Investigación

El autor del atropello de Torre Pacheco borró su Whatsapp cuatro días antes

La Policía rastrea sus redes sociales en busca de pistas sobre una posible radicalización yihadista

Sede de la Audiencia Nacional
Sede de la Audiencia NacionalEUROPA PRESSEUROPA PRESS

El autor del atropello de Torre Pacheco (Murcia) que el 17 de septiembre del pasado año causó la muerte de un ciudadano británico eliminó la aplicación de Whatsapp de su móvil cuatro días antes. Así lo ha puesto de manifiesto, según confirman fuentes jurídicas, un informe policial remitido al magistrado de la Audiencia Nacional Alejandro Abascal, que investiga los hechos ante la existencia de indicios de que se tratara de un atentado yihadista.

En ese informe de los servicios de Información, del pasado febrero, la Policía solicitó al instructor permiso para investigar los perfiles sociales de Abdellah Gmara, el conductor de nacionalidad marroquí que arrolló con su vehículo la terraza de un bar, en busca de indicios que puedan arrojar luz sobre si se trató de un atentado de corte yihadista o de un mero accidente.

Según esas mismas fuentes, ya con la autorización del juez y tramitados los permisos pertinentes, los agentes ya están examinando las cuentas de las que disponía en distintas aplicaciones, como Facebook, que puso de relieve el análisis de su teléfono móvil. Fue precisamente en el marco de esa investigación cuando los agentes constataron que el Gmara había desinstalado el Whatsapp de su terminal el 13 de septiembre, cuatro días antes del atropello.

En busca de posibles cómplices

Ese minucioso análisis policial tiene sobre todo un objetivo: determinar la posible existencia de mensajes que evidencien una radicalización yihadista que explicara las motivaciones para cometer el atentado. Asimismo, explican fuentes de la investigación, se trata de determinar si, en caso de tratarse de un atentado terrorista, pudo contar con algún cómplice o, en su caso, si detrás de esa acción hubo un instigador o autor intelectual que instase a Abdellah Gmara a llevar a cabo el atropello.

Con todos esos indicios en su poder, y alguna diligencia más de cierta trascendencia pendiente de cumplimentar, Abascal tendrá que decidir si la causa -en la que además de la Fiscalía también ejercen la acusación la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), PP y Vox- sigue en la Audiencia Nacional o se inhibe de la misma en favor de los juzgados de San Javier (Murcia), que fueron los que en un primer momento asumieron la instrucción del procedimiento hasta que la Audiencia reclamó la causa.

En favor de esa presunta autoría yihadista (avalada en su día por tres informes de la Guardia Civil, tal y como informó LA RAZÓN, los investigadores tienen sobre la mesa varios indicios. Principalmente, el hecho de que Gmara dejara una nota manuscrita en la que anunciaba su intención de atentar.

Sin indicios de un trastorno psiquiátrico

Pero algunas incongruencias recogidas en ese escrito hicieron pensar a los agentes que el autor del atropello podía tener sus facultades mentales mermadas. Por ejemplo, afirmaba que sus problemas de integración en una sociedad occidental -se quejaba especialmente del trato recibido, tras su llegada a España con doce años, en un centro de acogida de menores no acompañados (mena) de Mislata (Valencia)- eran para él un “asesinato telepático”.

Por este motivo, el Instituto Armado buscó en su historial médico algún diagnóstico que constatase que sufría un trastorno mental. No obstante, el resultado de esas pesquisas fue infructuoso, como también los testimonios recogidos por los agentes de personas de su entorno, según se encargó de trasladar la Guardia Civil al instructor.

Además de esa nota manuscrita, la investigación puso de relieve que según testigos presenciales, Gmara realizó el símbolo de la unicidad del Tawhid, propio de los terroristas yihadistas antes de inmolarse. Tras arrollar a los clientes del bar Honey´s de Torre Pacheco (además de la víctima mortal, otras dos personas resultaron heridas leve), el conductor del automóvil habría fallecido clavándose un cuchillo en el pecho. Aunque no era una persona con un perfil religioso muy marcado, como informó este periódico dos semanas antes experimentó un cambio de comportamiento, dedicando gran parte de su tiempo a la oración.