Estrategia

Casado decide asumir el protagonismo en la campaña de Castilla y León del 13-F

Génova plantea las elecciones autonómicas como la vía de apuntalar el liderazgo frente Ayuso. La organización regional cuenta con la presidenta madrileña porque «aquí suma votos»

El líder del PP, Pablo Casado, comienza 2022 con una decisiva cita electoral en Castilla y León
El líder del PP, Pablo Casado, comienza 2022 con una decisiva cita electoral en Castilla y LeónEduardo ParraEuropa Press

Génova se volcará en la campaña de las próximas elecciones autonómicas en Castilla y León, anticipada al 10 de febrero por decisión del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y Pablo Casado asumirá un papel protagonista en esta campaña. Es su tierra, y su primera oportunidad para curarse las heridas de los dos procesos electorales anteriores, País Vasco y Cataluña, en los que el mal resultado impactó directamente sobre su liderazgo.

Las elecciones autonómicas de Madrid del pasado mes de mayo fueron un tanto que se apuntó personalmente la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.

Génova había estado frenando la decisión de Ayuso de llamar a las urnas, hasta que la moción de censura en Murcia le dejó el camino despejado y sin excusa para que desde la dirección nacional bloquearan este movimiento. El éxito en las urnas cayó sobre Ayuso y la consagró como una de las referencias nacionales del PP.

Castilla y León es una oportunidad para que Casado se apunte en su haber un importante éxito autonómico, y que el PP pretende enlazar, además, con las elecciones andaluzas y con el congreso nacional, en el que el presidente del partido optará a su reelección. Si le salen bien las cuentas a Génova, el Congreso debería ser un paseíllo triunfal para el líder y la plataforma desde la que activar su candidatura a La Moncloa.

El contexto político y económico sopla a su favor, y también le da más herramientas para manejar el congreso regional del PP de Madrid, o así lo entienden, al menos, en la dirección nacional de los populares.

Las elecciones en Castilla y León serán el primer termómetro real de Casado en las urnas en el contexto de unas encuestas que han ido consolidando la alternativa de la mayoría que suman PP y Vox. Precisamente, la principal incógnita de estas elecciones autonómicas de febrero está en Vox, y en la fuerza con la que pueda entrar en el Parlamento autonómico. Empieza un nuevo ciclo también para el partido de Santiago Abascal, después de una etapa en la que su irrupción parlamentaria la ha utilizado para condicionar desde fuera los Gobiernos de coalición entre el PP y Ciudadanos. Casado hará campaña en Castilla y León en clave nacional. Tendrá una fuerte presencia en el territorio, y hará tándem con el presidente y candidato, Alfonso Fernández-Mañueco. Ahora bien, en el PP regional creen que en la campaña también les suma la presencia de Ayuso, por lo que, salvo decisión de Génova contraria a esta opción, la presidenta madrileña tendrá su espacio en la batalla por el voto. De la misma manera, también creen que el ruido interno perjudica a los intereses del partido, por lo que confían en que se imponga «el sentido común y se apague el incendio en Madrid».

En las últimas elecciones gallegas, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, marcó por completo la estrategia en su feudo. Y Casado estuvo de complemento, en una caravana paralela, pero que no interfirió ni en el diseño ni en la ruta del partido gallego.

En Cataluña y en el País Vasco, la estrategia la dirigió Génova, imponiendo incluso el formato de la relación electoral con Ciudadanos en los dos casos, y con mal resultado para las siglas del PP en ambos. Pero son dos territorios con singularidades propias, donde el PP sabía que jugaba con todo en contra.

En Castilla y León aspiran a una mayoría lo suficientemente holgada como para poder gobernar en solitario. Al final, las elecciones han terminado por precipitarse en un marco en el que estaba abierto el debate sobre la conveniencia de disolver las Cortes , y en el PP de Castilla y León son conscientes de los riesgos que también acompañan a esta decisión.

Pero, en cualquier caso, la suerte ya está echada y Castilla y León pondrá en marcha una maquinaria electoral del partido que no tiene freno hasta las autonómicas y municipales, primera reválida de carácter nacional de las próximas generales, salvo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, altere el calendario.

¿Qué lugar ocupará en este contexto el congreso del PP de Madrid? En Sol temen que Génova utilice este marco para buscarse incluso una excusa para dilatar aún más su convocatoria. Pero, aunque el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, convoque sus elecciones antes del verano, desde febrero a entonces hay tiempo suficiente como para que se pueda celebrar el cónclave en el que Ayuso ha anunciado que presentará su candidatura como presidenta regional de la formación.

Madrid es la única pieza que Génova no ha conseguido recolocar conforme a sus intereses. Pero, en el resto del conjunto nacional, la renovación se ha ajustado básicamente a los planes diseñados por la dirección nacional. El PP no tiene en estos momentos abierto ningún frente interno de calado, si bien la proyección pública de Casado sí se está viendo afectada por la crisis de Madrid.

Ahora bien, en el comité de dirección del partido creen que Castilla y León y Andalucía serán el punto de arranque de Casado para «la reconquista» de La Moncloa.

La estrategia de Génova en Castilla y León no será exportable a Andalucía. Allí el partido reivindica una mayor autonomía y considera, además, que la cultura autonomista hace que la impresión de que las decisiones se toman en Madrid penaliza a las siglas del partido. El presidente Juan Manuel Moreno todavía se guarda la «carta» de la fecha en la que se celebrarán sus elecciones.