José Antonio Vera
Una afrenta innecesaria
Si eres víctima o guardia civil, tienes todas las de perder
Ahora resulta que los que van a ganar la guerra son los que la perdieron. ETA, con Batasuna, Jarrai, EH, Sortu y Bildu, que en realidad eran o son parte de lo mismo, fue derrotada por las Fuerzas de Seguridad y por la Democracia después de haber matado a 853 personas en 3.500 atentados terroristas con 7.000 víctimas, y tras haber destrozado a familias enteras y arruinado sus vidas, entre ellas las de 200 guardias civiles. Los de ETA mataban, los de Jarrai jaleaban, los batasunos movían el árbol y los de Bildu recogen ahora las nueces. Es lo que decía sin ambages el orate Arzallus a sus cachorros jeltzales. Cuando le preguntaron otrora al exetarra Otegi si apoyaría los presupuestos del PSOE, el apologeta líder bildutarra respondió a su militancia que harían lo que fuese con tal de conseguir que los presos de ETA, encarcelados por matar o extorsionar, fueran abandonando la prisión. «Tenemos a 200 ahí dentro –dijo–. Y esos 200 tienen que salir de la cárcel. Si para eso hay que votar los presupuestos, pues los votaremos. Así de claro y alto os lo decimos». Dicho y hecho. Bildu apoyó y el PSOE empezó a cumplir. De aquellos 200 que decía Otegi ya sólo hay 177 entre rejas (cuando la banda fue derrotada los encarcelados eran 673 ). Están saliendo poco a poco y tres de cada cuatro de los que aún siguen en prisión cumplen ya condena en cárceles del País Vasco o Navarra. Primera victoria del tardo-etarrismo. Además, Otegi y Mertxe Aizpurúa han logrado una Ley de Memoria Democrática que condena al GAL y a sus presuntos cerebros (o sea, González etc.), mientras que pasa de puntillas por los crímenes o delitos por ellos cometidos. Segunda victoria. Y ocurre también que los herederos de ETA, debidamente blanqueados aunque no arrepentidos, participan en todas las decisiones relevantes del Gobierno, desde la ley que excarcela violadores hasta la de transexualidad, la que despenalizará el golpismo sedicioso o la rebaja a la malversación, si es que finalmente se atreven.
De modo que sí, seguro que hay quien nos llama exagerados a los que decimos que al final están ganando los que perdieron. Exagerados, extremistas o fascistas. Tal es la terminología al uso de social-podemismo gobernante. Terminología que sirve igual para uno del PP que de Vox o Cs, o incluso para las víctimas. Si eres víctima o guardia civil, tienes todas las de perder en el actual momento político. Tal es la cruda realidad. Total, lo guardias civiles no tienen grupo parlamentario ni diputados en las Cortes. No pueden salvarle al Gobierno los presupuestos ni ley alguna de ningún tipo. Bildu posee la herramienta, la utiliza y el Ejecutivo se la compra, sin importarle nada si en el pasado dijo el presidente que jamás pactaría con los herederos de ETA.
Sin importar la persecución que durante años sufrió la Guardia Civil de manos de sus torturadores, ha acordado este Gobierno trasladar a los 204 miembros de la Benemérita destinados en Navarra, accediendo a la exigencia bildutarra de expulsarlos. Es lo que siempre pidió la banda en sus comunicados y que ahora consiguen. «Txakurras, kampora», fuera guardias civiles de Eukal Herría. Dice con razón el diputado García Adanero que pactar con Bildu-Batasuna es un insulto a la Benemérita. Opinión que coincide con la de los sindicatos del Cuerpo. Jucil habla de «traición» y la Unión de Oficiales, de «desprecio». Tienen razón. Pactar con los que decían «ETA mátalos» cada vez que saltaba por los aires un autobús repleto de guardias civiles o lanzaban granadas contra las casas-cuartel con niños dentro, no es algo que puedan fácilmente comprender los miembros de este sacrificado cuerpo, objeto de todo tipo de ataques por parte de quienes siempre quisieron destruirlo. Al menos, podrían haber hablado antes con ellos, en vez de incurrir en esta afrenta innecesaria.
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