Opinión

Siempre hay letra pequeña

“Se arrogaban el derecho sobre nuestro derecho a pensar y discernir”

Homenaje al etarra Zunbeltz Larrea en su localidad natal, Durango (Vizcaya), tras salir de prisión en 2018
Homenaje al etarra Zunbeltz Larrea en su localidad natal, Durango (Vizcaya), tras salir de prisión en 2018Luis TejidoEFE

Siempre hay que leer la letra pequeña en todo lo que emiten los de Otegi y los presos que cumplen condena por graves hechos de terrorismo nacionalista vasco.

Rafa Díaz Usabiaga, uno de los líderes históricos se quejó hace no mucho de que «los ongi etorris no deben percibirse como una ofensa a las víctimas». Martin Alonso, un gran experto en los tongos del mundo heredero de ETA, subrayó que se arrogaban el derecho sobre nuestro derecho a pensar y discernir. Siempre manipulando. Era, y es, el tiki taka de la propaganda sin escrúpulos.

EHBildu se negó a condenar estos homenajes y recibimientos en el Parlamento Vasco hace menos de un mes. Algunos datos: la Comisión especial de terrorismo del Parlamento europeo exigió en 2018 que fueran prohibidos los recibimientos públicos a los presos por delitos de terrorismo. Para entonces COVITE llevaba años denunciándolos y la Asociación de Víctimas del Terrorismo había entregado a la Fiscalía un informe pericial acerca del efecto devastador de estos recibimientos sobre muchas víctimas.

Se siguen autodenominando «presos políticos». No excluyen homenajes a la salida de la cárcel. La fanfarria pública dependerá de lo que se consienta. Se atreven a pontificar «que hay quienes quieren impedir la paz e imponer un relato falaz que distorsione el conflicto».

La cuadrilla de asesinos múltiples y colaboradores siguen manipulando y estableciendo la plantilla de lo aceptable políticamente. Ahora bien, como dicen que algunos, sí que han expresado «honestamente» que «sienten dolor» con los homenajes y recibimientos, conceden ser más discretos.

Cuando mataban sus ideas estaban por encima de nuestras vidas y libertades políticas. Siguen manipulando y siguen sin asumir que el «conflicto» detrás del que se esconden fue una estrategia totalitaria, excluyente y antidemocrática.

No caben trucos con la condena pendiente de su estrategia de décadas, sin letra pequeña, con vergüenza moral y política.

Estas navidades los que pidieron los asesinatos, los que fueron chivatos de la banda terrorista ETA y los que colaboraron con los comandos, en lugar de manifestaciones pidiendo la amnistía, sin ningún tipo de autocrítica, podrían emitir un comunicado mostrando su interés masivo en colaborar con la justicia en la resolución de los crímenes sin resolver.