Jorge Vilches
España vaciada contra el PP
La España rural merece tanta atención como escapar de la manipulación de EV
Vuelve la España de los caciques, aquellos conseguidores de la época de la Restauración que gracias a sus contactos en Madrid conseguían beneficios locales. A cambio, el cacique conseguía que los lugareños votaran al candidato gubernamental de turno. Esto es la “España vaciada”, pensada para encauzar el voto conservador rural en perjuicio del PP. Veamos el mecanismo.
Ocurrió en las autonómicas de 2018 en Andalucía, y en las de 2019 en Madrid. El voto rural y conservador se fue a Vox. El motivo era que se sentían abandonados por los grandes partidos en la defensa de sus tradiciones, su paisaje y modo de vida. Asuntos como la caza, los toros o la religiosidad entendidos como delicados para la sensibilidad progresista o centrista del PSOE y el PP, encontraron un acomodo en el discurso de Vox.
Los de Abascal siguieron entonces el modelo populista de Bannon y Le Pen: hablar a la “auténtica España”, la rural, huérfana de atención, en detrimento de las contaminadas y multiculturales urbes. El ruralismo de Vox tuvo un éxito fácil frente al progresismo que desprecia el campo, que lo llena de ecologistas que no distinguen un buey de un toro, que creen que cazar es asesinar, y, encima, son veganos de la tienda del gourmet. Hoy eso no es posible porque en pocos años de rodaje Vox ha quedado al nivel del resto de partidos.
No obstante, el mecanismo fue un hallazgo: alentar el localismo victimista como un modo de encauzar el voto conservador rural. Se trata de priorizar la necesidad local -un colegio, una carretera, o una institución pública-, y arrinconar el eje ideológico. Es el retorno del conseguidor, del cacique, como el diputado de Teruel Existe, que vive en Valencia y dormita en Madrid para conseguir millones a cambio de su voto.
Nos encontramos ante otra manera de que el PSOE utilice el regionalismo como hace con los nacionalismos. Los socialistas se han convertido en aliados naturales del PNV, ERC, Partido Regionalista Cántabro, Nueva Canaria y demás. Esto permite un doble negocio: apoyo mutuo en el Congreso de los Diputados y en sus autonomías y municipios. Esta alianza excluye al PP, que queda como un partido urbanita, ajeno al sentir local. En realidad, cuanto más suenen los problemas del PP de Madrid más se va a reforzar la imagen de que a los populares solo les interesa esta comunidad. De ahí la importancia de que el Partido Popular de otras regiones cobre relevancia y ocupe portadas. Es necesario levantar la vista y tener más perspectiva.
España Vaciada (EV) se registró como partido en el Ministerio del Interior en septiembre de este año. Cuenta con una red periodística detrás de la cual está Manuel Campo Vidal, ocupada de dar relevancia victimista a lo local, en detrimento de lo nacional, como si les fuera ajeno. Esta red se ha dedicado a buscar agrupaciones reivindicativas y políticos rebotados de otros partidos. La lista de esta confederación de vaciados contiene nombres de efecto publicitario, como “Milana Bonita” (Extremadura), o “León Ruge”.
Las encuestas dan a EV entre 8 y 15 escaños; es decir, tendrían una fuerza similar a la del PNV y ERC. Las personas que la integran proceden mayoritariamente de formaciones de izquierdas, como el PSOE y Podemos, y tenderán a pactar con los socialistas antes que con el PP en condiciones de igualdad.
La importancia del congreso del PP en León debe abrir una vía para contrarrestar esta maniobra. No se puede dar la batalla por ganada porque las encuestas vaticinan una victoria en las urnas. El ruralismo es una forma de hacer país y democracia con el enganche de los dirigentes políticos con la “España que madruga”. En este país no solo hay persianas que se suben, sino personas que trabajan de sol a sol en el campo arriesgando todo lo que tienen. Merecen tanta atención como escapar de la manipulación de EV.
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