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¿Cuál es la ciudad española con más altitud de Europa?

La orografía de un país ha influido históricamente en su desarrollo económico

Los núcleos de Escaldes-Engordany y Andorra la Vella vistos desde la carretera que los une con Encamp.
Los núcleos de Escaldes-Engordany y Andorra la Vella vistos desde la carretera que los une con Encamp.larazonEUROPA PRESS

España es el segundo país de Europa con mayor altitud media, solo por detrás de Suiza. Y, en nuestro país, sobre todo, destaca la altitud media de una extensísima parte de la superficie del territorio: la Meseta, que ocupa 211.000 kilómetros cuadrados de los poco más de 500.000 que hay en toda España, tiene una altitud media cercana a los 700 metros. Y es ahí donde se encuentra Madrid, a 655 metros de altitud, convirtiéndose en la segunda capital más elevada de Europa, solo por detrás de Andorra la Vella (1.023 metros).

Esta elevada altitud es poco común en el resto de capitales europeas, que suelen estar a menor altura y rodeadas de ríos navegables para garantizar una mejor comunicación y accesibilidad. En este sentido, con solo echar un ojo al resto de las principales capitales europeas, queda perfectamente constatado: Londres (11 metros), Bruselas (13), Roma (21), Berlín (34) o París (35). Incluso aquellas que tienen una elevación un poco mayor, tampoco escalan hasta los más de 600 metros de Madrid: Budapest (102), Bratislava (134), Moscú (156) o Viena (190) tienen una altitud media bastante más baja. Tan solo Berna (Suiza) se acerca algo más a Madrid con sus 540 metros de altitud.

Felipe II tuvo en 1561 también entre sus manos la posibilidad de situar la capital en una ciudad con unas condiciones geográficas prácticamente parecidas a las del resto de las grandes capitales europeas, porque pudo haber trasladado la capital a Sevilla (7) o Barcelona (12). Sin embargo, según cuentan los estudiosos, una de las principales razones que condujo al Rey a trasladar a Madrid la capital fue que, precisamente, era un solar, un área sin “poderosos” en la que nadie podía hacerle sombra, no había ninguna familia nobiliaria allí instalada.

Es decir, la decisión obedecía principalmente a cuestiones políticas y personales: en ningún caso, económicas, algo que muchos historiadores y economistas han lamentado porque ha lastrado el desarrollo de España en su conjunto. Una gran parte de la actividad económica estaba, precisamente, concentrada en Barcelona o Sevilla, y Madrid escapaba a los flujos comerciales, importadores de avances, innovaciones y desarrollo.

Esta circunstancia se sumaba, además, a las dificultades comunicativas que ha habido a lo largo de la historia en España por culpa de la orografía: como expone el conocido catedrático de Estructura Económica Ramon Tamames, el aislamiento de las distintas regiones de España ha sido relevante durante mucho tiempo, hasta la llegada de medios de transporte como el ferrocarril. Tan compleja es la orografía que, incluso, la construcción de líneas de ferrocarril ha albergado dificultades en determinadas zonas del territorio.