El Gobierno de Pedro Sánchez

Urgencia y necesidad

La crisis de Gobierno se ha hecho ya imprescindible si se quieren mantener sus propiedades políticas y taumatúrgicas. Hay riesgo de que se fuguen las vitaminas como en la recomendación de las madres ante el zumo de naranja. Desde que se puso en circulación la «cosa» para tapar, con el relato del impulso y los nuevos retos, el desastre madrileño y la saga/fuga de Pablo Iglesias, ha pasado demasiado tiempo.

Los roces y enfrentamientos en el ejecutivo entre socialistas y morados, en el seno del PSOE entre los del partido y los de Moncloa e incluso en la otra parte entre posibilistas y «hemos sido engañados», no se pueden achacar ya a las tensiones propias de todo gobierno. Sigue ahí, de peineta, la espada de Damocles. Cada episodio, declaración y desplante solo se analiza ya en clave de «quemados» o «reforzados» ante el fuego purificador de esa nueva era. Entiendo que los ingenieros están probando la resistencia de los materiales. La capacidad de resistencia de Podemos, por ejemplo. En otras circunstancias si en la ley del «Sí es sí» no sale la Ministra de Igualdad en rueda de prensa, la propia Montero hubiera contraprogramado con una entrevista en la tele o una filtración. Ahora la parte morada está débil y hasta se dejan birlar sus «tesoros». Solo en una estrategia de debilitamiento del socio se puede entender la demora en esa remodelación de la que saldrá el Gobierno para una «minilegislatura» de fondos europeos y derechos sociales…lo de la pandemia y su gestión ni lo apunto porque la «cogobernanza» se basa en que lo bueno lo anuncia Moncloa y las restricciones para las autonomías y ayuntamientos. Queda la cuestión catalana. Hay prórroga, se ha ganado tiempo pero hay que cerrar y contar cual es el camino y hay que evitar que se desmorone el Estado por meras declaraciones de intenciones.