Transición

«¡Corred, corred, os están matando!»: 45 años del crimen de los abogados de Atocha

Dos de los asesinos están en libertad y un tercero que se fugó en 1979 sigue en paradero desconocido

La matanza de los abogados laboralistas el 24 de enero de 1977 conmocionó a la sociedad española. En la imagen, el entierro, dos días después
La matanza de los abogados laboralistas el 24 de enero de 1977 conmocionó a la sociedad española. En la imagen, el entierro, dos días despuésJuan Santiso/StaffLa Razón

En 1983, un estudiante de BUP se jactaba de ser hermano de Carlos García Juliá, uno de los pistoleros de la matanza de Atocha, sobrino de una secretaria de Blas Piñar y habitual de los actos de Fuerza Nueva. Solo habían pasado seis años del atentado en el despacho de abogados laboralistas en el centro de Madrid y sus jóvenes compañeros le escuchaban con incredulidad y sorpresa. Desapareció del instituto igual que se esfumaría el otro García Juliá en agosto de 1996 en Paraguay, donde había viajado con autorización judicial para aceptar una oferta de trabajo.

La participación de Carlos García Juliá el lunes 24 de enero de 1977 fue activa y determinante en aquella «semana negra de Madrid». Entre las 22:30 y las 22:45 de una lluviosa noche, tres miembros de la extrema derecha –forman parte del «Comando Hugo Sosa» de la Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A)– llegan a cara descubierta –uno cubre su cabeza con una capucha– al tercer piso del número 55 de la calle de Atocha, donde los letrados –vinculados al Partido Comunista, todavía no legalizado– están trabajando en una reunión de coordinación de movimiento vecinal. Llaman al timbre. Los recién llegados buscan a «los que han hecho la huelga del transporte, sucios marxistas cobardes». El responsable del entonces ilegal sindicato de transportes de Comisiones Obreras, Joaquín Navarro, que había pasado allí la tarde organizando la huelga, se había marchado poco antes.

Portada del diario Ya con la noticia del suceso, el miércoles 26 de enero de 1977
Portada del diario Ya con la noticia del suceso, el miércoles 26 de enero de 1977La RazónLa Razón

Franqueada la entrada, asoman las pistolas – una Browning 9 mm Parabellum, y una Star de 9 mm, modelo Super–.«Esas manitas bien arriba», ordena José Fernández Cerrá, el segundo de los asaltantes, mientras Fernando Lerdo de Tejada vigila desde la puerta con una pistola descargada. Ponen contra la pared a ocho abogados y a un administrativo y disparan a poco más de medio metro de distancia. Son tantos los tiros que se creyó que usaban metralletas.

Luis Javier Benavides, Enrique Valdelvira y Ángel Rodríguez mueren en el acto. Francisco Javier Sauquillo y Serafín Holgado ingresan con vida en el hospital, pero fallecen al día siguiente. Luis Ramos, Alejandro Ruiz-Huerta –una bala rebotada impactó en un bolígrafo que llevaba en un bolsillo de la camisa–, Dolores González y Miguel Ángel Sarabia resultan gravemente heridos, aunque logran sobrevivir. Dolores pierde a su marido, Javier Sauquillo, y al hijo que esperaba. Ruiz-Huerta es el único con vida hoy día.

La exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, cofundadora del despacho laboralista, narró lo sucedido a Servimedia. El azar la colocó fuera poco antes de que sonaran los disparos. Había salido de las oficinas del número 55 para encontrarse con unos compañeros en otro despacho, en el número 49, a dos manzanas de distancia en la misma calle: «Fue quitándonos los abrigos cuando oímos las sirenas y vimos un coche de policía», rememoró. «Nos pareció raro. Los teléfonos no daban señal –los pistoleros habían roto los cables– y fuimos hacia allí. A medida que nos acercábamos, los vecinos, que nos conocían, nos gritaban: ‘¡Corred, corred, os están matando!’ Nosotros, claro, no nos fuimos. Cuando llegamos, ya se estaban sacando los cadáveres».

Los tres pistoleros: José Fernández Cerrá, Fernando Lerdo de Tejada y Carlos García Juliá
Los tres pistoleros: José Fernández Cerrá, Fernando Lerdo de Tejada y Carlos García JuliáLa RazónLa Razón

García Juliá fue detenido en Brasil en 2018 y extraditado el 7 de febrero de 2020. Salió de prisión en noviembre de ese año. Desde febrero de 1992, Fernández Cerrá es un hombre libre. Lerdo de Tejada se fugó en 1979 y Francisco Albadalejo, considerado autor intelectual del atentado, murió en 1985 en la prisión de Valladolid.