Conflicto con Argelia

La diplomacia se revuelve contra Sánchez: «Pagamos no tener palabra»

Moncloa contacta con Bruselas para pedir apoyo. La UE reacciona ante la imagen de «descontrol» y el miedo a un nuevo frente energético

La alarma se extiende por Bruselas y por la diplomacia española ante el alcance del choque entre el Gobierno de Sánchez y las autoridades argelinas. La gestión del espionaje, el cambio de posición con Rabat y ahora esta crisis con Argelia se cruzan dejando como efecto que al malestar de los servicios de inteligencia con el Ejecutivo de coalición se une ahora la revuelta de la diplomacia española por el coste reputacional de estas decisiones.

Después de varios contactos y movimientos del Ejecutivo español, Bruselas reaccionó ayer para calificar de «preocupante» la situación y reclamar a Argelia que restablezca el comercio con España. En la diplomacia comunitaria observan con alarma la imagen de «descontrol» del Gobierno y temen «seriamente» que se les pueda abrir un nuevo frente energético por el flanco de la Península Ibérica en pleno conflicto con Rusia por la guerra en Ucrania.

La reacción del Gobierno ha dejado en evidencia hasta qué punto Argelia les ha pillado con el pie cambiado. Y en la diplomacia española se llevan las manos a la cabeza ante la acumulación de «errores» y el coste reputacional de la sospecha de que estos «errores» sean consecuencia de los «mensajes» que Rabat ha podido hacer llegar a Moncloa por su presunto acceso a información reservada.

En el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han señalado a sus homólogos marroquíes como responsables del «pinchazo» al móvil del presidente del Gobierno y de los ministros de Interior y Defensa, Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles, respectivamente. Y aunque no se haya concretado el contenido, el volumen de información «robada» incluye videos y material personal del jefe del Ejecutivo, lo que convierte todavía en más delicada esta crisis diplomática y el giro en la posición de España con respecto al Sáhara Occidental.

Por un lado evoluciona el discurso oficial del Gobierno, mientras que, en paralelo, en la diplomacia española advierten de que Argelia está «enfadada» porque piensa que «Sánchez no tiene palabra». «Los argelinos son muy malos enemigos. Cuando haya que renovar los contratos de gas subirán los precios. Y las exportaciones a Argelia se quedarán en nada de aquí a muy poco».

En todo caso, la relación comercial entre los dos países ha ido a menos en los últimos años, y lo que de verdad está en juego es el gas, pero la crisis comercial es un tema de Estado, como también lo son las relaciones comerciales con Rabat y la posición sobre el Sáhara. Comprometen a España más allá de la duración del Gobierno de Sánchez, y, sin embargo, toda la información que hasta ayer tenía el principal partido de la oposición era la que le llegaba a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. Ninguna llamada, a ningún nivel. «De la crisis con Argelia nos estamos informando por Twitter», según fuentes de la dirección nacional del partido.

No hubo comunicación alguna con el giro sobre el Sáhara ni tampoco ahora, al menos hasta el momento, con la intensificación de la crisis con Argelia. Que ha llegado después de que el presidente del Gobierno confirmara en sede parlamentaria su nueva posición ante el conflicto saharaui y equiparara el respeto que exige para Ceuta y Melilla con el respeto que, a su juicio, España debe tener hacia las cuestiones internas de Marruecos.

El líder de la oposición pidió ayer a Argelia que no confunda «Gobierno y pueblo español», y que no haga pagar a los ciudadanos «la decisión improvisada del Gobierno».

«Estamos viviendo actualmente un momento de sobresalto y confusión, un ministro dice que no peligra para nada ni la relación con Argelia ni el suministro de gas y otro señala que se denunciará a los organismos internacionales cualquier decisión de Argelia sobre el precio del gas. El Gobierno tiene que explicar qué va a pasar y si peligra o no tanto el suministro como el precio del gas».

La respuesta del PSOE fue tachar de «incendiario» al líder de la oposición por sus críticas. El portavoz parlamentario, Héctor Gómez, cargó con dureza contra él en una comparecencia que convocó para responder a sus declaraciones. «Quisiera definir a Núñez Feijóo como un incendiario para la estabilidad de nuestro país y también en el ámbito de las relaciones internacionales».

Desde el principal partido de la oposición apuntan a la presunta «extorsión de Rabat al Gobierno español y vuelven a exigir a Sánchez que aclare qué hay detrás del espionaje del que fue víctima en plena crisis, qué información le han robado y los motivos de un cambio de posición cuando la doctrina de la ONU sigue siendo que los saharauis tienen que pronunciarse lo que quieren.

«¿Qué hemos sacado de todo esto? ¿O todo lo que estamos perdiendo es para proteger al presidente del Gobierno?», se preguntan en alto.

El vicesecretario de Relaciones Institucionales, Esteban Gónzalez Pons, señaló ayer que «después del inexplicable volantazo diplomático de Sánchez respecto al Magreb, y de las humillantes consecuencias que está teniendo para España, urge que Sánchez aclare si la información privada robada de su móvil oficial condicionó su errática actuación en este caso».