España de sus decisiones y sus posiciones”.
“Este asunto ha revelado las actitudes hostiles y las estrategias perjudiciales de España hacia la cuestión del Sáhara marroquí. Ha revelado la connivencia de nuestro vecino del norte con los adversarios del Reino para socavar la integridad territorial de Marruecos. ¿Cómo, en este contexto, puede Marruecos volver a confiar en España? ¿Cómo podemos saber que España no volverá a conspirar con los enemigos del Reino? ¿Puede realmente Marruecos contar con que España no actuará a sus espaldas? ¿Cómo restablecer la confianza después de un error tan grave? ¿Qué garantías de fiabilidad tiene Marruecos hasta hoy? De hecho, esto equivale a plantear la siguiente pregunta fundamental: ¿qué busca realmente España?”.
En el largo comunicado, señalan también que “esta crisis plantea además una cuestión de coherencia. No podemos luchar contra el separatismo en casa y fomentarlo en casa del vecino; Marruecos nunca instrumentalizó el separatismo. Nunca lo ha fomentado como moneda de cambio en sus relaciones internacionales, particularmente con sus vecinos.
La política de Marruecos hacia España siempre ha sido clara. Durante la crisis catalana, Marruecos no optó por la neutralidad, sino que fue uno de los primeros en ponerse del lado de la integridad territorial y la unidad nacional de su vecino del norte de forma clara y contundente.
Y se preguntan. “¿cuál habría sido la reacción de España si un representante del separatismo español hubiera sido recibido en el Palacio Real marroquí? ¿Cuál habría sido la reacción de España si este representante hubiera sido recibido pública y oficialmente por su aliado estratégico, su importante socio comercial y su vecino más cercano al Sur? No tengamos una memoria corta.
En 2012, por ejemplo, cuando hubo una visita a Marruecos de una delegación económica catalana, se modificó el programa, a petición del Gobierno español, para que esta delegación no fuera recibida a alto nivel y que todas las entrevistas se hicieran en presencia del representante de la Embajada de España en Rabat”. “En 2017, la misma coherencia se dio cuando Marruecos rechazó la petición de visita y de reunión de un gran líder del separatismo catalán”, agrega.
So bre la cooperación entre ambos países, recuerda que “en 2002, por ejemplo, cuando se hundió un petrolero (Prestige), Marruecos abrió generosamente sus aguas territoriales a 64 barcos de pesca de Galicia, cuando los acuerdos de pesca no estaban aún en vigor”. Y que, en 2008, " cuando España estaba en plena crisis económica, Marruecos concedió derogaciones para recibir con los brazos abiertos los trabajadores y empresarios españoles y permitirles instalarse y trabajar”.
“En esta grave crisis marroquí-española, Marruecos siempre ha hecho una clara distinción entre, por un lado, el pueblo español y algunos dirigentes políticos con visión de futuro que valoran la amistad con Marruecos y la buena vecindad, y por otro lado, algunos círculos políticos, gubernamentales, mediáticos y de la sociedad civil que pretenden instrumentalizar el Sáhara marroquí y perjudicar los intereses de Marruecos. Los que, en la comodidad de sus estereotipos anticuados, siguen viendo a Marruecos con planteamientos anacrónicos, sin renunciar a restos de arcaísmo heredados del pasado”, concluye, ya que no existe “ningún problema con los españoles, sus ciudadanos, sus operadores económicos, sus actores culturales y sus turistas, que son bien acogidos como amigos y vecinos”.
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