Tribunales
El ‘Pequeño Nicolás’ suma una tercera condena por hacerse pasar por enviado del CNI
La Audiencia Provincial de Madrid concluye en el caso de la finca de La Lamedilla que el joven cometió un delito de usurpación de función pública y otro de falsedad documental, pero lo absuelve de la estafa
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como ‘El Pequeño Nicolás’ a un total de tres años y cinco meses de prisión por un delito de usurpación de función pública y otro de falsedad documental por un caso relacionado con la venta de la finca de La Lamedilla. Los jueces concluyen que el joven se hizo pasar por un enviado del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y de la vicepresidencia del Gobierno ante el empresario dueño del terreno, pero lo exculpan del delito de estafa porque el propio perjudicado dijo no sentirse estafado. La Fiscalía pedía para él una pena de seis años de cárcel.
Los hechos se remontan a octubre 2014 cuando, según la sentencia de la Sección Séptima de la Audiencia, Nicolás “mantenía relaciones con importantes empresarios, políticos y autoridades” y fue en ese contexto cuando conoció al empresario Javier Martínez de la Hidalga. El joven se anunciaba como un referente para las operaciones económicas y quiso ayudarlo a vender la finca ubicada en Toledo a miembros del Gobierno de Guinea Ecuatorial. El empresario quiso dar un dinero a Nicolás por la gestión y acudieron a una sucursal del banco Santander de Madrid donde, tras reunirse con el director, le llegaron a transmitir “que tenía un problema con Hacienda y quería llevarse todo el efectivo que tuviera en el banco para que no lo embargasen”, según la versión del empleado bancario. Finalmente sacaron 25.000 euros que se quedó el joven, pero cuando la mujer del empresario se enteró lo pidió de vuelta. Y como fue entregado (esa misma tarde el ‘Pequeño Nicolás’ ya les devolvió 10.000 euros en un sobre), el tribunal no ve fraude alguno.
El juicio terminó a principios de noviembre y el tribunal considera que la declaración de los policías y de los testigos son pruebas “contundentes” para acreditar la conducta ilícita del acusado. “Con la clara intención de aparentar” su condición de empleado vinculado a la vicepresidencia del Gobierno, en ese momento encabezada por Soraya Sáenz de Santamaría, y al CNI, Nicolás acudía a las reuniones con empresarios en coches de alta gama con conductor previamente contratados con rotativos luminosos.
En esta línea, el acusado también confeccionó informes falsos en un Work Center que los agentes de Asuntos Internos de la Policía Nacional terminaron por descubrir. Documentos con el escudo de la Casa Real, con el membrete Casa de S.M. El Rey, y otro con el escudo constitucional y membrete de Palacio de la Moncloa. Él esgrimió que todo eso lo hizo “para tirarse el pisto”.
El tribunal considera que las justificaciones ofrecidas por él “no se sostienen y que ha resultado acreditado que el acusado confeccionó y utilizó determinados documentos con apariencia de oficiales”. El hecho de que Nicolás tuviera en su mano estos documentos que luego fueron intervenidos por la Policía “hacen descartar que dicha falsificación fuera inocua o burda” y “respaldan la peligrosidad y/o potencialidad falsaria” de los informes. Aquí consideran acreditada la falsedad documental y no es necesario, ni siquiera, que se pusieran en tráfico.
El joven fue detenido el 14 de octubre de 2014 y esta sentencia con fecha del pasado 24 de noviembre es ya la tercera condena que acumula con cárcel, si bien las otras dos están recurridas en el Tribunal Supremo.
La reunión del banco
Las discrepancias de versiones durante el juicio impusieron distintos matices sobre la reunión en el banco Santander. Los magistrados han dado por probada, en líneas generales, lo que describió el propio director de la sucursal: que el ‘Pequeño Nicolás’ simuló hablar por teléfono con Sáenz de Santamaría; que le propusieron poner todo el dinero del empresario a nombre de otra persona; que el joven dijo no tener nómina por ser agente del CNI y que colocó “intencionadamente” un documento escrito en el que aparecía la bandera de España y un membrete de altas instituciones del Estado.
Como el director se quedó “absolutamente extrañado por las características de las operaciones propuestas”, consultó a los servicios de seguridad del banco y alertó a la mujer de Martínez de la Hidalga.
Estafa
Durante el juicio, Nicolás negó que hubiera pactado 300.000 euros con el empresario por la gestión de la venta de la finca. Explicó que fue el exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos el que en una comida le facilitó el contacto de Teodorín, vicepresidente del Gobierno de Guinea Ecuatorial, que quería tener una propiedad en España, “una finca grande, con campo lo más cerca posible a Madrid”. La versión del joven y la de todos los afectados que en el juicio coincidió en que la visita al banco no tenía nada que ver con una deuda con Hacienda lo que, según los jueces, choca “diametralmente con el testimonio del director de la sucursal”.
“Desde luego hay que resaltar especialmente, la insistente versión inamovible de de la Hidalga ofrecida en el juicio oral sobre que el único objetivo de la visita al banco de Santander junto con el acusado fue la de hacer una provisión de fondos a favor del acusado por su intermediación en las negociaciones para conseguir la ansiada venta de la finca de Toledo”, dice la sentencia. Los togados explican que, aunque en el domicilio de Nicolás se encontraron documentos “comprometidos” sobre esta cuestión, “no se ha practicado prueba de cargo suficiente para entender probado que el acusado utilizara engaño bastante para mover la voluntad de la presunta víctima”. En base al in dubio pro reo que se invoca en la sentencia, el ‘Pequeño Nicolás’ se libra de la mayor acusación.
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