Memoria Histórica
El héroe que salvó al crucero «Baleares» pierde su calle en la base de Ferrol
Defensa incluye al infante de Marina Manuel Lois en el cambio de denominación de ocho vías
Todos los años, la Infantería de Marina rinde homenaje a uno de sus grandes héroes en el cementerio del municipio coruñés de Ordes, donde nació el soldado Manuel Lois, que ha tenido una calle en el Arsenal de Ferrol hasta hace solo unos días.
Una resolución del Ministerio de Defensa publicada el 17 de marzo cambió la denominación que recordaba al infante de Marina y la de otras ocho calles de la base naval. La disposición, que distingue ahora a «aquellos cuyas proezas son merecedoras de reconocimiento para el conjunto de los españoles de todos los tiempos», está en consonancia con la petición de una asociación de militares antifranquistas que encargó un informe que justificase la demanda de supresión de las denominaciones franquistas en el Arsenal de Ferrol. El texto defendía que los nombres debían ser eliminados «por corresponder a responsables directos o indirectos de la masacre de ciudadanos civiles y militares inocentes», aunque el estudio en el que se basaban –obra del historiador Bernardo Máiz– excluía a Lois, que entró en Infantería de Marina como simple soldado de reemplazo.
De fuerte complexión pero escasa talla, Manuel Lois (Ordes, La Coruña, 1912) fue eximido de cumplir el servicio militar, pero al iniciarse la Guerra Civil fue declarado útil para servicios auxiliares. Lois prestaba servicio como telegrafista en la dotación del cañón número cuatro de 120mm de babor en el crucero «Baleares», con el que entró en operaciones a principios de 1937 en el Estrecho y el Mediterráneo.
El 7 de noviembre de 1937, el «Baleares» avista un convoy republicano formado por cuatro vapores escoltados por los cruceros «Libertad» y «Méndez Núñez», más siete destructores de la clase «Churruca» en el cabo Cherchel (Argelia). Desde el «Baleares» se abre fuego para evitar que el cargamento de material de guerra pueda llegar a su destino, el puerto de Alicante.
En manifiesta inferioridad, el crucero recibe dos impactos y sale ardiendo una zona de armamento. Ante el peligro de una detonación que pondría en gravísimo peligro al buque y a su dotación –formada por más de mil tripulantes–, el alférez de navío Miguel Pardo de Donlebún solicita un voluntario para evitar un desenlace fatal. Se presenta Lois, que sufre graves quemaduras al evitar que una caja de iluminantes en llamas –la cogió con sus propias manos y la lanzó por la borda– hiciera explotar otra de proyectiles sobre la que estaba colocada, protegiendo así muchas vidas y poniendo a salvo el «Baleares», en el que había embarcado en octubre de 1936.
El comandante del crucero, capitán de navío Manuel Vierna, le impone la noche siguiente –la de su muerte– la Medalla Naval individual, oficialmente confirmada por Orden de 27 de noviembre, y por su ejemplar sacrificio es premiado con la Cruz Laureada de la Real y Militar Orden de San Fernando, por decreto de 30 de mayo de 1939. Su cadáver, desembarcado en Cádiz y sepultado con los máximos honores militares –toda la tripulación del «Baleares» desfiló ante él–, es trasladado al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando, y en 1965 fue llevado por fin al cementerio de su pueblo natal, donde se le levantó un monumento funerario y se le dedicó una calle: la Alameda del Soldado Lois. Recibió también los nombramientos de Hijo Predilecto de Ordes y de Hijo Predilecto de La Coruña.
La retirada de su nombre ha causado profunda decepción entre quienes defienden que su valor está por encima de otras consideraciones. Así por ejemplo lo ha hecho ver el general de Infantería de Marina en la reserva Juan Chicharro, presidente ejecutivo de la Fundación Franco, que dice dudar de que esta «ignominia se ajuste a la sectaria Ley de Memoria Histórica; no obstante, no deja de ser eso: una decisión inmoral e injusta contra un soldado que supo dar su vida por los demás. Nada que ver con ideologías ni nada parecido».
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