13-F
Qué se juega cada partido en Castilla y León
El PP busca gobiernos estables; el PSOE, gobernar; Vox, ser “la llave”; Cs, frenar su crisis; Podemos, sumar por la izquierda y la España Vaciada hacerse hueco
Los comicios de Castilla y León no solo tienen en juego un feudo codiciado y hegemónico del PP, sino que serán leídos a nivel nacional como una forma de reprobación, alternativa, premio y castigo a los principales líderes de cada partido. También la creación de nuevos partidos como la España Vaciada dejará ver su posicionamiento de cara a futuras aritméticas en próximas elecciones.
PP: A por un gobierno estable y sin pactos que les condicione
El PP llega al fin de la campaña de Castilla y León esprintando con la idea fija de gobernar en solitario. A pesar de unas encuestas oscilantes donde, cualquier contratiempo queda reflejado en un vaivén aritmético que les podría condicionar a no alcanzar esa mayoría suficiente, Pablo Casado y toda la dirección nacional se implicaron para desafiar la estadística.
Los populares buscan un gobierno estable sin necesidad de tener que reeditar pactos que les condicione ni de manera autonómica ni tampoco a nivel nacional. También tendrán que sortear lo que consideran «deslealtades» y tratando de evitar coaliciones de gobierno, una fórmula que dan por amortizada y fracasada.
Con una constante presencia en el terreno y un discurso propositivo y reivindicativo en cuanto al eco de las políticas del Gobierno de Sánchez, el partido fija su objetivo en movilizar a los indecisos y vencer, por tanto, a la abstención que podría condicionar su resultado. También se juega que la voz de las urnas les dé la razón y, por tanto, avale el adelanto electoral que activó Alfonso Fernández Mañueco tras constatar que no podía seguir dependiendo de Ciudadanos.
Los populares fían en Mañueco su suerte de fortaleza territorial y la inercia de reeditar el «efecto Ayuso» del 4-M consolidando así el cambio de tendencia que se ha producido desde entonces, donde los populares no dejaron de crecer siendo así la única alternativa posible a nivel nacional.
Para ello, necesitan seguir manteniéndose en el feudo de Castilla y León para así poder arrastrar, una suerte de efecto dominó, la tendencia al alza de cara a próximos comicios bien en Andalucía o a nivel nacional. Tener más apoyos que la suma de todas las izquierdas y ser revulsivo para tomar impulso es su gran reto. Para ello, el propio candidato de los populares, Alfonso Fernández Mañueco tiró ayer de la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso para lograr, en el cierre de campaña que su electorado sepa que juegan en el mismo equipo. También asistió Feijóo y la dirección del partido a reforzarle.
El presidente del PP, Pablo Casado comenzó el último día de campaña visitando la fábrica de vehículos industriales de IVECO en Valladolid donde defendió al sector de la industria del automóvil. Pidió que se escuche al sector y no se le señale como una industria contaminante, puesto que, en Castilla y León, IVECO, Renault y Nissan y las fábricas de componentes son esenciales y suponen el 20 % del PIB. También apeló a su movilización tras las decisiones «equivocadas» del Gobierno de Pedro Sánchez, en exigir una bajada de impuestos en especial, la que a las matriculaciones.
Ya en el cierre de campaña advirtió de que «todo está en juego el próximo domingo», y volvió a trasladar a Alfonso Fernández Mañueco su apoyo. Casado reivindicó al PP como la «alternativa moderada, sensata, tolerante» y avisó: «Quien quiere que gobierne el PP, solo puede votar al PP. Que no nos engañen con señuelos. O PP o el Sanchismo, o PP los socios de Bildu y ERC, o el PP o el caos».
PSOE: Gobernar y frenar la sensación de «cambio de ciclo»
El PSOE ha ido de menos a más en esta campaña. Los socialistas se han ido creciendo a medida que percibían el retroceso del PP en las encuestas y han cerrado la campaña con unas expectativas mucho más altas de cómo la empezaron. A lomos del «efecto Moncloa», porque Pedro Sánchez ha puesto toda la maquinaria gubernamental al servicio de Luis Tudanca, el candidato socialista aspira al objetivo más ambicioso: romper 35 años de hegemonía del PP en Castilla y León.
