Diálogo

Moncloa, un «equilibrio» táctico con la Iglesia

Bolaños presume de «diálogo» con los obispos en Roma tras el malestar por los abusos y las inmatriculaciones

«Podemos tener posiciones diferentes, pero hacemos un esfuerzo para acercarnos y para tener posturas que encuentren un equilibrio». Con estas palabras, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños buscaba ayer limar asperezas públicamente con la cúpula eclesial española, en el que era su primer gran acto oficial en Roma como máximo responsable de las relacionesIglesia-Estado.

Aunque viajó el pasado junio para presentarse ante Francisco como relevo de la exvicepresidenta Carmen Calvo, este sábado Bolaños encabezaba la delegación en el octavo consistorio del Papa argentino en el que creó cardenal al legionario de Cristo español, Fernando Vérgez. Además de elogiarle como «un religioso ejemplar», compartió su breve saludo con el Papa, al que vio «con ganas, fuerza, ánimo y buen humor». «Le deseamos todo lo mejor en su pontificado y que continúe en la senda de trabajo que está llevando a cabo», expuso el político socialista que definió a Jorge Mario Bergoglio como «un hombre de que deja huella con sus palabras».

Al paso, Bolaños sacó pecho de una relación «cordial, de colaboración y diálogo» con la Iglesia. Lo hizo en una rueda de prensa celebrada en la mañana de ayer en la embajada de España ante la Santa Sede. Estos términos buscaban sellar una paz, al menos momentánea, después del malestar generado durante el curso anterior y manifestado por el presidente de los obispos, Juan José Omella, ante lo que consideraron gestos de deslealtad por parte de Moncloa, tanto en la gestión de la crisis de los abusos sexuales como en la manipulación del informe sobre las inmatriculaciones. De hecho, Bolaños, al recordar este episodio, volvió a dar por hecho que la Iglesia no actuó como debía puesto que «mil bienes se reconocieron que se habían inmatriculado sin una base probatoria suficiente». Lo cierto es que fue un informe de los obispos el que desveló en enero que el Estado adjudicó un millar de propiedades a la Iglesia de forma errónea que la Iglesia nunca había inscrito, pero Moncloa tergiversó este estudio.

Más allá de este hecho, el ministro recordó que continúan activas las otras dos comisiones bilaterales abiertas de trabajo, referentes a la fiscalidad y la Obra Pía, la entidad que gestiona el patrimonio inmobiliario legado en Roma desde hace siglos a la Iglesia española. Sobre este asunto, no entró en detalles y apeló a la «discreción»: «Es bueno que respetemos los tiempos de la negociación». Eso sí, admitió que se barajan «propuestas sobre la mesa con diferentes concepciones», pero defendió que la Obra Pía «está funcionando razonablemente bien» y que se están cumpliendo sus fines «de forma escrupulosa». «Nuestra voluntad en todas las materias es dialogar y llegar a acuerdos», insistió Félix Bolaños.

Preguntados ayer por este diario a algunos purpurados presentes en Roma, desde el Episcopado español confirman que mantienen todas las vías abiertas y están dispuestos a favorecer «la cultura del encuentro», tal y como les pide el Papa. Sin embargo, no acaban de confiar en la palabra del ministro, dados sus movimientos tácticos del pasado y conscientes de que, a medida que avance el otoño, cuando las cifras económicas no acompañen, volverán a aparecer los «fantasmas anticlericales» centrados en agitar la comisión sobre pederastia del Defensor del Pueblo, acusar a la Iglesia de contar con privilegios en materia de impuestos y en reavivar la expulsión de los benedictinos del Valle de los Caídos al aplicarse la ley de Memoria Democrática.