El nuevo «dóberman» de la izquierda
Desmontando la foto de Colón
La demonización de la imagen sirvió a la izquierda para crear un relato y deslegitimar a sus protagonistas. En verdad, fue el icono visual del rechazo a la figura del relator de Sánchez
Corría el año 1996 cuando un spot cambió la comunicación política. Tras varios años en los que las distintas formaciones políticas lanzaban mensajes en positivo hacia el electorado, en los años 90 un Felipe González en caída libre, tras cuatro victorias electorales consecutivas, encargó un video agresivo en el que se intercalaban intervenciones del candidato popular, José María Aznar, gesticulando desde su escaño con imágenes de unas manos dirigiendo una marioneta y un perro ladrando con rabia y con ganas de morder a su presa. De fondo, una voz en off criticando todas la políticas de los populares. El vídeo retrataba a la derecha como casposa y retrógrada frente a una España en positivo que representaba la izquierda. La campaña no fue tan eficaz y Aznar llegó a la Moncloa. Una similitud se puede hacer entre aquella desafortunada campaña electoral y el relato que la izquierda trata de construir en torno a las manifestaciones de las fuerzas de centro derecha en la plaza de Colón.
En febrero de 2019, se reunieron representantes del Partido Popular, un entonces poderoso Ciudadanos liderado por Albert Rivera y un todavía emergente Vox para criticar la política de favores del Ejecutivo de Pedro Sánchez hacia los independentistas catalanes bajo el lema «Por una España unida». Aquel símbolo de la unidad de la derecha, que contó con el apoyo de miles de ciudadanos en las calles madrileñas, no tardó en ser utilizado por la izquierda y los nacionalistas para cargar contra la derecha y construir su propio relato para atacar a las fuerzas democráticas y desprestigiar las ideas que defendían.
LA RAZÓN analiza con varios expertos qué supuso esa icónica imagen y su alcance político a una semana de que se repita en el mismo escenario otra manifestación convocada por la sociedad civil –a la que se unirán distintas fuerzas políticas– contra los más que probables indultos que aprobará el Ejecutivo de Pedro Sánchez antes de verano.
«Es como el dóberman de Felipe González. Esa idea que hay en el imaginario de la izquierda de que hay una parte del electorado sin domesticar y que hay que tener cuidado. No hay que magnificar esa foto. A quien le afecta es al imaginario de la izquierda, es una cuestión de consumo interno para parte del electorado progresista», explica Manuel Mostaza, director de Asuntos Públicos de Atrevia.
«En el fondo, lo que demostró la foto es el que el PSOE estaba en un situación de extrema debilidad y que si articulaba los relatores –evidentemente no iba a tener una “foto de Colón” con la que atacar al “trifachito”– iba a tener a una parte sustantiva de la sociedad española en las calles», señala Juan Carlos Jiménez, experto en Historia del pensamiento y de los movimientos sociales y político de la Universidad CEU San Pablo. Esa instantánea «paralizó» al Gobierno que estaba asumiendo el discurso nacionalista y todas sus propuestas sin ningún problema. «Se les hizo ver que, independientemente de los partidos que se estaban manifestando, había una parte de la población que estaba claramente en contra del relator y la mesa de negociación y a favor de la unidad de España».
A estas alturas, está más que demostrado el uso político que desde los partidos de izquierda se hizo de esta imagen dado que, en un desesperado intento de vencer a las encuestas, se apresuraron a fijar una estrategia conjunta para deslegitimar a los protagonistas de la foto y trataron de neutralizar su mensaje mediante constantes ataques y burlas.
«Los dos ganadores de aquello fueron Vox y PSOE porque a los dos les vino bien para su estrategia de auxilios mutuos, que es lo vienen practicando durante toda la legislatura», señala Ignacio Varela, consultor y analista político. En su opinión, «sirvió para provocar un cierre de filas en la izquierda tremendo y darle a Sánchez la campaña hecha. Y, también, para consolidar y cristalizar la partición de la derecha en tres opciones», describe el analista.
Los expertos consultados para este análisis coinciden en subrayar que los de Abascal fueron el partido más beneficiado. El partido ganó presencia mediática a las puertas de las elecciones generales. Irrumpió en el Congreso con 24 escaños en abril de 2019 y logró 52 diputados en la repetición electoral de noviembre. El PP, por su parte, sufrió un batacazo electoral, al pasar de 137 a 66 escaños. Es cierto, también, que Pablo Casado tenía por delante un liderazgo por formar después de unas primarias dolorosas. En la repetición electoral, mejoró hasta los 87 escaños. Finalmente, Ciudadanos logró su mejor resultado al sumar 57 escaños en las elecciones de abril, aunque en noviembre se quedaron solo con diez que forzó la salida Rivera.
«La foto fue una acción que supuso, de alguna manera, el icono visual de una narrativa. En esa ocasión fue la unión de tres partidos en contra de algo. Les une el rechazo aunque luego por separado, se distancien», asegura Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación Comunicación Política.
Por su parte, Lluís Orriols, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III coincide en que la icónica imagen refleja «de forma muy clara que en España existe una política de bloques» y visualiza en la agenda «las políticas territoriales». En su opinión, «cuando varias formaciones se manifiestan juntas, «los ciudadanos acaban asimilándolos», al igual que cuando pactan para hacer coaliciones. En ese momento, la foto sirvió «para constatar una realidad, más que para crear otra», ya que para gobernar una u otra fuerza, necesitan pactar entre las de un mismo signo. Y, concluye, que el Gobierno «trató de sacar rédito» para atacar al PP y tacharlo de partido radical.
La denominada «Plataforma del 78» ha convocado una protesta, que se prevé multitudinaria, contra la medida de gracia a los condenados por el procés. Será el próximo 13 de junio. Y, otra vez, en la plaza de Colón. «Si el PP ha decidido que los indultos sean para Sánchez lo que la guerra de Iraq fue para Aznar hace quince años, me parece bien, pero sería más sensato movilizar a la sociedad a posteriori», asegura Ignacio Varela. Por su parte, Fumanal insiste en que, de nuevo, «será Vox quien capitalice la protesta» del próximo domingo.
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