Opinión

Rebaño de memos

Cada vez sufro más esa estúpida sensación de volver a la adolescencia, y no se trata de la maldita crisis de los cuarenta, algo ya irremediable y a la vista de cualquiera. Desde hace unos meses, aquella desazón de los quince en la que parecía que siempre te tomaban el pelo se posa sobre mis hombros al canto alegre de cada decisión sectaria que el Gobierno y sus predicadores sociales venden cómo píldoras de la felicidad. A los ofendiditos de la primera época se ha sumado ahora una caterva de verdaderos memos con los que hay que tratar sutilmente para que no se sientan vilipendiados. Su ámbito de acción va desde profesores universitarios a chiquillas “empoderades”, pero todos reviven sin saberlo aquello tan de los 80 del “pensamiento débil”, que ahora se justifica bajo la etiqueta de progresista.

Yo pensaba que esto de los progres se lo cargó Garci con “Asignatura pendiente”, metiéndolos en la ducha con José Sacristán para que se palparan las costillas de niño de la postguerra. Sólo con aquella escena se les pasó la mosca y entendieron que había que buscar la felicidad mientras curraban para pagar las facturas de El Corte Inglés y las letras del Ford Fiesta. Ahí estaba la esencia de la vida y en ese sustrato mejoramos como país, no con esta congregación “millenial” de tontajos de cuarenta y tantos montados en patinetes mezclados con señoras empoderadas que te atizan por la ideología de género y el cambio climático tecleando sobre un Iphone de última generación.

Lamentable espectáculo de autoengaño finisecular con actitudes que criminalizan cualquier gesto, físico, intelectual o moral que se salga de este ideario “feminecoloqueertransantifaneutrotodesmediadepimientosrellenos” del que se aprovecha una elite para llevárselo calentito mientras dure la fiesta y puedan hacerse fotos en Nueva York. Grandiosos defensores de un puritanismo que castiga la corbata, el vino, los escaparates y hasta los cuadros de El Prado, pero nos pide freírnos en los bares mientras te cuecen a impuestos. Pandilla de listos, rebaño de memos.