Congreso

Afrenta de Rabat a la bandera española: «No nos dejaron hacer la visita técnica pese a pedirlo»

El Gobierno justifica que estuviera boca abajo durante la visita de Sánchez en que era un «espacio privado»

Esa delicada frontera
Esa delicada fronteraPresidencia del GobiernoPresidencia del Gobierno/EFE

La cumbre al máximo nivel en la que Pedro Sánchez y Mohamed VI anunciaron el inicio de una nueva etapa en las relaciones entre España y Marruecos la presidió una bandera de España puesta del revés. El presidente del Gobierno español viajó a agasajar a un Rey, sobre el que se han abierto serias dudas sobre la posibilidad de que le haya espiado utilizando el programa Pegasus, pero nuestro servicio de protocolo no pudo ni siquiera comprobar si la bandera de España estaba bien colocada.

En una respuesta parlamentaria escrita, que el Gobierno registró en el Congreso el pasado 19 de mayo, la explicación oficial del Ejecutivo es, cuanto menos, sorprendente: no les permitieron ni siquiera hacer la visita técnica solicitada para poder comprobar la disposición de la sala en la que se celebró la cena ofrecida por el Rey Mohamed VI al presidente español.

«Siendo un espacio privado real, no fue posible realizar la visita técnica previa a pesar de haber sido solicitada por el equipo de Avanzada para poder comprobar la disposición de la sala, quedando por tanto en manos del servicio real marroquí como anfitrión de la cena».

Respuesta parlamentaria escrita con la explicación oficial del Ejecutivo sobre la afrenta a la bandera española
Respuesta parlamentaria escrita con la explicación oficial del Ejecutivo sobre la afrenta a la bandera españolafotoLa Razón

La velada transcurrió sin que nadie se diera cuenta del agravio, o, si se dieron cuenta, no se exigió que se colocara correctamente la bandera española, y colgada del revés fue el decorado que acompañó la ceremonia con la que Mohamed VI honró a Sánchez en la «ruptura del ayuno». «Finalizada la cena, y advertido el error, el servicio real marroquí pidió disculpas y manifestó que se trató de un error involutario», añade como explicación el Gobierno en la respuesta que ha enviado a la Cámara Baja.

El «espacio privado» al que se refieren son los salones de la residencia privada del Rey Mohamed VI, lo que Moncloa se cuida de subrayar que fue «un gesto de mayor amistad y cercanía».

Esta semana se concretará precisamente la comparecencia del presidente del Gobierno en el Pleno del Congreso para informar sobre Pegasus, presencia que han forzado sus socios parlamentarios y la oposición.

El presidente tendrá en contra al conjunto de la Cámara y habrá grupos que, sin duda, le pondrán ante las contradicciones en las que el Gobierno ha incurrido en sus explicaciones sobre el momento elegido para informar del hackeo al dispositivo móvil de Sánchez, de la ministra Margarita Robles y del ministro Fernando Grande-Marlaska. También saldrán a relucir las sombras que rodean a esa intervención de los móviles en unas fechas que coinciden con la última crisis con Rabat, saldada con un cambio histórico de posición del Gobierno de España sobre el Sáhara y con la citada cumbre al máximo nivel entre Pedro Sánchez y Mohamed VI a principios de abril.

De hecho, los servicios de inteligencia españoles miran a Marruecos cuando hablan del espionaje al presidente del Gobierno y a los otros dos ministros, muy relacionados también con temas que afectan a la crisis en las relaciones entre los dos países. La denuncia presentada en la Audiencia Nacional por el Gobierno es muy posible que no llegue a ningún sitio, y que jamás se pueda aclarar dónde fue a parar la gran cantidad de información robada al móvil de Sánchez. Pero los indicios apuntan a los servicios secretos de Rabat.

Sánchez también tendrá que dar explicaciones en el Congreso sobre cómo es posible que los técnicos del Centro Criptológico Nacional (CNN), cerebro tecnológico del CNI, no descubrieran hace un año que los terminales acababan de ser infectados con el programa israelí.

Espionaje gubernamental

Desde 2018 el CNN, al tanto de la peligrosidad de Pegasus, recomendaba análisis continuos de las terminales del Ejecutivo para evitar el espionaje gubernamental de otros países.

El primer espionaje a Sánchez fue 48 horas después de que empezara la crisis migratoria en Ceuta (el 19 de mayo de 2021 y el 31 de mayo de 2021). El 17 de mayo del pasado año más de 8.000 personas, en su mayoría marroquíes, entre ellos muchos menores, cruzaron la frontera en Ceuta con el apoyo de la policía marroquí, creando una crisis humanitaria en la ciudad autónoma y una crisis diplomática sin precedentes con el régimen de Rabat. El desencadenante fue la acogida en secreto en un hospital de Logroño del presidente del Frente Polisario, Brahim Gali, gravemente enfermo, y que provocó la dimisión de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. También se conoció que su teléfono había sido espiado.

Para sortear la difícil comparecencia de esta semana, Moncloa anticipa que el presidente podría informar de una reforma para reforzar los controles del CNI (lo que es una manera de señalar el fallo en ellos, aunque al mismo tiempo sostengan que cumplen bien con su trabajo) y también de la reactivación de la reforma de la ley de secretos oficiales. Estas iniciativas no silenciarán la ofensiva independentista, contra los servicios de inteligencia a pesar de habérseles entregado la cabeza de su directora, Paz Esteban, ni tampoco de la oposición, en defensa del CNI.