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Juan Carlos Campo: el encargado de los indultos del «procés»

Juan Carlos Campo, en la imagen cuando ocupaba su escaño de ministro en el Congreso de los Diputados
Juan Carlos Campo, en la imagen cuando ocupaba su escaño de ministro en el Congreso de los DiputadosPool EfeGTRES

Se lo dijo Pedro Sánchez el día que lo cesó como ministro de Justicia: «Espera, que la política es tiempo». Y así se ha cumplido. Juan Carlos Campo Moreno, magistrado y titular de Justicia en el Gobierno de coalición social-comunista en sustitución de Dolores Delgado, se tragó el sapo de los indultos a los líderes independentistas del «procés» y volvió a su puesto en la Audiencia Nacional. Desde entonces ha llevado una trayectoria muy discreta, pero el presidente del Gobierno nunca olvidó su nombre. Así, este nombramiento para el Tribunal Constitucional, un puesto con el que todo juez sueña algún día, es todo un desagravio hacia quien tuvo que firmar los indultos y, además, protagonizó una sesión acalorada en el Congreso de los Diputados. La tarde que afirmó que España estaba dentro de otro tiempo, y necesitaba una gran reforma legislativa y un nuevo proceso constituyente.

Aquello desató las iras de la oposición y el PP se puso de uñas, hasta que Campo fue cesado por Sánchez y sustituido por Pilar Llop, alguien mucho más silencioso que pasa de puntillas por el Ministerio de Justicia. Nacido en la localidad sevillana de Osuna y doctor en Derecho por la Universidad de Cádiz, ingresó en la carrera judicial en 1987 con una larga lista de destinos: Sanlúcar de Barrameda, Jérez de la Frontera, Cádiz y el Consejo General del Poder Judicial, donde fue nombrado vocal a propuesta del PSOE. Antes había desempeñado varios cargos en la Junta de Andalucía, con Manuel Chaves de presidente, y fue diputado en el Congreso durante tres legislaturas como responsable de Justicia. Bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue alto cargo con el entonces ministro Francisco Caamaño.

Sevillano de nacimiento y gaditano de adopción, como él mismo se define, es un hombre templado y afable. Divorciado, padre de dos hijas, comparte ahora pareja con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Hace tiempo que ambos no se ocultan, es frecuente verles los fines de semana por la sierra madrileña y en verano en la costa gaditana, en Zahara de los Atunes, donde Campo posee una casa. Se mueve con soltura en el mundo de jueces y fiscales, está claro que Pedro Sánchez le ha premiado por sus silencios y, sobre todo, por el marrón de batutar los indultos del «procés». De aquellos días, le viene ahora a Juan Carlos Campo la recompensa. Un ministro rescatado en toda regla.