25 años

El homenaje a Miguel Ángel Blanco acentúa la guerra por la Memoria

Sánchez presume de acciones en recuerdo de las víctimas ante la avalancha de críticas por el pacto con Bildu con casi 400 asesinatos por resolver

La política de Memoria de Pedro Sánchez ha concentrado buena parte del protagonismo este fin de semana en el emotivo homenaje a Miguel Ángel Blanco en Ermua. El reciente pacto con Bildu para aprobar la ley de Memoria Democrática ha marcado la conmemoración de los 25 años del secuestro y asesinato del concejal del PP por parte de ETA, un crimen que conmocionó a toda la sociedad española, marcó un punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo y que ahora se yergue prácticamente como contrapunto al pacto del Gobierno con los independentistas vascos en materia de Memoria.

Ese acuerdo entre Gobierno y Bildu, que ha recibido una avalancha de críticas tanto de la oposición como de algunas voces socialistas, recoge tres cesiones a los independentistas vascos, aunque una de ellas sobresale por encima del resto: investigar supuestas vulneraciones de derechos humanos entre 1978 y 1983, asumiendo el discurso de los partidos que buscan desprestigiar la democracia española y demonizar la Transición, mientras se obvian los crímenes de ETA. Las asociaciones de víctimas recuerdan los casi 400 asesinatos de la banda sin resolver.

Por ello, en el homenaje a Miguel Ángel Blanco se ha librado también una batalla por la Memoria, entre los autores de la ley pactada entre Gobierno y Bildu y sus detractores, liderados por el PP, que claman contra la norma ya que hay quien ve en ella una manera de «blanquear» e incluso «justificar» el terrorismo de ETA. El Rey Felipe VI, en su emotivo discurso en recuerda del edil popular, también lanzó un mensaje velado sobre la Memoria pidiendo no olvidar aquel trágico suceso, sobre todo los más jóvenes, haciendo referencia a las 72 horas que transcurrieron entre el 10 y el 12 de julio, cuando el edil popular fue secuestrado y asesinado.

En todo caso, pese a la batalla por la Memoria y el tenso clima político que se respiraba en Ermua en las horas previas al homenaje, muy visible en el gesto serio de Sánchez, el acto institucional se desarrolló bajo total cordialidad. Finalmente, Marimar Blanco sí pudo intervenir a pesar de los amagos de censura de los días previos del alcalde socialista Juan Carlos Abascal.

El homenaje se llevó a cabo en el polideportivo que lleva el nombre de Miguel Ángel Blanco, contó con 400 invitados y estuvo presidido por el Rey. También estuvieron presentes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el lendakari, Íñigo Urkullu. Del mismo modo, la cita contó con la asistencia de representantes de Covite, así como familiares de Sotero Mazo, vecino de Ermua asesinado en 1980, al quien también se recordó. Entre los ausentes destacados, el expresidente del Gobierno José María Aznar, Vox, Bildu y algunas asociaciones de víctimas del terrorismo, como Dignidad y Justicia y la AVT.

Pedro Sánchez, en el punto de mira por sus políticas de Memoria pactadas con Bildu, apeló a «mantener viva la memoria para que la sociedad no olvide». En este sentido, también quiso reivindicar y presumir que su Gobierno trabaja por el recuerdo de las víctimas del terrorismo y ha desplegado iniciativas como la de Memoria y prevención del Terrorismo, que lleva a las aulas testimonios de víctimas. También la inauguración del centro memorial, «que busca preservar y difundir los valores que encarnan y encarnáis las víctimas». «La paz nos ha costado mucho dolor», terminó Sánchez.

Marimar Blanco optó por un inicio de discurso emotivo en recuerdo de su hermano, agradeciendo a la Casa Real el apoyo ofrecido en todo este tiempo, y luego fue también reorientándolo hacia el tema del momento: la Memoria. «No es fácil estar aquí en muchos sentidos. Volver es enfrentarme con mucha intensidad a la ausencia de mi hermano, pero también de mis padres», afirmó. «Hoy hace 25 años, comenzaban las peores 48 horas de mi vida», recordó.

La hermana de Miguel Ángel Blanco, que se saludó cordialmente con el alcalde de Ermua, fue muy explícita sobre la Memoria: «No podemos permitir que tanto dolor se olvide, se borre a los culpables o que el sacrificio de tantos inocentes no sirva para nada», afirmó. «Queremos que se haga justicia, necesitamos que se respete la verdad de lo ocurrido, sin perversión ni intoxicación, dejando claro que no hubo conflicto, sino que solos unos mataban de forma miserable y otros morían», añadió.