Caso Marta del Castillo
En el patio de la cárcel uno socializa con café y tabaco. Si tienes dinero y puedes comprar para invitar y ganarte el respeto de los veteranos o “pagar” ciertos favores o deudas, no debería haber mayor problema: yo te invito, tú me prestas... A no ser que seas el asesino de Marta del Castillo y nadie te ingrese dinero en la cuenta de peculio. Según fuentes de la prisión, Miguel Carcaño Delgado llevaba 10 años viviendo prácticamente en la indigencia dentro del módulo 2 de la cárcel de Herrera de la Mancha, donde acaban de trasladar a Tony King, al pederasta de Ciudad Lineal, a Patrick Nogueira y al resto de los peores asesinos de este país, que estaban en el módulo de aislamiento -ahora cerrado- de este centro penitenciario. El asesino de Marta del Castillo llegó aquí en 2013 y dicen que se ponía en la cola del economato como si fuera un mendigo por si le caía una lata de Coca-Cola de vez en cuando pero hace algo más de un año que su situación ha cambiado hasta el punto de haberse convertido en el “líder” del módulo.
Gana 430 euros al mes
El principal motivo es porque ahora tiene el mejor “destino” (trabajo dentro de la prisión). Está en la panadería del centro con una paga mensual de 430 euros. Dicen que además de obsequiar con panes especiales y pastas a algunos funcionarios, el sueldo (es mucho dinero en prisión) le ha permitido montar un “negocio” en el módulo: un economato paralelo. Aseguran las mismas fuentes que Carcaño compra cajas enteras de varios productos como lácteos probióticos, galletas y chocolates para revenderlos en su celda y sacarse un dinero extra. Tanto es así que a veces ha dejado sin abastecimiento de estos productos y la única manera de conseguirlos era comprándoselos a él a un precio más caro del que marca la caja. Ahora que tiene bastante dinero, Interior debería asegurarse de que esté pagando la responsabilidad civil a la que fue condenado: 340.000 euros que pretendía pagar a razón de 20 euros al mes.
Compra proteínas en polvo
Además de esa “indigencia” (todos los presos tienen garantizadas tres comidas diarias y asistencia sanitaria) en la que vivió casi una década, Carcaño estuvo un tiempo enfermo y perdió mucho peso. Aseguran las mismas fuentes que llegó a estar por debajo de los 50 kilos por una supuesta intolerancia a la lactosa que le provocaba indigestiones hasta el punto de que tuvieron que adaptarle una dieta específica en prisión. Sin embargo, ahora se habría recuperado, aunque el cambio físico del asesino de Marta del Castillo también se debe a que ha comenzado a pasar más tiempo en el gimnasio y ha empezado a consumir proteínas en polvo, como los deportistas que hacen musculación; unos botes enormes que pide a través de Demandaduría.
La ayuda del párroco
Este cambio de vida, dicen, ha sido gracias al párroco de la prisión, Vicente Elipe López-Peláez, de la orden de los padres Trinitarios. Celebra misa los sábados por la tarde, sobre las 17:30 horas y, aunque Carcaño no es un gran devoto, aseguran que su relación se fue estrechando porque el religioso le empezó a dar clases de italiano en la capilla. Esto le ha costado al capellán algún encontronazo con los funcionarios del centro ya que muchas veces acude a diario al módulo donde se encuentra Carcaño para llevarse al preso a la capilla, lo que aumentó los rumores dentro de la prisión de que mantenían un romance e incluso aseguran que el párroco tiene tatuado el nombre de Miguel en la muñeca, que tapa con pulseras. No obstante, también sostienen que fue a través de este hombre que Carcaño conoció a una joven que tocaba la guitarra en la iglesia y que posteriormente trabajó para Cruz Roja haciendo cursos sobre alcohol y drogas en el centro, con la que hace tres años mantuvo comunicaciones íntimas. Pero la última relación que se le conocen fue con una prostituta de Valdepeñas, con quien mantuvo contacto hasta hace un año e incluso aseguran que él le mandaba giros de unos 250 euros al mes porque la mujer tenía apuros económicos y un hijo al que mantener. Con su entorno de Sevilla, solo mantiene contacto telefónico con un amigo llamado José.
Un USB en su celda
La actitud chulesca y altiva de Carcaño, que pasa las horas viendo películas y series con un USB que conecta a la televisión de su celda, se ha visto incrementada por este “estatus” que ha adquirido en prisión y, aseguran, ha leído “Mi lucha” de Hitler y libros sobre la II Guerra Mundial y tiene un discurso racista. Sus dos “padrinos” en el módulo son Javier Riquelme, presidente del Club de fútbol Promesas de Alicante y condenado por abusos sexuales a menores y Francisco Bretol, de 63 años y preso por haber apuñalado en ocho ocasiones a su última pareja.