Opinión

Plomos fundidos

El submarino: 17-A, guerra civil «indepe»
El submarino: 17-A, guerra civil «indepe»Alejandro GarciaAgencia EFE

Hace cinco años que una banda de moros causó una de las mayores matanzas que se recuerdan. Esas terribles horas del 17-A en Cataluña que demostraron una vez más nuestra debilidad ante la quintaesencia del mal humano. Eso que llamamos terrorismo, para muchos españoles durante años fueron las tres letras pero desde el 11-S nos azota también bajo el islam mal entendido.

El otro día mientras se recordaba a las víctimas, un grupo de «independentistas» reventó el minuto de silencio, ligando la masacre con los poderes del Estado que impiden que Cataluña se desgaje de España. Vaya camelo. Si ya fue alucinante todo aquello que se llamó el «procés», este último eructo los califica como depravados intelectuales.

Los muertos de aquel verano ni sus asesinos tuvieron nada que ver con esa aventura iniciada hace casi cuarenta años por Pujol pero estos últimos discursos sí van en la misma línea totalitaria que defiende la muerte de inocentes, la ruptura de un país por las bravas o el apuñalamiento de un novelista. Como el fuego que arrasa el campo estos días, el último fusible que les quedaba a los «indepes» funcionando en la cabeza se les acaba de achicharrar para vergüenza de todos los que desde hace años observamos este circo nacionalista donde las ideas y la libertad se domestican como el tigre que pasa por el aro. Pasear por Las Ramblas ya no es lo mismo desde entonces aunque la vida fluya a borbotones cuando al amanecer comienzan a montar los puestos y tenderetes. Aquellas malditas horas serán siempre un mal recuerdo para esa maravillosa ciudad, pero tampoco deben olvidar los catalanes que detrás de los abucheos y de vincular al CNI con los terroristas se esconde una nueva vuelta de tuerca, otra más, de la maquinaria totalitaria que impone que el catalán solo podrá serlo mientras comulgue con estos señores, que se cagan en el dolor de las familias y en la dignidad de cualquier persona decente.