Comunicado de Otegi

Moncloa ve un «punto de inflexión» en la relación con Bildu

La formación abertzale está plenamente integrada en la mayoría que sostiene a Sánchez en el poder, pero se abre un escenario de entendimiento futuro que ya se está ensayando en el laboratorio navarro

El comunicado de EH Bildu al que puso ayer voz Arnaldo Otegi y en el que reconoce específicamente a las víctimas de ETA, asegurando que «su dolor nunca debió haberse producido» se percibió en el entorno socialista con moderado optimismo. «Sabemos que significa un avance», resuelven las citadas fuentes, que recuerdan que «saben lo que es el terrorismo», porque sufrieron su zarpazo en sus propias filas. Tanto en Moncloa como en el PSOE valoran con cautela lo que consideran «un paso» y lo contextualizan, contraponiéndolo con el comunicado «detestable» que se hizo hace tres años, y en el que «se hacían distinciones entre las víctimas y se hablaba de víctimas colaterales».

Aunque entienden que aún queda camino por recorrer, no se oculta la importancia que le confieren a este gesto: «Cuando uno sabe lo que cuesta dar un paso en ese mundo, pues valora este reconocimiento que era el que llevábamos años reclamando los demócratas». Quien pone voz a esta declaración es el que fuera lehendakari socialista, Patxi López, que mantiene su puesto en la Ejecutiva socialista, ahora como secretario de Memoria Democrática. Era precisamente él quien lideraba el Gobierno vasco cuando hace diez años ETA comunicó el cese definitivo de la actividad armada.

En Moncloa ven en este paso adelante un «punto de inflexión» en su relación con EH Bildu, que les permite «normalizar» la interlocución con los abertzales. La formación de Otegi está perfectamente integrada en la mayoría de la investidura que sostiene a Pedro Sánchez en el poder y paulatinamente se han ido venciendo las resistencias que inicialmente despertaba la formación. Se ha pasado, en pocos años, de no incluirles en las rondas de contactos para entablar alianzas a reunirse con ellos sin reparo alguno incluso el ministro de Presidencia, Félix Bolaños. La digestión ha sido larga, pero se ha consumado, y lo que creen en el Ejecutivo es que estos gestos, permitirán que se haga también extensiva a sus votantes. Hay sectores del partido que rechazan abiertamente las alianzas con Bildu.

El paso adelante de los abertzales tampoco es desinteresado. En clave estratégica, son conscientes de que para lograr su objetivo de disputar al PNV la posición hegemónica de primer partido vasco deben recorrer el camino ético del perdón. En Madrid ya han conseguido convertirse en socio –no preferente, como los nacionalistas– y esto genera ya suspicacias en los jeltzales, que miran de reojo a Bildu y aprietan al Gobierno para consolidar su posición. También en el País Vasco. Los abertzales fueron la segunda fuerza de las últimas elecciones y en el horizonte se abren futuros escenarios de entendimiento entre las fuerzas de la izquierda. Escenarios, a medio plazo, cuyo laboratorio es Navarra, donde ya se han materializado, y los socialistas gobiernan y se mantienen en el poder gracias a los abertzales.

En el PSOE le confieren un papel destacado a la izquierda abertzale en este proceso y avanzan que se producirán «más avances», porque «hay heridas que ellos pueden ayudar a que cicatricen». Sin embargo, se exige pasar de las palabras a los hechos, porque, aunque Otegi haya llamado a «aliviar» el dolor causado desde «el respeto, la consideración y la memoria», hay actos a día de hoy que se siguen produciendo por parte de los entornos etarras, como los homenajes o los «Ongi Etorri», que siguen haciendo daño a las víctimas. Hace escasas fechas, los socialistas se alinearon –precisamente– con Bildu en el Congreso y el Senado para evitar censurar estas prácticas. Una iniciativa de la derecha que –en su opinión– busca un beneficio partidista. En este sentido, desde el PSOE se criticó a «los agoreros, aquellos que siguen utilizando el terrorismo, como si estuviera presente, para atacar al gobierno socialista».