Adiós

Ferraz, sobre Díaz: «Su tiempo ya pasó»

Moncloa confía en que Espadas se imponga en la votación. El resultado se antoja «ajustado» y se recuerda: «Esto solo es la elección del candidato a la Junta»

Los socialistas Susana Díaz, Pedro Sánchez y Juan Espadas, en una imagen de archivo de un acto del PSOE-A
Los socialistas Susana Díaz, Pedro Sánchez y Juan Espadas, en una imagen de archivo de un acto del PSOE-ALa Razón

El PSOE celebra hoy unas primarias en clave de segunda vuelta simbólica. Segunda vuelta de las que se celebraron hace cuatro años y enfrentaron a Pedro Sánchez y Susana Díaz por hacerse con las riendas del partido a nivel nacional. Entonces, se impuso el descabalgado líder socialista y, en esta ocasión, se busca descabalgar a la que fuera presidenta andaluza y principal rival interna. En Ferraz llevan, desde que perdiera la Junta en 2018, asimilando a Díaz con la «fruta madura» que «caerá por su propio peso». «Su tiempo ya pasó», sentencian. Sin embargo, ella se resiste a darse por amortizada, como quieren en la dirección federal de su partido, y está dispuesta a dar la batalla hasta el final. Una batalla sobre la que cada vez surgen más dudas y se anticipa un resultado «ajustado». Tanto, que la segunda vuelta podría ser una realidad, esta vez en sentido literal, el próximo domingo 20 de junio, si ninguno de los candidatos lograra hoy alcanzar el 50% de los votos.

En Moncloa descartan esta eventualidad y confían en que el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se imponga en la votación de hoy. Creen que el tercer candidato en la terna, Luis Ángel Hierro, solo le «roba» a Espadas un 5% de los votos «como mucho». En sus previsiones no entra siquiera que Díaz pueda salir victoriosa del proceso de consulta interna y, si lo fuera, advierten: «Esto solo son primarias para elegir al candidato a la Junta». Y tanto es así, que asumen que se atrincherará en la Secretaría General del PSOE andaluz hasta otoño. Ferraz desplegó la operación relevo en Andalucía tras el batacazo electoral en la Comunidad de Madrid. Oficialmente, la argumentación que se dio es que, si Juanma Moreno decidía activar el adelanto electoral como había hecho Isabel Díaz Ayuso, las urnas no podían volver a sorprender al PSOE sin un candidato. En el entorno de Díaz, sin embargo, se apreció la maniobra como una «cortina de humo» para poner sordina al peor resultado histórico de los socialistas en Madrid.

Cuando desde la dirección federal se recuerda que estas «solo son primarias para elegir al candidato de la Junta» lo hacen porque en apenas cuatro meses se celebrará el 40º Congreso Federal del PSOE, una cita interna de peso en la que se apostará decididamente por «reforzar y renovar en algunos casos los liderazgos autonómicos para hacer al PSOE competitivo en todos los territorios». Desde Ferraz se reflexiona sobre la trascendencia que tiene este territorio para el partido. La batalla por Andalucía trasciende el pasado de enfrentamientos internos y supone un punto de inflexión de cara al futuro. Con el PP de Juanma Moreno al alza en las encuestas como primera fuerza, Sánchez no se puede permitir el lujo de ceder al PP el bastión socialista por excelencia. No solo en el terreno de las autonómicas, a las que se mira de reojo, sino también de cara a las generales. Andalucía es la región que más escaños reparte en el Congreso de los Diputados, un total de 61 en las últimas elecciones, de las que el PSOE se hizo con 25 en 2019, mientras que el PP logró solo 15. Tras el cambio de ciclo en Madrid, Sánchez necesita seguir manteniendo el pulso del socialismo en Andalucía, seguir insuflando el pulmón que dé oxígeno a una futura victoria en las urnas en 2023.

Sánchez, se la juega

En las primarias de hoy Sánchez también mide su liderazgo, en una situación de debilidad tras el batacazo de Madrid y con la brecha abierta con el partido y el electorado por la concesión de los indultos. La posibilidad de que el «efecto Ayuso» se traslade a las primarias es real y genera preocupación. Por ello, tanto el presidente como sus ministros se han mantenido «al margen» de la campaña, compartiendo exclusivamente los actos institucionales protocolarios con Espadas, para evitar que un resultado desfavorable les sea imputable. Todo lo «al margen» que se puede mantener, teniendo en cuenta que Ferraz «patrocina» al candidato que se mide a Díaz. Espadas ha procurado durante la campaña marcar distancias con el «aparato», asegurando que «la voz la tienen las bases, no Ferraz», para intentar desembarazarse del sambenito que le persigue. La marca Ferraz no sumaba en esta campaña, después del fiasco de la moción de censura de Murcia y la debacle del 4-M.

Por su parte, Díaz ha hecho todo lo contrario, buscando cabalgar el malestar contra Sánchez, con un discurso plagado de apelaciones a la «libertad». Asumiendo el papel que Sánchez utilizó para vencerla en 2017, la líder andaluza ha presumido de ser «autónoma del aparato» y de aspirar a ser la «candidata de la militancia». En todo caso, el escenario está abierto y si Espadas lograra imponerse, como confían en Ferraz y en Moncloa aún quedarían unos meses de cohabitación entre ambos. Bicefalia. Uno como candidato a unos comicios aún sin fecha, otra como una secretaria general del PSOE-A con fecha de caducidad.