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Moncloa «avanza» hacia los indultos: «Son inminentes»

En el Gobierno sostienen que será una decisión de suma «trascendencia histórica» y piden al PP que no se «enfrente» a Cataluña

El presidente del Gobierno en una de sus declaraciones haciendo pedagogía sobre los indultos
El presidente del Gobierno en una de sus declaraciones haciendo pedagogía sobre los indultosPOOL MONCLOA/BORJA PUIG DE LA BELLACASAPOOL MONCLOA/BORJA PUIG DE LA BE

La foto de Colón de 2019 fue un regalo para Pedro Sánchez. Solo cinco días después de la manifestación en la que «las tres derechas» –como entonces se referían en el PSOE a PP, Ciudadanos y Vox– se retrataran a codazos en el citado enclave, el presidente del Gobierno activaba el adelanto electoral. La coartada fue la imposibilidad de aprobar –con un ERC que exigía un «relator» en su diálogo con el Estado– los Presupuestos. La oportunidad la brindó el alineamiento del PP con Vox, entorno al que los socialistas armaron su discurso de miedo a la «extrema derecha» para mantenerse en el poder.

La plaza de Colón pedía elecciones y Sánchez se las dio. Y como consecuencia revalidó en las urnas la victoria de la moción de censura, que le había llevado diez meses antes a ocupar La Moncloa. Dos años después, la plaza de Colón exige a Sánchez que apruebe los indultos, pero, esta vez, el presidente no les va a conceder su petición.

En el Gobierno están «decididos» y convencidos de la «trascendencia histórica» que tiene la decisión. «Avanzamos», aseguran, cuando se les pregunta por la cuestión. La determinación de concederlos está tomada, si nos atenemos a la contundencia de los argumentos que se enarbolan, desde el presidente hasta los ministros, para hacer pedagogía. Y se antoja «inminente», porque el coste político de concederlos sin haberlo hecho todavía está siendo muy importante.

A esto se suma, que en Moncloa consideran que la movilización de Colón fue «un pinchazo» y entienden que han superado con éxito la jornada de contestación social. Además, arranca una semana marcada por la agenda internacional con reuniones con Joe Biden hoy y Ursula von der Leyen el miércoles. Estas son las «fotos» que Moncloa quiere contraponer a la de Colón.

«Están terminándose y llegarán pronto», anticipan. La previsión es que estén listos antes de agosto. Si se pide una acotación temporal más concreta se apela a que «la velocidad» no es lo importante, sino la «calidad». Una argumentación que debe ser «exquisita», ante los recursos a la Sala Tercera del Tribunal Supremo que ya se han anunciado por parte de partidos políticos, algunos, personados en la causa, como es el caso de Vox. En Moncloa definen la concesión de los indultos como una decisión «de calado histórico» que marcará «el futuro de España», un futuro que, dicen desde el PSOE, «no se construye en Colón».

En contraposición con esta estrategia de «enfrentamiento con Cataluña» que perciben en el PP, desde el Gobierno se defiende que la política consiste en «hacer», en «solucionar problemas» y «no resignarse» a vivir en una crisis de convivencia y política «enquistada». En este punto, señalan directamente a Mariano Rajoy y se excusan en el victimismo de que la situación que les ha tocado resolver es «heredada» del anterior ejecutivo.

Desde el PSOE se redobló ayer su estrategia de pedagogía para contrarrestar la movilización en Colón, conscientes de que existe una mayoría en la opinión pública que, aunque no se haya manifestado, tampoco comprende ni comparte la concesión de los indultos. «Patria es convivencia», se limitan a decir, apostando por su apelación al «reencuentro». En este punto, vuelven a recordar la hoja de ruta fracasada del PP con las mesas petitorias contra el Estatut. «Aquello ya sabemos que no salió bien». Además, entienden que si los populares persisten en esta estrategia «no pueden ser parte de la solución» y les piden que «rectifiquen».

En concreto, cargos socialistas utilizaron ayer las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso, poniendo el foco en la firma del Rey a los indultos, para criticar la actitud de los populares. Lo calificaron de «puñalada» a Felipe VI, de «provocación» y al PP de «no ser demócratas». Una estrategia para intentar desviar la atención de una movilización que, dos años después, hace más daño al Gobierno, por la incomprensión que existe –incluso entre su propio electorado– por la concesión de los indultos. Sin embargo, en el Ejecutivo no van a cejar en su estrategia y van a continuar desplegando la «agenda catalana» prevista.

Con independencia del momento en que se aprueben los indultos, que desde el Gabinete evitan oficialmente vincular a tiempos políticos o electorales, el presidente del Gobierno se reunirá con Pere Aragonès en los próximos días en Moncloa. Una reunión que servirá para dar el pistoletazo de salida oficial a la reactivación del diálogo que quedó en «stand by» por la crisis sanitaria y la parálisis política en Cataluña.

Como hitos pendientes, quedan la configuración de la «mesa de diálogo» y la aprobación de la reforma del Código Penal para rebajar el castigo a los delitos de sedición, por los que fueron condenados los líderes del «procés». Esta modificación legal, tal como publicó LA RAZÓN, no se producirá antes del verano, sino a lo largo de la legislatura.

De Colón al Congreso

En el Gobierno asumen que su decisión de conceder los indultos tiene un importante coste político, de ahí que se quieran activar cuanto antes. El Congreso de los Diputados será esta semana reflejo del impacto que está teniendo la medida de gracia sin haberse activado todavía. La oposición utilizará este tema para desgastar al Ejecutivo en el Pleno.

En concreto, el PP obligará a todos los grupos a retratarse sobre esta cuestión, elevando a votación una moción reclamando al Gobierno que deniegue esa medida de gracia y que desista de su pretensión de modificar el delito de sedición. Además, PP, Vox y Ciudadanos también centrarán en la medida de gracia sus preguntas al Ejecutivo en la sesión de control, incluidas las dirigidas a Sánchez, que el pasado miércoles no estuvo presente en el hemiciclo por estar de viaje oficial en Argentina.