Crisis fronteriza

Más de 5.000 inmigrantes vagan aún por las calles de Ceuta

Tres meses después de la crisis, 700 niños malviven en naves cerca de la frontera

Más de 10.000 personas cruzaron de manera ilegal la frontera en el mes de mayo
Más de 10.000 personas cruzaron de manera ilegal la frontera en el mes de mayoBernat ArmangueAgencia AP

Casi tres meses después de la entrada en menos de 72 horas de más 10.000 personas –el Gobierno de España sigue sin tener datos oficiales– en Ceuta desde territorio marroquí gracias a la permisividad de las fuerzas de seguridad del país magrebí y con una crisis enquistada entre España y Marruecos, la frontera entre ambos países se encuentra herméticamente sellada.

Según dijo esta misma semana la delegada del Gobierno de España en Ceuta Salvadora Mateos, las relaciones con Marruecos vuelven a ser «muy buenas», pero lo cierto es que el paso del Tarajal continúa cerrado sine die y Marruecos sigue sin recibir al nuevo ministro de Exteriores español José Manuel Albares.

Entretanto, entre 5.000 y 6.000 personas continúan vagando por las calles y entorno de la ciudad autónoma, y aproximadamente 800 adultos y 700 menores viven en cuatro naves acondicionadas junto a la frontera sin conocer cuál será su futuro.

Cerrada desde marzo de 2020, la fecha de apertura de la frontera del Tarajal entre Marruecos y Ceuta es aún una incógnita. Eso sí, la delegada del Gobierno avanzó este lunes que cuando ello se produzca, solo entrarán a la ciudad autónoma turistas con visado –aunque no descartó acuerdos «más adelante» con ciudadanos marroquíes residentes en municipios fronterizos, como hasta ahora ocurría con los vecinos de la provincia de Tetuán– y trabajadores regularizados.

«Hubo una crisis cuyas causas son conocidas y no hace falta repetir, pero ha habido un cambio en el Ministerio [de Asuntos Exteriores tras el relevo de Arancha González Laya por José Manuel Albares y se han retomado las relaciones, que estuvieron un poco paradas, pero ahora son muy buenas y en los próximos días lo vais a ver», aseveraba la representante del Ejecutivo central en Ceuta. Lo cierto es que, por el momento, no hay fecha para la visita del titular de Exteriores español a Marruecos.

Varios menores en las naves del Tarajal
Varios menores en las naves del TarajalAntonio SempereEuropa Press

Pasividad de Marruecos

El especialista en integración de menores extranjeros no acompañados Michel Bustillo recuerda que «la convención de derechos del niño se vuelve a incumplir en Ceuta, con una atención y acogida nefasta y, sobre todo, falta de voluntad política de integrar a estos niños». «España sigue sin estar preparada para las grandes llegadas de menores, ya en 2018 se pudo comprobar en Andalucía las vulneraciones de derechos que se produjeron», explica el educador a LA RAZÓN.

«Y a Marruecos sigue sin interesarle estos niños y jóvenes, que continúa utilizando como moneda de cambio», asevera el representante de la ONG Voluntarios por otro Mundo en Jerez de la Frontera. Lo cierto es que, a pesar del anuncio del rey Mohamed VI a primeros de junio de que Marruecos se haría cargo de la repatriación de sus menores no acompañados repartidos por Europa, desde Rabat no se ha pasado aún a la acción.

Bustillo reclama al Gobierno de España que saque adelante –las discrepancias entre Migraciones e Interior han forzado el aplazamiento del debate en el Consejo de Ministros– la Reforma del Reglamento de Extranjería con el deseo de facilitar a menores y adolescentes no acompañados su transición a la vida adulta. La medida garantizaría, según sus promotores, el derecho a documentarles, de manera automática, mediante una autorización de residencia y trabajo a partir de los 16 años y simplificaría los requisitos de renovación de este permiso a partir de los 18. Sus detractores temen un efecto llamada.

Entretanto, Marruecos continúa vigilando férreamente los pasos del Tarajal y Benzú con un fuerte dispositivo de fuerzas de seguridad. Además, en las últimas semanas las autoridades marroquíes levantan nuevas vallas y concertinas –las que España no quiere- para hacer más difícil los accesos a la ciudad. Rabat no quiere que vuelvan a producirse escenas como las de los días 17 y 18 de mayo ni que se ponga en duda su compromiso con la UE en materia de cooperación fronteriza.