Aniversario

Del Adriático al Mar Negro: 30 años de misiones con la OTAN

Desde que en 1992 España se estrenó en las Fuerzas Navales aliadas, más de 125.000 efectivos han participado en una veintena de operaciones de la Alianza

Izado de la bandera de la OTAN en un buque de la Armada
Izado de la bandera de la OTAN en un buque de la ArmadaEMAD

Es una de las contribuciones a la OTAN que España pone siempre sobre la mesa a la hora de reivindicar su compromiso y justificar la escasa inversión en Defensa: las misiones en el exterior. Y lo pone de relieve porque desde 1992 (diez años después del ingreso de nuestro país en la Alianza), más de 125.000 militares españoles han participado en una veintena de operaciones aliadas.

Tres años antes, las Fuerzas Armadas españolas ya habían tenido sus primeras tomas de contacto con las misiones de paz de la ONU o la UE, pero fue a partir del verano de 1992 cuando empezaron a madurar y a formar parte de ese selecto club militar que entonces solo tenía 16 miembros. El 14 de julio de ese año, un buque de la Armada, la fragata «Baleares», se integró por primera vez en la Flota Permanente de la OTAN (STANAVFORMED) para, desde el Adriático, controlar el embargo decretado por la ONU a los países de la antigua Yugoslavia. Un año después llegaría la misión «Sharp Guard», en el mismo lugar y con el mismo objetivo.

Con los buques de la Armada ya integrados, le tocaba el turno a los cazas españoles, lo que llegó en 1994 con «Deny Flight», operación dirigida asegurar el bloqueo aéreo establecido por la ONU sobre el cielo de Bosnia. Y tras ésta hubo otras en la zona, como «Deliberate Force», de disuasión aérea.

Los primeros grandes contingentes

Las operaciones en tierra llegaron en 1995. Y lo hicieron en Bosnia, uno de los teatros de operaciones en el que más tiempo han estado desplegados los militares españoles y donde arrancaron su participación años antes, en 1991, con la UE. Era 1995 y la Alianza se hizo cargo de la Fuerza de Implementación (IFOR) en el país, en la que se desplegaron cerca de 1.500 españoles. Un año después, en 1996, se estableció la Fuerza de Estabilización (SFOR) y España mantuvo unos 1.300 efectivos.

«Allied Force» y «KFOR» (Kosovo); «Alpha Romeo» y «Essential Harvest» (Albania) o «Allied Harmony» y «Amber Fox» (Macedonia), son algunas de las operaciones en las que siguieron participando en el mismo área hasta los primeros años del siglo XXI, cuando ya habían alcanzado mayor protagonismo.

Militares españoles entregan ayuda humanitaria en Pakistán tras el terremoto de 2005
Militares españoles entregan ayuda humanitaria en Pakistán tras el terremoto de 2005RUIZ ARNALAgencia EFE

A partir de entonces se las tenía más en cuenta y, por ejemplo, comenzó la participación de buques en misiones en el Mediterráneo como «Active Endeavour» (sustituida en 2016 por «Sea Guardian», con la que siguen comprometidos). También desplegaron en misiones humanitarias, como «Respuesta Solidaria II» tras el terremoto de Pakistán de 2005 o en otras para garantizar el embargo de armas a Libia («Unified Protector»).

Afganistán

Pero la madurez real con la OTAN llegó en un país de polvo marrón: Afganistán. Veinte años han estado las botas de los militares españoles en ese avispero. Primero, en la misión «ISAF», y de 2014 a 2022, en «Resolute Support». 240 meses en este país con el triste récord de ser en el que más efectivos han perdido la vida: 100. En la memoria de todos queda la difícil misión de evacuación del pasado verano después de que los talibanes volvieran a tomar el control del país.

Desde entonces, España es más que un aliado comprometido con las misiones y, pese a que sigue reclamando que la OTAN también mire a las amenazas del sur, no ha dudado en apoyar al flanco Este ante la amenaza de Rusia, que ganó fuerza en 2004 con la anexión de Crimea y que se ha recrudecido más tras la invasión de Ucrania.

Un militar español sobrevuela Afganistán en 2013
Un militar español sobrevuela Afganistán en 2013Javier Fernández Largo

Así, en 2006 empezó su participación en la Policía Aérea del Báltico (BAP), vigilando con cazas el espacio aéreo aliado ante la constante presencia de aeronaves rusas sin identificar. No volvieron hasta 2015 y desde entonces todos los años se han desplegado por periodos de entre cuatro y seis meses en Siauliai (Lituania) o en Amari (Estonia). En la primera se encuentran en la actualidad y estarán allí, liderando la misión, hasta el 1 de agosto. Mientras que a la segunda volverán a finales de ese mismo mes junto a Alemania en un nuevo despliegue aprobado recientemente.

Muy cerca de allí, en Adazi (Letonia), también hay tropas y medios españoles desde 2017. En concreto, a día de hoy son 500 los efectivos desplegados en uno de los cuatro batallones multinacionales que hay en la zona como parte de la Presencia Avanzada Reforzada (eFP). Además, España contribuye con carros de combate «Leopard» y «Pizarro». Normalmente el contingente rondaba los 350 uniformados, pero la guerra hizo que España enviara hace poco 150 más y, con ellos, obuses autopropulsados. Y serán todavía más, porque en breve se reforzará con otros cien militares y una batería de misiles.

Misiones OTAN
Misiones OTANAntonio Cruz

En este contexto de amenaza rusa, España se estrenó el pasado año en la Policía Aérea Reforzada (eAP) en el área del Mar Negro. Los cazas españoles se desplegaron en Rumanía y este año volvieron a la zona, a Bulgaria.

Y es que la Alianza pidió a los miembros adelantar sus despliegues en las fuerzas permanentes, entre ellas las navales, en las que España participa todos los años en diferentes periodos. En la actualidad hay tres buques y 453 marinos en el Mediterráneo en dos de estos grupos, la punta de lanza naval aliada ante una crisis.

La actual aportación a misiones OTAN se completa con una batería de misiles «Patriot» y 146 militares en Turquía (desde 2015), y con 115 efectivos en Irak (desde 2018) asesorando a su Ejército. En total, a día de hoy España cuenta con más de 1.300 uniformados en cinco misiones aliadas.

Así llega España al 40 aniversario de su ingreso en la Alianza y, sobre todo, a la Cumbre de Madrid de junio, en la que volverá a poner sobre la mesa esos 125.000 pares de botas sobre el terreno para que el mantra de Margarita Robles de «socio fiable y comprometido» cale más.