Historia

Casas Viejas, el sueño libertario de «Seisdedos»

Los escenarios del levantamiento en la «aldea del crimen» permiten revivir los sucesos de 1933

Guardias de asalto y periodistas, en la choza de Francisco Cruz Gutiérrez, «Seisdedos», cuyo solar es hoy aledaño al hotel Utopía
Guardias de asalto y periodistas, en la choza de Francisco Cruz Gutiérrez, «Seisdedos», cuyo solar es hoy aledaño al hotel UtopíaSERRANO/A. BARTOLOMÉLa Razón

Después de 89 años, en Benalup-Casas Viejas (Cádiz), el tiempo retrocede sin esfuerzo a enero de 1933. Los escenarios de la revuelta campesina fueron retratados esos días con tal profusión que hoy es fácil seguir la pista con ayuda de aquellas históricas fotografías, aunque a veces haya que adivinar edificios o rincones ya desaparecidos. Y aún hay testimonios directos que mantienen viva la llama del recuerdo en sus calles.

Los cuerpos, preparados para las autopsias, rodeados de médicos, paisanos, guardias civiles y de asalto
Los cuerpos, preparados para las autopsias, rodeados de médicos, paisanos, guardias civiles y de asaltoSerranoLa Razón

Todo sobrevino por la decepción con la República y su fallida promesa de reforma agraria. A finales de 1932 el movimiento anarquista opta por la insurrección y llama a una huelga general el 8 de enero de 1933. Las revueltas son controladas enseguida, pero a Casas Viejas, una aldea aislada, no llegan noticias del fracaso. En el «sindicato de los invencibles» del pueblo, un centro de obreros agrícolas y de otros oficios, se había hecho fuerte la idea de la rebelión y la implantación del comunismo libertario y, a primera hora de la mañana del día 10, unos 200 campesinos salen a la calle, armados con azadas y escopetas, para sumarse a una revolución que no existe.

En el mismo lugar en el que se instaló un improvisado depósito de cadáveres existe hoy un parque infantil
En el mismo lugar en el que se instaló un improvisado depósito de cadáveres existe hoy un parque infantilLa RazónLa Razón

Tomaron el pueblo y sitiaron el cuartel de la Guardia Civil, iniciándose un tiroteo durante el que dos agentes fueron mortalmente heridos. Con el resto de intentonas sofocadas en el país, el Gobierno quiere aplacar este único foco y envía más efectivos de la Guardia Civil al mando del teniente Gregorio Fernández Artal, y a unidades de la Guardia de Asalto –creada solo un año antes– al frente de un personaje determinante en los acontecimientos, el capitán Manuel Rojas.

Las órdenes de Madrid son actuar «sin piedad contra todos los que dispararan contra las tropas». Rojas manda prender fuego a una choza de paja donde se han refugiado algunos de los anarquistas –el anciano Francisco Cruz, «Seisdedos», con sus dos hijos Pedro yPaco Cruz, su nuera Josefa Franco con sus hijos Francisco y Manuel García, su yerno Jerónimo Silva, su nieta María Silva con su amiga Manuela Lago, y Manuel Quijada, que se incorpora maltrecho tras ser torturado para intentar interceder con los cercados. María y su primo Manuel salen de improviso y logran escapar. El resto muere dentro, junto con el guardia de asalto Ignacio Martí­n Dí­az. Rojas ordena después fusilar frente a la mísera chabola a doce vecinos, desarmados y la mayoría esposados.

En los terrenos aledaños a la choza, epicentro de los acontecimientos, abrió en 2006 un hotel que iba a llamarse La Libertaria –en memoria de María Silva Cruz, la nieta de «Seisdedos», fusilada en Tarifa en agosto de 1936– y que finalmente se bautizó como Utopía, con polémica incluida por parte de numerosos vecinos de la región y el sindicato CNT.

En 2015 se inauguró junto al solar del viejo anarquista un Espacio Conmemorativo desde el que es posible arrancar una visita por la «aldea del crimen», como la bautizó Ramón J. Sender, un testimonio de primera mano junto a las crónicas de Eduardo de Guzmán y Miguel Pérez Cordón que permiten, junto al extenso catálogo gráfico de Campúa y Serrano, ser testigos de excepción de los sucesos que le costaron el puesto a Manuel Azaña.

La comisión parlamentaria que visitó Casas Viejas en febrero se dirige al lugar donde estaba la choza de "Seisdedos"
La comisión parlamentaria que visitó Casas Viejas en febrero se dirige al lugar donde estaba la choza de "Seisdedos"SerranoLa Razón

En Casas Viejas, el antiguo cementerio donde se amontonaron los cuerpos tras la tragedia es hoy un parque infantil, el sindicato anarquista en el que se fraguó la rebelión lo ocupa un bar, y el cuartel de la Benemérita es ahora una vivienda encalada como entonces. También es posible comparar el ayer y hoy de la estampa de la comitiva parlamentaria –llegada al pueblo en febrero– caminando en dirección a la choza de «Seisdedos».

La misma zona del pueblo, en la actualidad, con la iglesia de Nuestra Señora del Socorro al fondo
La misma zona del pueblo, en la actualidad, con la iglesia de Nuestra Señora del Socorro al fondoFotoLa Razón