Ante las elecciones
Podemos cree que la estrategia de Yolanda Díaz es «distanciarse» de ellos
En el partido avisan de que busca «no desgastarse» y que trata de «diferenciarse» ante el clima electoral
La manera en la que se han desenvuelto los acontecimientos en las dos últimas semanas dentro del Gobierno de coalición no solo han servido para demostrar públicamente que ambos partidos que conforman Moncloa han sacudido sus deportivas para prepararse para la carrera electoral. Más allá de ello, para la cuota morada supone un punto de inflexión internamente, debido a la necesaria reorganización de calado a la que deben someterse para cerrar filas con Yolanda Díaz, a la que fían su futuro electoral, pero a la que –a su vez–notan «más distanciada» de los posicionamientos morados
Un hecho que preocupa en la cúpula morada ante la cada vez más certera opinión de que en la nueva plataforma que presente la líder de Unidas Podemos en el Gobierno, la marca morada pueda quedar diluida. Aunque, confían en que se trate de una «estrategia electoral» que no ven desatinada para armar su liderazgo y presentarse como una candidata diferente, aunque pueda incidir en el desgaste de la formación que –defienden– debe ser «la nave nodriza» del nuevo proyecto.
La estrategia en la que se sumerge la vicepresidenta está siendo muy seguida en el cuartel general morado donde se han encendido las alarmas después de la resaca de la mayor crisis del gobierno de coalición desde la salida de Pablo Iglesias del Gobierno, a cuenta de la reforma laboral y de la retirada del escaño al diputado Alberto Rodríguez.
En el partido ven como la hoja de ruta de la vicepresidenta en este corto espacio de tiempo pasa por tomar distancias con alguna de las batallas que los morados deciden dar en el Gobierno o a nivel parlamentario. La percepción que tienen en la formación, según explica un dirigente cercano a la cúpula, es que si bien esta posición ya había sido adoptado por Díaz al comenzar a trabajar en su proyecto electoral unificador al hablar de superar las siglas, ahora «es más visible» y pasa por no significarse en algunos de los choques PSOE-Unidas Podemos. El objetivo es «diferenciarse» del propio Unidas Podemos y «no desgastarse» ahora cuando aún restan dos años para la celebración de elecciones generales. Algo que comulga a la perfección con el mandato de Díaz de alejarse del ruido, de la política a golpe de Twitter o de la confrontación pública con su socio de Gobierno. También con su intención clara de alejarse de las lógicas de partidos con el fin de presentar un proyecto fresco en el que la sociedad no lo ligue directamente a la marca morada, a la que ve amortizada.
El dirigente consultado pone énfasis –para sostener el sentir de la formación– al encontronazo entre PSOE y Unidas Podemos a cuenta de la retirada del escaño del diputado de Unidas Podemos, Alberto Rodríguez. La decisión de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de ejecutar la sentencia del Tribunal Supremo hizo desplegar a la formación morada una contundente respuesta de repulsa contra la tercera autoridad del estado acusándola –incluso– de «prevaricación» y anunciando una querella contra la también dirigente socialista. Al lunes siguiente la vicepresidenta pidió públicamente en una entrevista en La Sexta «no generar más ruido» con el objetivo de cuidar de la salud –en UCI en esos momentos– de la coalición. Díaz se distanció así de la petición de Podemos de pedir la dimisión de Batet y solo aseguró que el ex diputado tenía el derecho a defenderse de la «injusticia» de la sentencia del Supremo que le condenó.
Todo ello se produjo en una semana clave en la que saltaban las alarmas por el riesgo a ruptura de la coalición y en la que la vicepresidenta tuvo que repetir en varias ocasiones que «la coalición sigue gozando de buena salud», para tratar de zanjar los varios fuegos que se extendieron en Moncloa y que tuvieron su máxime exponente por las desavenencias sobre cómo abordar la reforma laboral en la que finalmente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez intervino para pactar con Díaz su liderazgo en la negociación pero tutelada por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
La reforma laboral es, además, uno de los pulsos que más preocupa a los morados, que ven como «el PSOE ya no deja ganar batallas a Díaz» –como hasta ahora había sucedido con la subida del SMI–, por ejemplo–. En el partido gana enteros la sensación de que su socio mayoritario se encuentra preocupado por la creciente popularidad de Díaz y es por ello que ya hablan de una operación para desgastar a la vicepresidenta.
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