Procés

Un comité de la ONU da la razón a Junqueras en su pleito contra España por suspenderle como diputado

Además del líder de ERC, también denunciaron Raül Romeva, Jordi Turull y Josep Rull, aunque el dictamen no pide al Estado que adopte medidas reparadoras con los cuatro independentistas

El separatismo ha celebrado este miércoles como una gran victoria una decisión del comité de Derechos Humanos de la ONU a favor de cuatro dirigentes independentistas, aunque no es vinculante y, por tanto, no tendrá en efectos sobre España. Es decir, es más bien una victoria simbólica mientras en el horizonte asoma la posibilidad de que el separatismo sufra su mayor revés internacional si se acaba confirmando la entrega de Carles Puigdemont a España. No obstante, parece una victoria suficiente para que Esquerra recurra a ella y la utilice para volver a la carga contra el Gobierno y pida la amnistía, que había quedado aparcada en pro del pragmatismo y del diálogo y había dejado paso a valorar reformas legales (como la sedición o el Tribunal de Cuentas), mucho más viables para lograr un entendimiento entre Madrid y Barcelona.

El procedimiento arrancó el 18 de diciembre de 2018, cuandoOriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull y Jordi Turull presentaron una denuncia ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU contra España por la suspensión como diputados del Parlamento de Cataluña. El dictamen, que no es vinculante, se ha publicado este jueves y da la razón a los cuatro dirigentes independentistas porque el Estado suspendió sus funciones públicas antes de que fueran condenados.

La sentencia condenatoria por parte del Tribunal Supremo se dictó el 14 de octubre de 2019, aunque los cuatro políticos independentistas habían sido suspendidos de sus funciones en julio de 2018 ya que así lo marca la Ley de Enjuiciamiento Criminal cuando son acusados por un delito de rebelión. Los cuatro dirigentes presentaron su escrito ante la ONU en diciembre del 2018 con el objetivo de que se adoptaran medidas provisionales para que pudieran ejercer sus funciones hasta que no se dictara la sentencia condenatoria. Sin embargo, el procedimiento se alargó y ya en julio de 2020, el comité notificó que la petición de medidas provisionales había perdido validez.

El comité concluye que, con la “información que tiene a su disposición”, España violó el artículo 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aunque también reseña que el dictamen emitido “sobre el fondo de la reclamación”, ya “constituye una reparación suficiente para la violación dictaminada”. Es decir, tampoco pide a España que adopte ninguna medida reparadora con los cuatro políticos independentistas, que fueron indultados en junio de 2021. “El Estado parte también tiene la obligación de adoptar todas las medidas que sean necesarias para evitar que se cometan violaciones semejantes en el futuro”, zanja.

En el dictamen, el comité considera que “para las suspensiones de funciones públicas impuestas antes de la existencia de una condena, los estándares necesarios para la compatibilidad de estas suspensiones (...) son más estrictos que las que se aplican después de la existencia de una condena” y pone en entredicho la validez de la acusación por rebelión (que es lo que dio pie a la suspensión de los cuatro como diputados) dado que, según recoge, “diversas organizaciones y entidades nacionales e internacionales han puesto de manifiesto el carácter pacífico” de las acciones que llevaron a cabo los cuatro demandantes.

El independentismo celebra esta resolución y da alas a las exigencias de Esquerra frente al Gobierno para que asuma su agenda de desjudicialización y reforme el delito de sedición de aquí al 31 de diciembre. Los republicanos han dado un ultimátum a Moncloa para que adopte medidas legales que permitan dar una salida a la multitud de independentistas con problemas con la justicia por el “procés”.

De hecho, la primera reacción de Junqueras, a través de las redes sociales, ha sido la de pedir la amnistía. “No valen excusas”, ha sentenciado el líder de los republicanos, que ya consiguió abrir vía para que Carles Puigdemont pudiera ejercer como eurodiputado. El Gobierno se ha negado a la amnistía y Esquerra lo ha asumido, de ahí que reclame reformas legales en el Congreso (se pone también en el punto de mira al Tribunal de Cuentas) y habrá que ver hasta donde llega Moncloa.

El ejecutivo aprobó un indulto para excarcelar a todos los presos independentistas, condenados a entre 9 y 13 años de prisión, y en los últimos días está posicionándose a favor del Govern en el pleito judicial sobre el 25% del castellano en Cataluña. Si hubiera recurrido el decreto aprobado por la Generalitat para sortear la sentencia judicial, todas las escuelas catalanas estarían obligadas desde este mes de septiembre a impartir una cuarta parte de las clases en castellano; pero, como ha evitado entrar en conflicto con el Govern, no lo ha hecho.

En el propio Gobierno también ha habido quien se ha alineado con el dictamen: la ministra Ione Belarra coincide en que «hubo vulneración» de los derechos de Junqueras y el resto de consellers. Yolanda Díaz, en cambio, más prudente, ha evitado posicionarse por ahora.

¿Cambio en la legislación tras la resolución?

Más allá de las palabras de la parte de Podemos del Gobierno, mostrando total concordancia con la resolución del comité de la ONU, también en la parte socialista se dan señales de simpatía hacia el dictamen. En este sentido, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, aseguró ayer que el Gobierno «respeta escrupulosamente todas las decisiones del comité de derechos humanos de la ONU», pero también entiende que las resoluciones judiciales en España «se emiten ajustadas a derecho y ajustadas a ley». En todo caso, mostró la disposición del Gobierno a «atender a esa resolución» y a «mejorar la legislación y que sea equiparable a los estándares de todas las legislaciones más avanzadas en este sentido».
De esta manera, Sánchez da pábulo a las exigencias de los independentistas de reformar el delito de sedición, pese a que hasta ahora el Gobierno había dado a entender que es una línea roja y no está dispuesto a abrir ese melón porque no se da una mayoría suficiente (en referencia a que requiere de la concurrencia del PP, que se opondrían). La pretensión del independentismo pasa por suprimir tanto el delito de sedición como el de rebelión. En este sentido, ERC, en febrero de 2018, presentó en el Congreso una proposición de ley con ese objetivo, para eliminar ambos delitos para aquellas personas que declaren una independencia o para aquellas personas que promuevan un referéndum, como ocurrió en octubre de 2017 en Cataluña.
Finalmente, los secesionistas, tras ser procesados por rebelión, fueron condenados por sedición a entre 9 y 13 años de cárcel, aunque han acabado cumpliendo algo menos de tres años en prisión tras haber sido indultados por el Gobierno de Pedro Sánchez. No obstante, todos ellos continúan inhabilitados para acceder a cargo público, aunque siguen ejerciendo cargos orgánicos de partido.Todos ellos se aferran al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para que enmienda al Tribunal Supremo.