A juicio

La Fiscalía pide 66 años para una célula que planeaba atentar contra yates de magnates rusos en Barcelona

Solicita de ocho a 14 años de cárcel para sus seis supuestos integrantes, a quienes el Daesh habría marcado los objetivos

El megayate ruso ‘Valerie’, anclado en el Puerto de Barcelona
El megayate ruso ‘Valerie’, anclado en el Puerto de BarcelonaDavid OllerEuropa Press

Tras un proceso de radicalización en los postulados del yihadismo radical del Daesh entre 2016 y 2018 y adiestrarse en el manejo de explosivos, estaban preparados para actuar, con un objetivo prioritario: la comisión de atentados contra intereses rusos en Barcelona. Así lo cree al menos la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que solicita penas de prisión de ocho a 14 años para seis supuestos integrantes de una célula islamista afincada en la ciudad condal por el acusado R. H. y de la que también formaban parte presuntamente O. N. (a quien se le imputa haber desarrollado funciones de “formación, información y contacto” con el Daesh); H. S. (en funciones de “informática y telecomunicación”), L. A., encargado de identificar a los objetivos; H. H. y Y. M. B. Los seis serán juzgados en la Audiencia Nacional a partir del lunes.

Fue precisamente el supuesto líder de la célula -para quien la Fiscalía reclama 14 años de prisión por un delito de integración en organización terrorista en grado de dirigente- el que, asegura el Ministerio Público, “siguiendo la selección de objetivos realizada por el ISIS y sus indicaciones de perpetrar atentados contra intereses rusos”, decidió que la cedula se pusiera manos a la obra. Un propósito que, señala el escrito de acusación de la Fiscalía, “era plenamente compartido” por L. A., que habría sido el encargado de contactar con H. H. “para concretar los objetivos de interés rusos en la ciudad condal”.

Este último trabajaba en el puerto de Barcelona, concretamente en la empresa Mediterranian Yacht Painters, encargada de prestar servicios de reparación y mantenimiento de yates de lujo. Fue él quien presuntamente le señaló los objetivos a L.A., que fotografió tres yates propiedad de empresarios rusos que se encontraban anclados en el puerto de Barcelona, unas instantáneas que dejó almacenadas en su móvil.

“En disposición de actuar”

Esas embarcaciones, habituales en el puerto de Barcelona, donde han atracado en diferentes periodos entre 2016 y 2018, eran los yates “Radiant”, que fue construido por el oligarca ruso Boris Berezovsky (fallecido en 2013), el “Dilbar” del magnate Alisher Usmánov y el “Hermitage”, del empresario metalúrgico Anatoly Sedikh.

Con ese mismo afán, el 28 de septiembre de 2017, O. N. y el propio R. H. siguieron por Barcelona a un ciudadano ruso comentando el primero al segundo que si se presentaba una ocasión propicia “le joderán” porque “como es ruso, está en contra del Estado, que jodan a su puta madre, hacemos que pierda una rueda, aunque no lo trabajemos, le joderemos una rueda”.

La supuesta célula “se encontraba en disposición de actuar en Barcelona, para lo que no solo se habían formado teóricamente en los postulados del salafismo yihadista radical, sino que además se habían adiestrado en la elaboración de explosivos y en el manejo de otro tipo de armas y habían iniciado el proceso para proveerse del armamento necesario”, asegura la Fiscalía. Según el relato de la acusación pública, la célula contó con la “ayuda esencial” de Y. M. B. para “la pretendida obtención de armamento”, y de H. H. para “la aportación de datos sobre los objetivos y facilitar el acceso a los mismos”.

“Comunicación directa” con el Daesh

Toda la actividad desplegada por la cédula se desarrolló “en consonancia con el ideario del Daesh”. Su líder utilizaba un nombre falso en España para “así ocultar la relación de su padre y su tío con el GIA (brazo armado del FIS, el Frente Islámico de Salvación Argelino). Con ese propósito, R. H. convocaba reuniones “para formarse en la ideología salafista radical, suministraba material propagandístico de corte yihadista apto para el consumo de los miembros de la cédula y de terceros, imponía normas de conducta y medidas de seguridad, distribuía las tareas y fijaba objetivos”.

A través de O. N., la célula estaba en contacto con ISIS en Oriente Próximo “a través de un complejo sistema consistente en el uso encadenado de diversas aplicaciones, ajenas entre sí y validadas previamente por la división de tecnología del Estado Islámico”.

Uno de sus miembros accedió el 19 de marzo de 2018 a un foro de captación de muyahidines que requería de autorización de los administradores, por lo que se tuvo que registrar, acreditar referencias de otros usuarios como aval y precisar su ubicación, lo que le permitió tener “comunicación directa con los administradores del foro, es decir, con personas vinculadas al Daesh”.

“Los degollaremos como corderos”

Además, según el Ministerio Público la supuesta célula se dedicaba también a la captación de muyahidines. Así, el 5 de octubre de 2017 O. N. le cantó por teléfono a su interlocutor el nasheed (cánticos que Daesh utiliza como himnos propagandísticos) titulado “somos los que anhelan el martirio” que decía: “No retrocederemos en nuestros pasos/Nos adelantaremos a la muerte con satisfacción/Con la muerte empieza mi vida/Prepararemos coches bomba/Y con ellos destruiremos a los tiranos/Los degollaremos como corderos”.

Para mantener la “cohesión ideológica”, el líder de la red yihadista “convocaba reuniones a las que acudían los demás miembros del grupo y terceras personas de su confianza”, que se celebraban “en lugares aparatados y discretos” como el espigón de la playa de La Mar Bella de Barcelona, una zona de recreo de la Avenida Lluís Companys (donde solían acudir de noche) y el interior de un bar del Born.

Una vez dispuestos a pasar a la acción, la prioridad fue “dotar al grupo del necesario armamento y, en buena lógica, de la capacidad y habilidad de emplearlo”.

Ofrecimiento de un arsenal en prisión

Durante su estancia en el Centro Penitenciario Brians-1, R. H. contactó con otro de los acusados, Y. M. B. (para quien la Fiscalía pide ocho años de cárcel por colaboración con organización terrorista), que se encuentra cumpliendo condena de prisión por tráfico de armas de guerra, con el objetivo de que, una vez en libertad, “pudiera facilitarle el acceso a armas con la correspondiente indicación de precios”. El recluso le llegó a ofrecer por 4.500 euros un subfusil automático UZI estándar, 15 armas cortas Beretta, Glock 19, Browning y Remington por 800 euros cada una, dos pistolas semiautomáticas con silenciador por 800 y 900 euros u revólveres Magnum a 600 euros la unidad.

Además, el 22 de agosto de 2016, R. H. accedió a páginas web sobre los denominados “lobos solitarios” y en las que se animaba a atentar en Europa. Un año después, el 20 de agosto de 2017, pocos días después del atentado yihadista en Las Ramblas, R. H. consultó contenido digital sobre el “material explosivo necesario para fabricar artefactos caseros”, una página en la que se “anima a actuar en occidente”.

La célula también llevaba a cabo un “proselitismo activo”, por lo que buscaba captar a futuros muyahidines. Durante su estancia en prisión, R. H. trató de captar a un testigo protegido “para que se uniera a la yihad a modo de muyahadin”.