El análisis
Recuperación exprés
La izquierda se estanca por la caída de Podemos
El Partido Popular tiene una impresionante capacidad de recuperación. Siempre se ha repuesto de sus momentos más aciagos. También ha saboreado la miel de la victoria. Su trayectoria temporal, como la de los grandes partidos europeos, no ha sido un camino de rosas. La verdadera fortaleza de un partido se demuestra en su reinvención constante. Desde su fundación ha desempeñado dos papeles fundamentales: liderar la oposición o gobernar España. Su implantación a nivel nacional es incontestable, desde la más recóndita aldea de la España despoblada hasta la Puerta del Sol de Madrid. El PP es ya una organización permanente en el tiempo que sobrevive a sus presidentes. Ésa es también la grandeza de las instituciones, su permanencia ante el irremediable y periódico relevo de quienes ostentan su jefatura.
Lo que parecía un cataclismo hace poco más de dos semanas, finalmente se ha encauzado hacia una solución que hará aún más fuerte al PP; el Congreso Extraordinario de abril. La despedida de Casado y el anuncio de Feijóo de ofrecerse para capitanear ha contribuido a sustituir la primera percepción de caos por otra de sucesión ordenada y no traumática. Se ha creado un estado de ánimo entre el centro derecha español nuevamente optimista.
El PP presenta dos semanas después de la situación crítica que sufrió, unos datos, que sin ser los mejores de sus últimos meses, si le permiten comenzar a tener ya una posición más fuerte que la del 17 de febrero. El CIS de febrero daba al PP una estimación de voto del 21,3%. La encuesta de NC Report para LA RAZÓN sitúa la expectativa de los populares en el 24,6%. Obviamente aún se encuentra por debajo de su marca de hace un mes, cuando alcanzó el 27,3% de los votos. El gran beneficiado de la convulsión vivida en el seno del PP es Vox, que en un mes ha pasado del 16,7% al 19,0% de los votos. Mientras que los populares se han dejado 2,7 puntos, los de Abascal han ganado 2,3. En menor medida también ha beneficiado a Cs, que ha pasado en un mes del 3,0% al 3,2. Por lo que hemos asistido a un reajuste temporal entre las tres formaciones del centro derecha, prácticamente de suma cero.
La izquierda en su conjunto permanece estancada. El PSOE sube solo 0,5 puntos y Más País+Compromís, otros 0,2 puntos, pero estos avances quedan neutralizados por la caída de Unidas Podemos de 0,8 puntos. Por lo que estamos ante otro caso de suma cero.
La momentánea caída del PP tiene a Vox y a Ciudadanos como beneficiarios. La de Unidas Podemos beneficia a PSOE y Más País. El centro derecha aglutina ahora a 174 diputados, mientras que las izquierdas a 135. Comparativamente con los resultados de 2019, las derechas mejoran en 21 y las izquierdas pierden 23. Pero con respecto al mes anterior, las derechas se dejan 7 actas de diputados por la ley D´Hondt, ya que la crecida en votos de Vox y el descenso del PP eleva el coste de votos por diputados para el centro derecha, lo que acaba beneficiando indirectamente al PSOE que aumenta en 7 sus diputados. El número de votos que le cuesta obtener un escaño al PP es de aproximadamente 55.000, mientras que a Vox le cuesta un sobreesfuerzo; 62.000 votos. Cuanto más se acerque en porcentaje de voto Vox al PP, más se alejarán entre ambos de la mayoría absoluta. Por lo que esta crisis en el PP debe cerrarse, y bien, lo antes posible, para que los populares lideren claramente el centro derecha y rentabilicen su capacidad de lograr más escaños con menos votos que Vox.
Aunque el mayor movimiento migratorio de votos en el centro derecha sigue siendo desde mayo el que protagonizan 678.000 votantes naranja que se pasan al PP, se observa desde mediados de febrero el aumento de la transferencia de votantes del PP a Vox, que ha pasado de 199.000 a 602.000 votantes. Esta es la principal causa del reajuste electoral entre los votantes de derechas, consecuencia de la crisis vivida en la familia popular.
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