Diplomacia

La aduana en Melilla y Ceuta sigue sin materializarse

La fecha de su apertura es una incógnita al igual que lo es el visto bueno de Rabat a la medida

Paso fronterizo de Beni-Enzar, el más importante de los cuatro que existen
Paso fronterizo de Beni-Enzar, el más importante de los cuatro que existenlarazon

La visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Rabat y su encuentro con el rey Mohamed VI trajo consigo el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral de la que quizá el aspecto más novedoso era la reapertura de la aduana en Melilla y la creación de una nueva en Ceuta. Cinco meses después, el compromiso no se ha materializado.

Además, de permanecer cerrado el paso a mercancías, la posible apertura de este paso terrestre fronterizo ha desatado cierta polémica, especialmente, a principios de este verano cuando el director general de la Administración de Aduanas e Impuestos Indirectos (ADII), Nabyl Lakhdar, anunció de manera sorpresiva que era imposible abrir este paso.

Primero expresó con nitidez que Rabat no contempla las creación de aduanas comerciales en Ceuta y Melilla y posteriormente matizó que se supedita a lo acordado tras la firma del acuerdo entre Madrid y Rabat. La liebre saltó tras una entrevista con el semanario francófono TelQuel, en la que el jefe de las Aduanas marroquíes aseveraba que para «entablar operaciones comerciales hace falta construir infraestructuras». «En estos momentos ni las condiciones geográficas lo permiten. Los pasos de Ceuta y Melilla son solo pequeños pasillos. El control aduanero exige mucho más que eso», aseguró en un principio el alto funcionario marroquí al ser preguntado si se contemplaba la «instauración de infraestructuras aduaneras de control de operaciones comerciales» en las fronteras de las dos ciudades autónomas. Tras el revuelo ocasionado por sus palabras, el Director de Aduanas matizó sus declaraciones e insistió en que se había malinterpretado y sacado de contexto sus palabras.

La puesta en marcha de esta frontera no es baladí ya que la apertura de sendas aduanas comerciales con Ceuta y Melilla, medida de profundo significado político, supondría el reconocimiento indirecto de la soberanía española sobre esas dos plazas africanas por parte del reino alauí. Sin embargo, cinco meses después de que Sánchez y el Rey Mohammed VI firmaran el nuevo acuerdo de vecindad, no hay rastro de la misma.

En dicha declaración, ambos gobiernos anunciaban que «la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías» se restablecería «de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo».Este punto tuvo una concreción bastante inmediata, con la reapertura el 15 de mayo de las fronteras terrestres con Marruecos, aunque solo a ciudadanos de la Unión Europa y con permiso para circulación en territorio Schengen, tras dos años y dos meses de cierre de los pasos fronterizos de El Tarajal, en Ceuta, y de Beni Enzar, en Melilla, como resultado de la pandemia.

A partir del 31 de mayo, arrancó una segunda fase que permitió el acceso a «los trabajadores transfronterizos legalmente reconocidos». Pero aún no se ha resuelto la situación para el resto de marroquíes. Hasta antes de la pandemia, los residentes en las provincias de Nador y Tetuán, fronterizas con las dos ciudades autónomas, estaban exentos de visado, pero dicha exención no se ha recuperado.

Pero al margen de la reanudación del tráfico de personas –que también se retomó por vía marítima– entre los dos países, estaba el de mercancías. En este sentido, durante la rueda de prensa que ofreció en Rabat, Sánchez indicó que se iba a reabrir la aduana de Melilla, que Marruecos cerró de forma unilateral en 2018, y se iba a proceder a la apertura de una instalación de este tipo en Ceuta, donde nunca existió, pese a que el Gobierno marroquí nunca lo confirmó.

El cierre de la aduana de Melilla tras más de seis décadas funcionando se interpretó como un paso más en la intención del país vecino de asfixiar la economía de la ciudad. Alrededor del 70% de las mercancías que entraban a Melilla pasaba a Marruecos, parte de ellas por la aduana, aunque también un volumen importante lo hacía en grandes bultos cargados por porteadores en la frontera de Barrio Chino, el denominado comercio atípico, al que, igual que en Ceuta, la pandemia y el cierre fronterizo pusieron fin en marzo de 2020.

Tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores como el Ministerio del Interior guardan silencio y apelan a la discreción en todo lo relativo a Marruecos y las gestiones que se hacen con el país vecino en lo que tiene que ver con esta cuestión.