Iñaki Zaragüeta

Oltra se agarra al cargo

La «traición» al «yo sí te creo» debería bastar para la dimisión

La «traición» al «Yo sí te creo» debería ser suficiente para que la vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, dimitiera de su cargo tras pedir el juez de instrucción su imputación al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana «por ver indicios delictivos» en el caso de los abusos de su exmarido a una menor tutelada por la conselleria de la que ella misma es titular. No olvidemos que Oltra es una de las mayores impulsoras de ese feminismo que comandan las ministras de Trabajo, Yolanda Díaz, de Igualdad, Irene Montero, y demás gerifaltes públicas. Esa bandera tan ondeada que hoy pone en entredicho la política valenciana.

A todo esto, ¿qué dicen todas ellas y todas las demás que han vociferado cuando un caso similar ha acontecido allende sus círculos? Nada, callan sin pensar que su silencio, si no las hace cómplices, les resta credibilidad a sus proclamas. Ese «yo sí te creo» no sirvió de nada cuando la víctima menor denunció. Al contrario, se le intentó denigrar y hasta se le hizo llegar esposada ante el juez.

Imagino que, ante tremenda tesitura, Oltra seguirá agarrada a la poltrona, como así se apresuró a declarar en cuanto se tuvo noticia de la petición judicial. Su abjuración del alardeado feminismo tampoco le servirá, al igual que los oídos sordos a sus anuncios grabados en camisetas contra Francisco Camps «Wanted. Only alive» (se busca. Solo vivo) o a sus intervenciones en las Cortes Valencianas «yo, si estuviera imputado como usted, dimitiría...». Ella siempre acusó a Camps de estar al corriente de todo lo que sucedía en su Gobierno y en su partido, una presunción que ella niega aplicarse aun a pesar de la decisión judicial. A veces se cumple «quien a hierro mata, a hierro muere». Así es la vida.