El presidente del Gobierno buscaba exponerse lo justo en la campaña para evitar el desgaste, a pesar de haber sido diana de las críticas de Alfonso Fernández Mañueco, que buscó repetir la estrategia de éxito de Isabel Díaz Ayuso, confrontando directamente contra él. Sin embargo, ha acabado echando el resto porque también se la juega en estas elecciones. Son las primeras en las que someterá al juicio de las urnas su modelo de «salida de la crisis» con sello progresista. Además, tras la debacle del 4-M en la Comunidad de Madrid existe el riesgo de que, si los socialistas salen debilitados de la contienda, cale el mensaje de «cambio de ciclo» que quiere impulsar Pablo Casado.
Por contra, aun sin ganar las elecciones ni tocar poder, al PSOE le bastaría con conseguir una mayoría lo suficientemente solvente con el resto de partidos de izquierdas para poner en un brete a Mañueco y obligarle a definir su relación con Vox. Si el partido de Santiago Abascal entra en el futuro gobierno, como demandan, esto supondría para el PSOE una baza discursiva que explotarán en las próximas convocatorias electorales para movilizar a su electorado ante la «amenaza» de que Vox tenga influencia en los ejecutivos. Del resultado de este domingo también dependerá el calendario en Andalucía, donde el candidato socialista no acaba de arrancar, y la maltrecha relación con Casado.
Vox: Ser la «llave» imprescindible y consolidarse
Si hay algo que le gusta a Vox son los retos. Se siente cómodo en el cuerpo a cuerpo con el elector y busca que la movilización de la calle se traduzca también en las urnas.
Compite con los populares por activar a los indecisos, pero también apuesta por activar los desencantados no solo a la derecha sino también a la izquierda e incluso los que ya dan por amortizada la marca de Ciudadanos.
Ser la llave maestra de la Junta de Castilla y León, dique de contención para la entrada de políticas de izquierda, y convertirse en el aliado imprescindible para que Mañueco pueda gobernar será su principal desafío.
Para ello Vox fió su suerte, una vez más, en el «efecto Abascal» que acompaña a un ya no tan desconocido candidato, Juan García Gallardo y se refuerza en el resto de territorios con la fuerza de Olona que se implicó también como si fuera una candidata más a estos comicios.
Los de Abascalse juegan consolidar su estructura territorial y, al menos, doblar los escaños que sacaron en los últimos comicios, tarea fácil. Aunque, todas las encuestas les auguran buenos pronósticos, necesitan ser decisivos para hacer valer sus propuestas, su programa y tener el peso necesario que les siga consolidando a nivel nacional.
Replicar los pactos de Monasterio y Ayuso sería una vía posible, la otra, que no han descartado, entrar en un gobierno si consiguen los escaños necesarios, según dicten las urnas. Cualquiera de estos dos escenarios le serviría, además, de trampolín y ensayo de cara a los próximos comicios andaluces y les posicionaría como un socio estable. En Vox buscan replicar la sorpresa de Ignacio Garriga y se prepara para ajustar cuentas con un PP que de entrada les quiere dar portazo.
Cs: Ante una crisis existencial: volver a ser útil o desaparecer
Inés Arrimadas volverá a medir su liderazgo, su poder de convocatoria y si la marca de Ciudadanos sigue en caída libre o consigue frenar su crisis existencial.
Al borde de desaparecer en diferentes territorios, como le ocurrió en Madrid, acusado de ser un partido «poco fiable» las urnas sentenciarán si el electorado sigue confiando en la apuesta naranja o avanza un paso más a su desintegración como partido.
Después de haber formado parte de gobiernos autonómicos, el candidato naranja, Francisco Igea tiene varios escenarios posibles en juego: uno de ellos cobrarse caro, y a modo de «vendetta» la ruptura del pacto de gobierno. Para ello necesita sacar los votos necesarios para ser decisivo en cualquier hipotético gobierno. Si se hace imprescindible para el gobierno de Mañueco, pedirá incluso su cabeza. Los naranjas podrían ejercer de bisagra con la premisa de su candidato de que «escuchará a todos» aunque no oculta sus preferencias por el candidato socialista, Luis Tudanca. Pero, para sobrevivir, tiene que existir.
Ciudadanos por tanto, tendrá que ganar la batalla del relato frente a la «traición» que les supuso la acción de Fernández Mañueco.
