Reforma laboral

El PSOE utiliza a Calviño para «anular» a Yolanda Díaz

PSOE y Podemos libran la batalla del relato para capitalizar el «éxito» de la reforma laboral

El Gobierno aprueba hoy en el Consejo de Ministros la reforma laboral pactada con los agentes sociales. Un acuerdo del diálogo social que tomará forma de decreto ley para garantizar su inmediata entrada en vigor, antes de que acabe el año, cumpliendo así el compromiso contraído con Bruselas. Sin embargo, el recorrido de la norma no acaba aquí y tendrá que pasar ya en 2022 al Congreso de los Diputados para su convalidación. Es ahí donde el horizonte se complica por las trabas que están poniendo los socios del Ejecutivo para su aprobación. Unas trabas que amenazan con poner en jaque el pacto del diálogo social en su tramitación parlamentaria.

Moncloa se encuentra en una encrucijada, pues, mientras sus socios de investidura ERC, PNV y Bildu se han conjurado para introducir cambios en el texto, por ejemplo, para garantizar la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales; los empresarios y su presidente, Antonio Garamendi, ya advierten de que «lo pactado no se toca» y que, si estos cambios prosperan en sede parlamentaria, se borrarán del acuerdo.

En este contexto, desde el Gobierno y desde el PSOE ya se avisa a sus aliados parlamentarios de que es necesario «preservar el acuerdo alcanzado» y poner «en valor el esfuerzo que han hecho todas las partes» para armonizar los intereses de los agentes sociales. «Se debe respetar al máximo lo pactado», destacó ayer el portavoz socialista, Felipe Sicilia, que dice entender que sus socios parlamentarios tengan «su opinión» sobre el texto, pero sin entrar a valorar las consideraciones que hacen sobre el mismo.

Desde los partidos de la coalición ya se han puesto manos a la obra –con una ronda de contactos entre estos partidos que les sostienen en el poder– para tratar de convencer a sus socios, dado que, a día de hoy, no le dan los números para avalar el nuevo marco laboral. Los socialistas no ocultan su preocupación y anticipan que escucharán las demandas de sus aliados parlamentarios, aunque consideran que éstos tendrán difícil acabar oponiéndose a un acuerdo que –además de aunar el favor de sindicatos y empresarios, algo que no se lograba desde 2006– logra revertir algunos de los aspectos más lesivos de la reforma laboral de Mariano Rajoy.

Tumbar la nueva norma sería tanto como dar continuidad a la del PP, aducen en privado fuentes socialistas. Desde el Gobierno exhiben el amplio acuerdo en la mesa del diálogo social: «La reforma es de todos y cuenta con una enorme legitimidad», destacan, para advertir de que hay que «tratar de cambiar lo menos posible» porque «es un delicado equilibrio».

No es el único equilibrio de fuerzas que se libra en el Gobierno. La batalla por el relato de la «maternidad» de la reforma laboral es otro de los debates recurrentes que existen en el seno de la coalición. A pesar de que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz haya sido quien ha liderado los trabajos durante los nueve meses que ha durado la negociación, desde el PSOE se afanan en reservar todo el protagonismo a Nadia Calviño.

La ministra de Economía y vicepresidenta primera entró en la mesa de diálogo social en la recta final de las conversaciones junto a otros ministros socialistas, a iniciativa de Sánchez, para garantizar que los empresarios se sumaran al pacto. Su influencia ha sido decisiva en esta tarea, pero no al nivel de tratar de «anular» los avances que hasta ese momento se habían realizado desde Trabajo.

En la rueda de prensa desde la sede de Ferraz en la que el portavoz del PSOE, Felipe Sicilia enumeró ayer las bondades de la reforma laboral llamó la atención que eludiera referirse en sus agradecimientos a Díaz. Todos los halagos fueron dirigidos hacia Calviño, a quien felicitó por su nuevo puesto al frente del principal comité asesor del FMI.

Ya en el turno de preguntas y cuestionado concretamente por este extremo, Sicilia sí felicitó al Ministerio de Trabajo, pero sin personificar el éxito en la persona de Yolanda Díaz e inmediatamente ha valorado también «la magnífica labor de los agentes sociales». PSOE y Podemos se disputan la batalla del relato para ver quién rentabiliza electoralmente el acuerdo laboral, una batalla en la que los morados les llevan la delantera, a pesar de los burdos esfuerzos de los socialistas por capitalizarla.