Sucesos

Agreden a dos guardias civiles al grito de “¡aquí mandamos los árabes!”

Días después un Mena clava un cuchillo en el muslo a un agente cuando se cursaba su ingreso en un Centro de Menores tras haber cometido un delito

Un agente de la Guardia Civil de espaldas y junto a un vehículo oficial del cuerpo
Un agente de la Guardia Civil de espaldas y junto a un vehículo oficial del cuerpoGUARDIA CIVILGUARDIA CIVIL

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se sienten “vendidos”. Y es que, los intentos del Gobierno por reformar la Ley 4/2015 de Seguridad Ciudadana no solo provoca una “inseguridad jurídica” sino que está generando una preocupante pérdida de respeto hacia los agentes que cada día se enfrentan a agresiones y amenazas en el desempeño de su trabajo.

Así ocurrió el pasado fin de semana cuando dos guardias civiles en prácticas fueron “acorralados” cuando se encontraban fuera de servicio, tomando algo en la discoteca Ébano de Peñíscola, después de haber sido reconocidos como miembros del Cuerpo.

En el interior de la discoteca, un grupo de cinco personas, de varias nacionalidades, predominantemente marroquíes, siendo conocidos delincuentes habituales de la zona, reconocieron a los guardias civiles y comenzaron a acosarles en el interior del local. “Os esperamos fuera”, fue la amenaza. Ante esto, los agentes decidieron no salir de la discoteca y esperar al cierre del mismo con la confianza de que se hubieran marchado, pero les estaban esperando. Fue entonces, al cierre del local cuando salieron y al grito de “¡aquí mandamos los árabes!”, recalcando que la Guardia Civil ahí no pintaba nada, comenzaron a agredir a los agentes.

Según ha podido saber LA RAZÓN fueron hasta diez los detenidos como participantes de la agresión. Entre los agresores destacaba un dominicano, converso al islam, y federado en boxeo, que no solo se dedicó a proferir a los agentes numerosos golpes sino que arengó al resto para que se sumaran a la paliza.

Incidente en Vinaroz

Pero ese no es el único incidente vivido en la Comunidad Valenciana, en menos de siete días, contra guardias civiles.

El viernes, un grupo de Menas –menores extranjeros no acompañados- fueron detenidos por la Guardia Civil, siendo éstos, además, viejos conocidos por los agentes por sus continuas fechorías. En concreto, ese día recibieron un nuevo aviso: habían secuestrado a una joven a punta de navaja y se la habían llevado por los cajeros para atracarla.

Una vez que fueron detenidos y pasaron a disposición judicial, el juez ordenó que uno de los Mena fuera trasladado al Centro de Menores de Vinaroz (Comunidad Valenciana). Fue entonces, cuando se procedió al ingreso de este menor extranjero no acompañado cuando comenzó a autolesionarse con un cuchillo parecido a los que se usan para la mantequilla. Cuando los agentes intentaron reducirle, el menor lesionó a una guardia provocándole un corte en un dedo de la mano. Después, fue contra el otro agente a quien le clavó el cuchillo en el muslo de la pierna, aunque este no llegó a traspasar la carne al ser de punta roma.

Indefensión

El Ministerio del Interior se comprometió en septiembre a crear en la Policía Nacional y en la Guardia Civil grupos específicos para perseguir delitos de odio, en las unidades centrales y provinciales de información. Además, dijo que desarrollaría herramientas para evaluar el riesgo de las víctimas. Pero, ¿y cuando el odio es contra la Guardia Civil? ¿Quién les protege?

¿Qué abarcan los delitos de odio?

Cualquier infracción penal, incluyendo infracciones contra las personas o las propiedades, donde la víctima, el local o el objetivo de la infracción se elija por su, real o percibida, conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia a un grupo como los definidos en la parte B;
(B) Un grupo debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar.

Los agentes ven cada vez más mermada su autoridad y, ante la amenaza de la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, tratan de hacer un frente común y han lanzado un llamamiento a todas las organizaciones policiales y asociaciones profesionales para que se unan, con el único objetivo de proteger a los policías de “una reforma legal que agrava nuestra actual situación de indefensión”. “Se trata de una reforma que limitará la capacidad de actuación policial ante eventos de gran conflictividad social. Esta reforma impide cumplir con los deberes que impone nuestra Constitución, en especial la protección del libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana. La reforma de la Ley vigente compromete la seguridad, no sólo de los policías sino de toda la sociedad en su conjunto”, agregan.