Anna y Olivia
Niñas de Tenerife: “Bea está rota y quiere quitar el apellido Gimeno a sus hijas”
El portavoz de la madre de Anna y Olivia asegura que contemplaban este escenario como algo remoto
Llevaban 17 años juntos: Beatriz Zimmermann de Zarate conocía muy bien a Tomás Gimeno. Se enamoró de él siendo ambos muy jovencitos pero sabía de su personalidad ególatra e infantil.
Estaba acostumbrado a ser el popular del grupo y no aceptó que ella quisiera terminar la relación y rehacer su vida sentimental con un hombre mucho mayor que ella. “No quiero que a mis hijas las críe un viejo”, llegó a decir a su entorno.
Incluso se atrevió a agredir a este hombre y a su propia ex pareja este verano, cuando fue a por ellos en el aparcamiento de una cafetería. Sus celos fueron macerando un plan: violencia vicaria, el peor sufrimiento para una madre. Tras el hallazgo ayer del cadáver de Olivia en el fondo del mar, dentro de una especie de petate, una bolsa de deporte grande lastrada con un ancla los investigadores han confirmado sus peores sospechas.
El pasado 27 de abril, tras pasar la tarde con las pequeñas, Tomás Gimeno decidió acabar con la vida de las pequeñas sin que aún se conozca cómo y las introdujo dos petates que cargó al maletero de su coche. A eso de las 21:00 horas llegó a la Marina de Santa Cruz de Tenerife. Las cámaras del puerto le captaron cargando su embarcación con los trastos del maletero. Dio hasta tres viajes. Los investigadores siempre creyeron que ahí dentro podían ir los cuerpos de las niñas. Cuando Tomás zarpó fue hasta el punto donde ha estado trabajando el buque del Instituto Oceanográfico Ángeles Alvariño y allí se deshizo de las bolsas con sus hijas. Luego volvió a puerto y bajó a comprar un cargador. La Guardia Civil le paró entonces porque se había saltado el toque de queda y registró su embarcación sospechando que podía estar ocultando tráfico de drogas.
La lancha estaba ya vacía, según se supo más tarde. Es probable que él regresara a ese punto y acabara con su vida también tirándose al mar con algún lastre. Por eso el buque, con el sónar y el robot que han permitido el hallazgo “milagro”, ya que era buscar una aguja en un pajar, continúa buscando en la zona para tratar de dar con los restos de Anna, el bebé de un año y del propio Gimeno.
Según el portavoz de la madre, Joaquín Amills, Beatriz está “rota” y reconoce que solo imaginaban un escenario tan brutal como algo remoto. Ella siempre confió en que se trataba de una puesta en escena de “Tomy” pero que, en realidad, se había fugado con sus hijas a algún país extranjero. “No te preocupes, que voy a cuidar de ellas”, le dijo la noche en la que le anunció que no volvería a verlas más.
El dolor de esta madre, inmenso, no le ha impedido seguir afrontando el proceso con relativa serenidad. “Quiere quitarle el apellido Gimeno a las niñas para que no tengan nada de él sean Olivia y Anna Zimmermann de Zarate”, ha asegurado Amills a Telemadrid. También ha explicado que ella decidió romper con él cuando estaba embarazada de Anna porque se enteró de una infidelidad de Tomás.
“El plan era causarle el mayor dolor a Beatriz toda la vida: si las mató e hizo que se hundieran a 1.000 metros era solo con la intención de que no las encontraran nunca y los que sabemos de desapariciones sabemos que eso es lo peor que puede pasar”, aseguró Amills, también presidente de la asociación SOS Desaparecidos, que ha difundido las alertas de búsqueda de Anna y Olivia por todo el mundo.
Mientras el cuerpo sin vida de la pequeña Olivia fue trasladado ayer al Anatómico Forense, sobre las 18:00 horas, el buque continúa la búsqueda.
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