Opinión
Blanquear el sanchismo
La izquierda nos quiere obligar a pensar que las falsas e hipócritas palabras del dirigente de ETA Arnaldo Otegi sobre el dolor provocado a las víctimas de ETA son ciertas y sinceras. Algo que sabemos todos que es falso y cínico. ¿Cómo se puede lamentar el sufrimiento de las víctimas si ningún asesino de ETA ha colaborado con las fuerzas policiales y judiciales para esclarecer los 376 asesinatos de ETA aún sin resolver? Hoy por hoy, la única realidad es que ETA, y su sucesor Bildu, debían hacer un gesto hacia el Gobierno sanchista después de que, desde el Ministerio de Grande Marlaska, lleven meses acercando a todos los asesinos etarras al País Vasco.
Le tocaba mover ficha a ETA, es decir, a Otegi. Lleva siendo un «toma y daca» desde hace meses. Sánchez lamentó hace semanas en el Senado el fallecimiento de un etarra que se había suicidado. Ahora le tocaba a Bildu-ETA mover ficha a través de Otegi. Todo ello, dentro de una estrategia de que el Sanchismo –que no socialismo– pudiera aprobar los presupuestos generales del Estado de 2022 con el apoyo de Bildu en los próximos meses.
«Haréis cosas que nos helarán la sangre», llegó a recriminar la madre del socialista Joseba Pagazaurtundua, asesinado en 2003 en Andoain por ETA, al PSOE de Zapatero entonces. No se equivocó. Nos helaron la sangre hace tiempo y helaron la moral y dignidad de los buenos socialistas que no deberían de seguir, hoy por hoy, los postulados de un «endiosado» Sánchez, que por poder y vanidad, es capaz de cualquier cosa para seguir siendo presidente.
Flaco favor al colectivo de víctimas también hace algún representante de asociación de víctimas del País Vasco, que cree resumir el sentir de sus asociados y de todas las víctimas al decir: «Hay un salto cualitativo en la declaración de Bildu», en referencia a las declaraciones de Otegi. La izquierda más ultra abandera estas declaraciones para justificar y enaltecer la palabras del dirigente de ETA como un paso importante para que víctimas y verdugos tengamos que convivir en paz. ¿Pero desde cuándo es obligatorio y necesario una convivencia entre asesinos y asesinados? Nunca. ¿Cuándo un violador ha tenido que reunirse con la familia de la persona violada, como si no hubiera pasado nada? De locos! Síndrome de Estocolmo. A pesar de una parte del cine español… no caeremos en la trampa del sanchismo ni de su blanqueamiento.
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