Polémica

El PSOE abre el debate sobre el «pasado colonial» de España

El PSC lleva al 40º Congreso socialista la polémica por el «daño causado» «en otros lugares del mundo»

El líder del PSC, Salvador Illa
El líder del PSC, Salvador IllaEnric FontcubertaEFE

El PSOE celebrará la próxima semana su 40º Congreso Federal y las distintas federaciones han elevado enmiendas a la ponencia marco que saldrá de este cónclave interno, con las líneas generales que marcarán la hoja de ruta política de la formación. Entre las que se han remitido, destaca una enmienda, rubricada por el PSC, sobre el pasado de España como «potencia colonial» y sobre el «daño» que como sociedad se ha «causado», a su juicio, «en otros lugares del mundo», con el objetivo de determinar si es necesario modificar «algunas dialécticas y planteamientos patrios». Además, Juventudes Socialistas de España (JSE) también ha presentado otra enmienda que pide impulsar «el estudio de la memoria colonial española con los criterios de verdad, justicia y reparación, con el fin de comprender el pasado de España como potencia administradora de territorios no autónomos», en un periodo histórico, a su parecer, «fundamental en la memoria democrática de nuestro país».

La propuesta aclara, no obstante, que reparar «no significa culpabilizar ni minusvalorar», sino que como sociedad también es necesario «repasar» el «pasado colonial» y «qué supuso para España y para los países colonizados, modificando algunas dialécticas y planteamientos patrios». Por su parte, la Juventudes Socialistas también plantea en una de sus enmiendas la necesidad de impulsar «el estudio de la memoria colonial española con los criterios de verdad, justicia y reparación», según Ep.

Última Ejecutiva

En el ambiente palpita una nueva etapa, que lleva, por tanto aparejado un aire de despedida. De hecho, Pedro Sánchez, reunirá hoy con carácter extraordinario a su Ejecutiva, en la que será su última reunión como tal antes del proceso de remodelación interna que se acometerá en el cónclave de Valencia. Tras el batacazo electoral del 4-M en la Comunidad de Madrid, Sánchez ya avanzó que acometería una profunda remodelación tanto en el Gobierno –que ya se produjo antes del verano–, como en el partido.

Sánchez tiene previsto un adelgazamiento considerable de la estructura orgánica del partido, ahora que ya no tiene que pagar «favores» como ocurriera en 2017, cuando buscó acomodo a todos los que le acompañaron en la travesía por el desierto que supuso recuperar la riendas de la Secretaría General del PSOE.

El tono que Sánchez quiere dar ahora al partido es el mismo que impuso al Gobierno en julio: perfiles más jóvenes y más políticos, procedentes del municipalismo, que permitan al partido testar mejor el sentir de la calle y vencer el rechazo que se identificó el 4-M, cuando se certificó la desconexión que existía con la sociedad. Además, el PSOE mantendrá su apuesta por la presencia de mujeres. Se sabe que muchos saldrán, incluso ya se han despedido o han puesto su cargo a disposición, como el que fuera portavoz y alcalde de Valladolid, Óscar Puente.

Está confirmado que la actual vicesecretaria general, Adriana Lastra, seguirá en su cargo como «número dos» del partido, sobre todo después de haber abandonado la portavocía en el Congreso para centrarse en Ferraz y en preparar las próximas citas electorales. También se da por hecho la continuidad de Santos Cerdán al frente de la secretaría de Organización.