Patrimonio
Segundo récord Guinness mundial para el Valle de los Caídos
Reconoce la Basílica de Cuelgamuros como la «más larga» con 260 metros
Nuevo hito en Cuelgamuros. La Asociación para la Investigación y Protección del Patrimonio HistóricoSan Miguel Arcángel con la colaboración de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC) ha conseguido la certificación del Guinness World Records (GWR) que otorga a la Iglesia de la Basílica del Valle de los Caídos el reconocimiento como la «más larga del mundo», con 260 metros en total.
Es el segundo título certificado por el GWR, que en marzo reconoció a la Cruz de la Basílica de Cuelgamuros como la«más grande del mundo», con 152,4 metros de altura, y cuyos expertos han homologado ahora la nueva marca conforme a la documentación aportada.
El edificio del récord mundial es una basílica pontificia excavada en la roca bajo el Risco de la Nava, en las estribaciones de la sierra de Guadarrama, construida entre 1940 y 1958 bajo la dirección de los arquitectos Pedro Muguruza y Diego Méndez, que sustituyó por enfermedad al primero en 1950.
La Basílica tiene 260 metros de longitud medidos desde la puerta exterior de entrada de bronce obra de Fernando Cruz Solís hasta el coro, una sillería de nogal labrada por Ramón Lapayese donde se sitúan los monjes y la Escolanía durante la Santa Misa. La planta del templo conforma una Cruz Griega que tiene en su Crucero el Altar Mayor, coincidiendo éste con el eje de la Cruz que corona el Risco de la Nava.
La nave está a un nivel más bajo para realzar el presbiterio y romper la monotonía de un espacio tan largo. Inicialmente iba a tener solo 9 metros de ancho por otros tantos de alto, pero esas dimensiones no eran del agrado de Franco, y se decidió ampliar hasta los 18 metros con que cuenta finalmente.
En los extremos de los brazos, a cada lado del Crucero –de dimensiones proporcionales a las del resto del templo– se encuentran las capillas del Santísimo y del Sepulcro Vacío o del Descendimiento, la última estación del Via Crucis que rodea el Valle.
Detrás de cada capilla y de las dos grandes capillas laterales descansan los restos de casi 34.000 caídos en la Guerra Civil, según los registros consignados, o más de 50.000 e incluso hasta cerca de 70.000, según otras estimaciones. Se trata de caídos de ambos bandos, procedentes de todas las regiones de España.
En la ornamentación del Altar Mayor tuvo un papel destacado el propio Francisco Franco, cuyo empeño personal sacó adelante el conjunto monumental, y en este caso fue el encargado de elegir el árbol de la Cruz entre los existentes en los bosques segovianos de Valsaín. La leyenda popular cuenta que fue el mismo Franco el encargado de la tala del enebro.
Junto al Altar Mayor se encontraba la tumba de Franco –cuyos restos se reinhumaron en El Pardo el 24 de octubre de 2019–, y allí permanece aún la sepultura de José Antonio Primo de Rivera, que deberá ser trasladada a un lugar «no preeminente» o donde su familia acuerde con el Gobierno.
En las hornacinas del crucero, entre sus grandes arcos fajones, se colocaron unos enormes candelabros que además de contribuir a la grandiosidad del entorno aportaban una muy estudiada iluminación en momentos puntuales del culto y las celebraciones litúrgicas. Unos meses después de la inauguración del monumento, Patrimonio Nacional encargó a Juan de Ávalos la realización de cuatro arcángeles en bronce que sustituyeron a los candelabros, para disgusto del arquitecto Méndez. En cuanto a la cúpula, su decoración con mosaico era inédita en nuestro país hasta que se hizo la de Cuelgamuros.
El templo fue elevado «al honor y dignidad de basílica menor» en abril de 1960, con Juan XXIII como Papa.
En las obras de construcción participaron principalmente trabajadores libres y un porcentaje menor de presos, estos entre los años 1942 y 1950, en régimen de redención de penas.
En el punto de mira de la nueva Ley de Memoria Democrática, el conjunto del Valle de los Caídos afronta una «resignificación» que afectaría a su comunidad benedictina, a la que pretende desalojarse del recinto. Precisamente cuando acaba de cumplirse el 65 aniversario (17 de julio de 1957), de su llegada al Valle de los Caídos, casi dos años antes de la inauguración oficial del monumento.
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