Limadas las asperezas con la dirección general, el vallisoletano centra su discurso en presentar al partido como el del progreso y el único liberal, el único real de centro capaz de pactar en ambas direcciones y aspira a poder tener Grupo propio.
De lo que ocurra, dependerá el futuro de Arrimadas ya que, si consigue mantenerse vivo en el territorio serviría para insuflar alguna esperanza de cara a Andalucía y a su supervivencia. De lo contrario, sumará un nuevo fracaso para la marca y un efecto rebote que puede repercutir en su desaparición final del panorama político.
Podemos: Sumar con el PSOE y consolidar el plan Belarra: «crecer»
Podemos llega a la recta final de la campaña electoral convencido de que ha ido consolidando el proyecto que quiere instaurar en la comunidad autónoma. La despoblación, el blindaje a los servicios públicos, o la defensa de la ganadería sostenible –aupados por el debate generado a nivel nacional sobre las macrogranjas– han sido sus mantras en los 15 días y los discursos con los que han reprochado al PP sus tres años de gobierno autonómico.
El candidato de Unidas Podemos, Pablo Fernández se marca como objetivo sacar al PP de la Junta de Castilla y León y para ello espera sumar con el PSOE, aunque a día de hoy, con las encuestas en la mano, no lograrían dar la vuelta al marcador. El fin es reeditar el pacto a nivel nacional PSOE-Unidas Podemos. Se abren incluso a sentarse a hablar con Ciudadanos para lograr este propósito.
Los morados esperan superar la barrera de los cinco escaños para ser decisivos en un hipotético gobierno autonómico. Sin embargo, en la dirección del partido no creen que un mal resultado tenga réplicas a nivel nacional. Pero el escenario autonómico es distinto, y la mirada está puesta en los siguientes procesos, Andalucía, en el punto de mira.
Además, estos comicios son los primeros que se sucederán bajo el mandato de Ione Belarra como líder de Podemos. Es por ello que de su resultado podrá leerse sí su figura queda o no consolidada, después de que la también ministra se haya volcado completamente en esta campaña, junto a Irene Montero. El plan de los morados pasa por fortalecer su implantación en los territorios donde el partido adolece de una estructura fuerte. Esta por ver, también, si el «efecto Iglesias» que la dirección ha usado como revulsivo en la campaña, termina siendo rentable o no.
España Vaciada: El laboratorio para el salto a la política nacional
El adelanto electoral pilló por sorpresa a la plataforma de la España Vaciada que no tuvo tiempo suficiente de preparar candidaturas para todas las provincias. Finalmente, concurren en cinco de las nueve: Salamanca, Palencia, Soria, Burgos y Valladolid.Las formaciones adheridas a esta plataforma buscan ganar visibilidad de cara a las próximas elecciones generales. Por lo tanto, el resultado que obtengan en estos comicios guiarán sus siguientes pasos y servirán como termómetro del apoyo popular. Por lo tanto, de la capacidad que tengan de movilizar al electorado en un territorio tan amplio, despoblado y envejecido dependerá su resultado el próximo 13-F. Siguiendo la estela marcada por Teruel Existe en el Congreso de los Diputados, estos partidos aspiran a tener un papel decisivo a la hora de facilitar la gobernabilidad, igual que ya hizo Tomás Guitarte en la Carrera de San Jerónimo.
Aseguran no tener etiquetas, ser movimientos transversales y que si llegan a las Cortes apoyarán a cualquier formación que les garantice la lucha contra la despoblación y la apuesta por la cohesión territorial. De todas formas, todo ello dependerá del resultado que obtengan. A priori, según las encuestas, solo el movimiento Soria ¡Ya!, una asociación reivindicativa con más de 21 años de historia, tiene un pie dentro de las Cortes. No obstante, si algo caracteriza la propuesta electoral en Castilla y León es la sopa de letras que se presenta. A los llamados partidos de la España Vaciada, hay que añadir propuestas como Por Ávila y Unión del Pueblo Leonés (UPL) –ambos ya cuentan con representación en las Cortes de Castilla y León– que se prevé obtenga un buen resultados. De confirmarse esta hipótesis, la continuidad de estas formaciones confirmaría la agónica situación que atraviesa el bipartidismo en Castilla y León.
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