Defensa
Los militares españoles tendrán armas de rayos
El Ministerio de Defensa investiga sistemas de energía dirigida con aplicaciones militares dentro del programa “Coincidente”
Uno de los recursos más manidos del cine son las armas, ya sean blancas como las espadas medievales o los cuchillos de los thrillers más perturbadores, o de fuego como los Colt Pacificador de los vaqueros del oeste o las Luger de los nazis de la Segunda Guerra Mundial. Todo héroe y malo que se precien tienen una, pero todas son armas sangrientas, ligadas al cine más negro. Sin embargo, hay otras que no son tan oscuras pese a ser tan armas como las anteriores, quizás porque son armas imposibles creadas para historias más imposibles aún. Son las pistolas de rayos, desde el bláster de Star Wars o Blade Runner a los phasers de Star Treck, armas con la opción de aturdir además de matar, lo que las hace parecer menos malas. Pues bien, resulta que esas armas de ciencia ficción ya están aquí y las Fuerzas Armadas españolas han puesto en marcha un programa para incorporarlas. En resumen, los soldados españoles tendrán armas de rayos, concretamente armas de energía dirigida de radiofrecuencia conocidas comoDEW-FR (Directed Energy Weapon). Y las tendrán pronto.
El Ministerio de Defensa busca sistemas de energía dirigida con aplicaciones militares dentro del programa de I+D Coincidente de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM). Cada proyecto admitido tendrá una subvención máxima de 950.000 euros, aunque antes tendrán que pasar la evaluación del Sistema de Observación y Prospectiva Tecnológica (SOPT) de la Subdirección General de Planificación, Tecnología e Innovación (Sgdplatin).
Una tecnología en pleno desarrollo
El Ministerio de Defensa pretende estar preparado para la obvia evolución de unos sistemas que, si bien tienen aún un nivel de madurez limitado,“se prevé un continuo desarrollo de la tecnología que podrían introducir cambios profundos en los futuros escenarios operativos, proporcionando nuevas capacidades o ejerciendo un efecto multiplicador sobre las ya existentes”. Lo cierto es que suena totalmente a ciencia ficción pero es real, las armas de rayos existen. Las más cinematográficas son las láser, porque el rayo se ve, y esas ya hace tiempo que se han demostrado eficaces para según qué escenarios, pero las que pueden resultar más útiles son las de radiofrecuencia y eso es lo que quiere España.
Lo que busca la DGAM en concreto es una “tecnología de armas de energía dirigida de radiofrecuencia (DEW-RF) no explosivas, de forma que en el futuro sea posible abordar el desarrollo de sistemas para el ataque electrónico adaptados a las necesidades de defensa y seguridad”. En concreto, estas armas podrán generar niveles de potencia de radiofrecuencia tan elevados que podrán destruir equipos enemigos o inutilizarlos. Estos equipos enemigos pueden ser, por ejemplo, artefactos explosivos improvisados (C-IED) donde estas nuevas armas pueden destruir la electrónica del mecanismo de activación del explosivo o incluso provocar la detonación a distancia de dicho artefacto. Lo mismo en el caso de vehículos suicidas, como los que lanzaron contra los españoles en Koulikoro (Mali) en 2019. En estos casos podrían utilizarse para freír la electrónica del vehículo y detenerlo. También serían efectivos contra misiles o UAV. Cualquier cosa que funcione con electrónica está a su alcance.
En busca de tecnología civil con aplicaciones militares
La DGAM quiere poder probar demostradores capaces de generar potencias de pico de decenas de megavatios(MW) basados en subsistemas electrónicos que conformen un sistema pulsado de alta potencia en la banda de microondas (High Power Microwave – HPM).
Las Fuerzas Armadas trabajan para estar a al última a través de diversos programas, entre ellos el que nos ocupa, Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas (”Coincidente”), cuyo objetivo es sondear el mercado civil en busca de tecnologías con aplicación militar y financiar el desarrollo específico de estos sistemas para su posterior uso en Defensa.
El programa Coincidente tiene otro reto: “Fomentar un tejido industrial, científico y tecnológico dedicado a la Defensa”. Es decir, más allá de conseguir material de última generación, Defensa quiere una industria fuerte capaz de diseñar y producir ese material garantizando así la soberanía (no dependencia de terceros países) de las Fuerzas Armadas si fuera necesario.
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